Comienza la X Legislatura

Hoy, martes 13, comienza la X Legislatura de la democracia española. Es la primera oportunidad en la que quedará clara la amplia mayoría absoluta del PP. Se ha notado ya en la constitución de la mesa del Congreso. El PP tendrá allí mayoría, tal y como le corresponde por los resultados electorales, y el PSOE se quedará con tres puestos. Es lo que toca. El PP cedió un puesto a CiU en la mesa de la Cámara Baja en lo que alguns interpretan como el primero de los muchos acuerdos que se avecinan entre PP y CiU en esta legislatura. CiU necesita el apoyo del PP en Cataluña, al menos en algunas cuestiones como la política económica de recortes en la que no encontraría otros apoyos, y al PP le agradará poder contar con algún apoyo fuera de su partido a las delicadas medidas que va a tomar en breve. Es lógico, por lo tanto, que veamos en esta décima legislatura un cierto acercamiento entre PP y CiU. La duda es cuánto durará, ya que no conviene olvidar que la bandera del partido catalán en la campaña electoral era lograr un pacto fiscal para Cataluña por el que, a priori, Rajoy no estaría dispuesto a pasar.

Son cuestiones menores, en su mayoría, las que se han abordado hasta ahora. La composición de la mesa deja ya, eso sí, un mosqueo monumental por parte de Izquierda Unida. El partido liderado por Cayo Lara quería entrar en la mesa, pero no estará presente por lo que el coordinador general de IU, siempre tan directo, ha pronosticado una legislatura "calentita". Al margen de otras cuestiones, es cierto que en el pasado IU sí estuvo en la mesa con menos diputados que los que tiene ahora. Como siempre en estos casos, una cosa es lo que diga la ley o los reglamentos y otra bien distinta lo que sería más razonable. Que la tercera fuerza política en número de votos no esté presente en la mesa del Congreso no parece muy explicable. El PP debería haber cedido un puesto o se deberían haber buscado fórmulas. Es entendible que IU achaque esta exclusión al bipartidismo y que sea expuesta como un nuevo ejemplo de lo injusto de la Ley Electoral y de que hay errores serios en el funcionamiento parlamentario y electoral que deberían ser resueltos.

No es menor la elección de los presidentes del Congreso y el Senado. Ayer Mariano Rajoy propuso a sus candidatos y hoy las Cortes dispondrán que así sea merced a la cómoda mayoría que tiene el PP en ambas cámaras. Pío García Escudero será el presidente del Senado como era de esperar. Lo previsible acaba ahí. Aunque sonó, como tantos otros, en las quinielas, Jesús Posada no era el máximo favorito para presidir el Congreso. Ocupará este puesto. El portavoz del PP en el Congreso será Alfonso Alonso y José Manuel Barreiro ejercerá esta función en el Senado. Parece que la elección de Posada para ser presidente del Congreso ha sido bastante bien recibida, y no sólo en el seno del PP. Tiene un perfil poco político y es respetado en la Cámara Baja. Se destaca de él su carácter dialogante, algo que será muy necesario en un Congreso con 13 partidos políticos.

Otras dos cuestiones procedimentales centran estos primeros momentos de la nueva legislatura. Hablo de las aspiraciones de Amaiur y UPyD de formar grupo parlamentario propio. Sus situaciones son diferentes, pero creo que con ambos se debería hacer una excepción. En el caso de Amaiur, les falta un mínimo porcentaje de votos en Navarra, pero sí lo consigue en el País Vasco. Podría incluso formar un grupo con sus seis diputados por el País Vasco, así que no creo que vayan a terminar en el Grupo Mixto. Sólo una lectura demasiado estricta del reglamento dejaría a Amaiur sin grupo parlamentario propio. Algo similar sucede con UPyD. Para formar grupo propio se necesita cinco diputados (los tienen) y un 5% de votos en todo el territorio nacional. Se quedan a unas pocas décimas de cumplir este requisito. Con la ley en la mano, no tendrían derecho a formar grupo, pero sería injusto que tuvieran que irse al Grupo Mixto. Estos dos partidos, tan distantes en la ideología, deberían tener grupo propio. No es tampoco una cuestión sin importancia que en la Cámara hay 13 partidos y, si de verdad se quiere escuchar la voz de todos, no tendría ningún sentido ponerse exquisitos y mandar a estos dos partidos a un Gruo Mixto que dejaría a muchas formaciones con poquito tiempo para exponer sus posturas en cada debate.

Si había quinielas sobre quién sería presidente del Congreso y del Senado, ni que decir tiene que hay muchas más sobre quiénes serán ministros. Ayer muchos ministrables superaron la primera prueba. Celebrarían no ser elegidos presidentes de ninguna de las dos cámaras. Puede que alguno de los que lo festejaran ayer creyendo que eso les acercaba a un ministerio terminen pensando que ojalá al menos hubieran ocupado ese puesto. Si todos los que suenan como posibles ministros y todos los que están dispuestos a ocupar una cartera accedieran al gobierno, Rajoy podría perfectamente formar cuatro o cinco ejecutivos diferentes. Con tanto de donde elegir, no lo tendrá fácil. Lo deseable es que acierte y que, elija a quien elija, los nuevos ministros de España estén a la altura de la difícil tarea que se les encomendará. Ya queda menos para saber quiénes serán los elegidos. Me parece muy acertada la política que está llevando Rajoy en este sentido. Está evitando filtraciones y ha dejado claro que lo que se publique o lo que suene en los medios no habrá salido de él. Acierta al gestionar de este modo su elección.

Este legislatura será muy importante por varias cuestiones. Será la primera legislatura que comienza sin la amenaza directa del terrorismo etarra. Amaiur estará en el Congreso y, queramos o no, escucharemos por boca de sus diputados un monotema, el mismo discurso repetido una y otra vez: acercamiento de presos, amnistía, negocación política, etc. Por lo tanto, la lucha contra el terrorismo en el terreno político tendrá dos grandes retos en esta legislatura: dar los pasos adecuados para consolidar el final de ETA y evitar pasos atrás, siempre desde el mayor consenso posible; y soportar de la mejor manera posible la cantinela de Amaiur. El otro gran reto político de esta legislatura es, naturalmente, combatir la crisis económica. Las previsiones que se van conociendo para el próximo año sobre la economía española son negras tirando a desoladoras. Se crecerá poco y el paro seguirá subiendo. El desempleo debe ser la obsesión de todos y cada uno de los parlamentarios. Ninguna ayuda será mal recibida y ninguna actitud poco constructiva servirá para salir de este bache.

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