33 años de Constitución

El próximo año se cumple el Bicentenario de La Pepa, la Constitución liberal de Cádiz de 1812 tan importante e histórica. Hoy celebramos los 33 años de la Carta Magna que en 1978 los españoles nos dimos como marco que regula nuestra convivencia, que garantiza la democracia y los derechos de todos los ciudadanos y, en definitiva, que consagraba el éxito de la Transición a la democracia en nuestro país tras la muerte de Franco y que sigue siendo, a día de hoy, el mejor símbolo del Estado social y democrático de derecho que es nuestro país, tal y como se recoge precisamente en nuestra Constitución. Hoy, como todos los seis de diciembre, ha habido un acto de celebración en el Congreso de los Diputados. También es habitual el plantón dado por algunos partidos minoritarios como PNV o CiU. Siempre se ha dicho que es de muy desagradecidos morder la mano del que te da de comer.

Por ahí, por los ausentes, es por donde quiero empezar. Vamos por partes. Amaiur no estuvo, naturalmente. A esa gente todo lo que suene a democracia, a español y a respeto a quienes piensan diferente les produce sarpullidos. Algo similar le pasa a PNV y CiU. Por motivos obvios, su historia de desplantes a la Carta Magna es más dilatada. Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña, dice que la Constitución ya no vale porque el TC recortó el Estatuto de Cataluña. Es el clásico argumento simplón de aceptar el sistema y las instituciones siempre que podamos sacar provecho de ellas y no nos lleven la contraria. El PNV anda enredado en una batalla con Amaiur por ver quién es más nacionalista vasco y quién desprecia más al Estado español y sus símbolos. No acudir a la fiesta de la Constitución es un gesto obligado para no quedar atrás en esta carrera. ERC, BNG y Geroa Bai también han preferido hacer puente o, al menos, no pasarse por Madrid para festejar la Constitución.

Mención especial merece Izquierda Unida. Su líder, Cayo Lara, tiene un notable historial de actuaciones populistas y poco responsables, muy de cara a la galería. "Festejan lo que cada día violan", dijo. El caso es que fue al Congreso sólo para decir que no iba a asistir a los festejos porque no hay nada que celebrar. Para eso se podía haber quedado en casa. Debe de ser que sabía que los periodistas estaban todos allí y era la mejor manera de dejar presente su opinión sobre el tema. La ausencia dice más que la presencia en busca de focos para decir que no se va. IU se comprometió a muchas cosas durante la campaña, y una de ellas es hacer guiños de toda clase al 15-M. Sus líderes creen que tienen que pensar como pensaría un indignado, y no es muy presentable ante este grupo que, por cierto, parece haberse evaporado, presentarse en el Congreso a festejar los 33 años de la Constitución. Para ellos debe de ser como un texto maldito.

Naturalmente todos los que no fueron a celebrar la Constitución están en su pleno derecho a no asistir. Sobre los nacionalistas que tanto parecen abominar todo lo que suene a español, convendría recordarles que son diputados del Congreso español y que la Carta Magna recoge claramente el respeto a la pluralidad de España. Sobre IU, lo de ayer fue sólo un gesto de cara a la galería, como digo. Todos tendrán motivos sobrados para no ir al Congreso a festejar el aniversario de la Constitución de 1978, por lo que es perfectamente respetable su ausencia. Tanto como defender que, con sus múltiples defectos, con las muchas veces en que no se aplica de forma efectiva, con los muchos errores que se cometen, la Carta Magna y el sistema democrático que establece es válido y puede ser motivo de orgullo para todos. Hoy está mucho más de moda criticarlo todo y decir que esto un desastre que defender lo positivo del sistema. Recuerdo que antes de la Constitución en España se vivíaen una dictadura y que ese texto legal fue el símbolo de la admirable voluntad de progreso y esfuerzo de todos los españoles de la época.

Claro que habrá fallos y claro que se podría mejorar, pero no puede evitar pensar que hacer un desplante a los actos de celebración del aniversario de la Carta Magna es hacer de menos el ejemplar proceso de la Transición española, la excelente labor de tantas personas en aquellos años difíciles y lo mucho que significó para nuestro país ese texto. La actitud crítica es siempre deseable y muy de agradecer. Los nacionalistas pueden pensar que en la Constitución se deberían recoger más referencias a sus terrotorios o que se deberían aplicar mejor algunos preceptos, otros pueden pensar que en realidad no se está cumpliendo lo escrito en la Carta Magna. De acuerdo, todos pueden tener razón, pero decir Constitución en España (y en el resto de Estados democráticos) es decir democracia, libertad, derechos... No acudir a los actos de celebración es muy respetable, pero deberían tener claro quienes desprecian la Constitución que también son sus derechos y sus libertades las que están garantizadas en esa ley de leyes.

¿Cambios? ¿Mejoras? Adelante con ellas. Durante demasiado tiempo hemos tenido a la Constitución como oro en paño, como algo sagrado que no podía tocar. Esta mentalidad debe cambiar. Cambió de mala manera porque Merkel nos obligó a reformarla para recoger exigencias de déficit. Debe cambiar en otro sentido, en el de hacer de la Carta Magna algo vivo que no temamos reformar cuando exista la necesidad y el consenso necesario para ello. No es admisible, por ejemplo, que la Consitución recoja una clara discriminación a las mujeres en relación a la sucesión en la Corona. También se deberá modificar de forma urgente las funciones del Senado. Esa Cámara debe sr útil de verdad, porque para gastar dinero en traductores simultáneos y recoger a políticos en retirada en busca de una plácida jubiliación, bien podríamos montar otra cosa, o directamente no gastar dinero publico en algo que no sirve para casi nada.

A veces pienso que defiendo la Transición española y todo lo que ese proceso significó para nuestro país mucho más que gente que vivió ese tiempo. La moda entre la gente de mi edad, jóvenes que sólo hemos vivido en democracia, es criticar duramente la Transición. Sólo vemos fallos y generalmente somos incapaces de reconocer los muchos méritos de esa época crucial para la democracia española. Yo soy un firme defensor de la Transición. Creo que los españoles de aquel momento hicieron un esfuerzo admirable y nunca bien reconocido por las generaciones posteriores. Su altura de miras, su voluntad de diálogo y pacto, su responsabilidad y su generosidad son valores igual de válidos entonces que ahora y que no podemos obviar. Pudieron cometer errores, pero les debemos haber nacido en democracia y saber lo que sabemos de dictaduras y falta de libertades por los libros de Historia. Gracias a todos ellos.

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