Correcto e interesante, pero poco trascendente

Sinceramente a mí sí me gustó el debate, o mejor tendría que decir que me gustaron algunas fases del debate. En cuanto a la intensidad, creo que fue de más a menos, algo que era esperable, por otro lado. Se comenzó con el bloque más largo y más importante: el de la economía. Allí Rajoy tenía el discurso hecho (literalmente escrito) y le bastó con recordar que Rubalcaba, miembro fuerte del gobierno en los últimos años, es corresponsable de la dramática situación del paro en España. Rubalcaba, que tenía en este primer bloque su reto más serio, salió bien al paso y dijo algo sensato: los millones de parados esperan de nosotros esta noche algo más que recordarles que están parados. Lo que sucede es que el candidato socialista no puede desligarse tan fácilmente de la labor del gobierno socialista en materia de empleo. En todo caso, faltaron propuestas por parte de Rajoy.

El primer bloque fue, como digo, el más intenso. Rubalcaba adoptó la actitud de entrevistador del candidato popular. Esto tiene dos vertientes, una positiva para él y otra negativa. La positiva es que fue él quien tomó la iniciativa del debate y marcó las pautas del mismo con sus preguntas a Rajoy. La negativa es que por momentos daba por sentado que el candidato del PP iba a ser el próximo presidente del gobierno. El candidato socialista hizo preguntas directas a Rajoy y éste no respondió de forma contundente. De todos modos, tenía razón el candidato popular al afirmar que Rubalcaba debería juzgarle o criticarlo por lo que diga o haga, pero no por lo que él piense que va a hacer. La idea de que el PP tiene un programa oculto puede terminar resultando ser cierta si esta formación llega al gobierno, pero no se puede centrar todo en atemorizar a la gente con supuestas intenciones ocultas.

Los dos candidatos estuvieron correctos. Ambos mostraron tablas. Hay dos momentos en los que se vio que se estaban enfrentando dos buenos parlamentarios. El primero de ellos, cuando Rajoy llamó a Rubalcaba Rodríguez Zapatero, por aquello de la falta de costumbre, y el líder popular dijo que era porque había estado debatiendo con él en la pasada campaña electoral. "Lo recuerdo", dijo Rubalcaba, "perdió usted el debate". El otro momento interesante en este sentido fue cuando Rajoy le dijo a Rubalcaba que tampoco le iba tan mal el debate, que no se pusiera nervioso. El candidato socialista tenía que arriesgar y adoptó una actitud más agresiva, pero no maleducada como se puede leer hoy en algunos periódicos. Le tiró a Rajoy unos cuantos golpes que el líder popular frenó, por rega general, de forma más o menos acertada.

Si el primer bloque favorecía a Rajoy, debido a la crisis económica de la que muchos culpan al gobierno socialista, el segundo era más propicio para Rubalcaba, ya que tocaba hablar de derechos sociales. El líder del PP comenzó este segundo bloque, como estaba estipulado, y defendió la sanidad, la educación y las pensiones. Rubalcaba, consciente de que había llegado el momento en el que podía poner en más aprietos a su adversario, recordó que el PP se opuso en el pasado a todas las leyes que ampliaban derechos en España, desde la ley del divorcio hasta el matrimonio de homosexuales o la ley de igualdad. El candidato socialista expuso su preocupación por la financiación de la sanidad pública y le echó en cara a Rajoy que en su programa no se decía nada de este punto. Rubalcaba demostró que había estudiado a fondo el programa del PP y lo tildó de "deliberadamente ambiguo".

El candidato socialista, retomando el papel de entrevistador o formulador de preguntas, interrogó a Rajoy en dos ocasiones sobre el recurso de su partido ante el Tribunal Constitucional contra la ley de matrimonios homsexuales. En la primera ocasión no entró Rajoy, pero en la segunda vino a decir que lo único que él no ve bien es el nombre y declaró que el hecho de llamar matrimonio a las uniones de personas del mismo sexo es buscar la división y el enfrentamiento. En cualquier caso, dejó claro que no retirará el recurso, pues afirmó que hay que esperar a ver lo que dice el TC. Ahí Rubalcaba se apuntó un tanto, pues de la respuesta de Rajoy se deduce que no tiene intención de retirar el recurso contra los matrimonios homosexuales.

La Comunidad de Madrid y la de Valencia, gobernadas por el PP, salieron a la palestra durante el debate. Rubalcaba defendió la sanidad y la educación pública, y dijo que en Valencia se están derivando los pacientes más costosos desde la sanidad privada a la pública. Defendió que es lo mismo que se está haciendo en Madrid con la educación, cuidando más a la privada que a la pública. También Esperanza Aguirre estuvo presente en el debate cuando, tras defender Rajoy la autoridad del profesor, Rubalcaba le dijo que le sorprendía que él hablara de eso cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid les había llamado vagos. Supongo que no tardará mucho Aguirre en salir al paso de estas declaraciones del candidato socialista.

En el último punto, dedicado a democracia y política exterior, el debate perdió mucha intensidad, pero dejó la única alusión breve a la cuestión de la lucha contra el terrorismo. Fue Rubalcaba quien sacó el tema para ofrecer, esté donde esté tras las elecciones del 20 de noviembre, colaboración leal entre los dos grandes partidos. Rubalcaba dijo que el tema de ETA está encauzado y propuso que ambos compartieran en el debate la satisfacción por este logro de la democracia. Rajoy dijo que estaba de acuerdo en ello y pasó a otro tema. Así, el candidato popular volvió a hacer alusión a la alianza de civilizaciones, forma que tiene habitualmente de ridiculizar la política exterior del gobierno socialista en los últimos años. Rubalcaba le replicó, fuera de tiempo, que se había logrado la entrada de España en el G-20, un logro muy importante para nuestro país que Rajoy pasó por alto.

Acabados los tres bloques, los candidatos tuvieron la oportunidad de dirigirse a la cámara, es decir, a los españoles, para pedirles el voto y lanzarles un último mensaje. Rajoy dijo que había que elegir el 2o de noviembre entre seguir con las mismas políticas o hacer un cambio. En este último mensaje el candidato del PP buscó afianzar la imagen de político solvente, serio y presidenciable que está pretendiendo dar durante toda la campaña. Compartió con Rubalcaba la confianza en que España saldrá de la crisis y en sus muchas posibilidades. El candidato socialista defendió en sus minutos finales que la salida de la crisis debe ser con todos juntos, sin que nadie se quede atrás y sin renunciar a los derechos socialies que tanto tiempo costó que se lograran.

A modo de resumen, creo que fue un buen debate, si bien es verdad que tampoco se puede tildar ni mucho menos de brillante. ¿Quién ganó? Las encuestas dicen que Rajoy. Lo tenia mucho más fácil. Creo que Rubalcaba buscó dejar clara su idea de que si gana el PP los derechos sociales no estarán plenamente garnatizados. Por su parte, Rajoy se empeñó en ofrecer una imagen de solvencia, de alguien en quien se puede confiar cuando vienen mal dadas. Los dos estuvieron bien y no es fácil decir quién ha ganado. Si tuviera que mojarme, quizás me inclinaría por el candidato popular, pero por muy poco. De todos mocos, considero que el debate de ayer no variará en gran medida la intención de voto de los españoles. La última mención ha de ser para Campo Vidal, que estuvo correctísimo. Y ésta fue toda la historia del esperado debate. Ni que decir tiene que los socialistas están muy contentos con la actuación de Rubalcaba y los populares con la de Rajoy. La campaña sigue adelante y el debate, aún habiendo estado bien y habiendo tenido un gran interés en algunos momentos, no será decisivo.

Comentarios

David ha dicho que…
Muy buena tu entrevista del viernes a Boti García. Y ella, muy convincente.
En las elecciones de 2015 habrá una nueva formación en el debate múltiple (el de Gallardón, Jauregui y compañía), me refiero a algún o alguna representante de Equo :-)