¿Alguien da más?

La prima de riesgo de España sigue alcanzado cifras históricas, es decir, récords negativos y no toca techo. En Italia la llegada de Mario Monti no ha tranquilizado las cosas. En Grecia todo sigue más o menos igual. Ayer fueron bastantes más los países de la Unión Europea que se vieron afectados por la crisis de la deuda que los que pasaron el día tranquilos. Dicho de otro modo, sólo Alemania (esa no cuenta), Luxemburgo, Holanda, Finlandia y Estonia se libraron del acoso de los mercados. Un día, por lo tanto, aciago para toda la UE que está en una situación muy delicada. Hace tiempo que el optimismo no vende y es algo poco usual y casi mal visto. Sin embargo, convendría que, por una vez, pensáramos que las cosas se pueden solucionar con el esfuerzo y la acción conjunta de todos.

Por cierto, no suelo leer con frecuencia la prensa económica, pero hoy considero que es muy recomendable un artículo del periódico Cinco Días. El artículo se titula "¿Europa se hunde? Cinco motivos para no entrar en el pánico". Resulta muy de agradecer leer análisis de este tipo en medio de una oleada de pesimismo y temor ante lo que pueda pasar. Los cinco motivos tienen que ver con la fortaleza, a pesar de todo, del euro, con que la situación de las Bolsas no es tan grave como puede parecer o con la situación de Alemania, que puede seguir tirando de Europa. Supongo que para un experto en la materia no sería difícil escribir una réplica a este artículo con cinco motivos por los que sí cundiría el pánico. De todos modos, se agradece que haya reflexiones que nos hagan pensar que no todo está perdido y que sigue habiendo postes de los que agarrarnos. El principal problema es que en Europa se sigue sin dar con la tecla correcta, o al menos con la tecla que quieren los mercados.

En España estamos de campaña electoral y, con la prima de riesgo en máximos históricos y en eso que se llama claramente zona de riesgo, es interesante ver cómo responden los candidatos a esta situación. Gane quien gane las elecciones, está claro cuál va a ser el primer tema que tendrán encima de su mesa la mañana del 21 de noviembre, aunque la investidura no será hasta bastante tiempo después. Es más, ya hay quien dice que el parón excesivo que dejará a España sin gobierno, o casi, durante tanto tiempo después de las elecciones va a ser muy negativo para nuestro país, ya que los mercados no esperan, ni dan días de confianza. Si la prima de riesgo sigue en estos niveles la forma ideal de combatirlo desde el gobierno de España no es, desde luego, un periodo en el que se cede el testigo de un gobierno a otro.

Mariano Rajoy realizó ayer un análisis muy simplista de la situación de la crisis de la deuda. El líder del PP y candidato de este partido a la Presidencia del gobierno acusa a Rubalcaba de tener un discurso muy simple que consiste, básicamente, en agitar la bandera del miedo a los recortes de la derecha. Puede que tenga parte de razón, pero no es menos simple su principal argumento en esta campaña. ¿Crisis de la deuda? El cambio de gobierno dará un mensaje de confianza dentro y fuera de España. Los mensajes de Rajoy en campaña se resumen en dos premisas: el cambio de gobierno dará confianza porque sí, y pasar de puntillas por los recortes que llevaría a cabo en caso de ganar las elecciones. Es cierto que el PSOE tampoco se ha complicado mucho más en su campaña y lo reduce casi todo a decir que el PP va a recortar muchísimo y que "no es lo mismo" votar al PSOE (que ya ha hecho recortes, les falta decir) que al PP, que va a hacer muchos ajustes y que no garantizará el Estado del bienestar. Rajoy no puede pretender que por su llegada a La Moncloa de repente los mercados vayan a confiar en España y nos vayan a dejar tranquilos. Con este gente todo es posible, pero resulta poco creíble.

Lo cierto es que la presión extrema que está sufriendo España no responde del todo a la situación económica de nuestro país, que no es tan mala como para todo lo que está pasando. Pero es que hasta países como Francia ven subir su prima de riesgo con cierta sorpresa y gran temor. Esta presión de los mercados será el pretexto perfecto para quien gane las elecciones para hacer ajustes severos. Quizás sea necesario realizarlos, pero ya sabemos quiénes salen perdiendo cuando se llevan a cabo: los ciudadanos. La sensación de que son los mercados los que nos gobiernan es creciente. La pregunta ¿por qué nadie en Europa es capaz de hacer frente a esta situación? sigue sin respuesta. Cuando a Rubalcaba se le pregunta en campaña sobre qué hacer con la crisis él dice siempre que Sarkozy y Merkel se reúnen muy a menudo porque la crisis va cambiando y necesita nuevas medidas cada vez. Pues bien, desde el respeto máximo a Rubalcaba, Merkel y Sarkozy, quizás sea de hora de que los mandatarios de Francia y Alemania se den cuenta, por si acaso se les escapa, que sus medidas no están dando resultado, es decir, que están fracasando estrepitosamente en sus intentos por frenar la crisis de la deuda que amenaza con dañar muy seriamente la UE.

Claro que no es fácil, pero la crisis está poniendo de manifiesto que los líderes europeos no son capaces de afrontar esta grave situación. Merkel, sin ir más lejos, dice de vez en cuando que estamos ante la peor situación económica en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Estamos de acuerdo en que es una situación muy grave. Lo que sucede es que no está teniendo respuestas adecuadas. Por supuesto que la madre del cordero es el poder indecente que tienen los mercados, capaces de hundir a un país a su antojo, pero los políticos europes y su demostrada incapacidad para hacer frente a esta situación también son factores a tener en cuenta. Empezando porque ninguno es capaz de poner freno a los mercados. Ayer mismo, la UE decidió dar marcha atrás y no creó una agencia de calificación europea, al tiempo que decidió finalmente permitir a las agencias actuales ponerle nota a los países rescatados, en contra de lo que tenía previsto. Traducción: seguiremos en manos de los mercados y de las agencias de calificación.

¿Caerá el euro? Siguiendo una de las cinco razones para no caer en el pánico que ofrece el artículo de Cinco Días, diríamos que no. Pero a la vez que digo eso defiendo también que para que esa hipótesis no adquiera más realismo del deseado los líderes de la UE, con Merkel a la cabeza, deben actuar de forma decidida y conjunta de una vez por todas. Nadie sabe muy bien lo que va a pasar y, lo que es peor, nadie parece capaz de encontrar soluciones o de tomar las medidas adecuadas para intentar que los negros nubarrones desaparezcan para siempre del cielo europeo. España sufre en primera línea de fuego los estragos de la crisis de la deuda, pero ya son pocos los países que no se ven afectados. Europa está muy herida y Alemania tiene la llave del botiquín.

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