Adiós a Berlusconi

Hoy es el último domingo de campaña en España y la mayoría de los diarios publican encuestas de intención de voto. Todas se resumen un un titular: "el PP conseguiría una cómoda mayoría absoluta". En España se está viviendo una grave crisis económica, pero al menos nosotros vamos a elegir el 20 de noviembre quién nos gobierna. Lo cual puede parecer poco (quizás lo sea según como se mire) pero es bastante más que lo que está ocurriendo en países como Italia o Grecia donde llegan gobiernos técnicos no elegidos por los ciudadanos. ¿Es el tiempo de los tecnócratas frente a los políticos? ¿De los técnicos frente a la democracia? Ciertamente esta corriente que se ve en los dos países citados puede da lugar a un debate sobre el papel de la democracia en la Europa actual.

La formación de un nuevo gobierno en Italia trae consigo una noticia grata para muchos ciudadanos de aquel país: la marcha de Berlusconi. Pero, cosas de la vida, no son ni sus casos judiciales ni los votos de los italianos los que ponen fin a su carrera política. Son los mercados, esa especie de monstruo sin cara que está detrás de casi todo lo que ocurre estos últimos años en todo el mundo. La débil situación económica en Italia dejó al primer ministro sin suficientes apoyos en la Cámara y se vio forzado a decir que dimitiría cuando se aprobaran las reformas. Por si acaso se echaba atrás, las reformas fueron aprobadas de forma urgente y Berlusconi ya es historia. 17 años de la política italiana han estado marcados por la presencia de este tipo populista y polémico. Ahora el presidente de la república, Napolitano, está manteniendo reuniones con los partidos políticos para formar nuevo gobierno que, según parece, estará presidido por el economista Mario Monti.

Entre los logros de Berlusconi está que ha logrado mantener a una parte de la población fiel al ya ex primer ministro. Ayer mismo, mientras veíamos cómo algunos ciudadanos cantaban el Aleluya para despedir a Il Cavaliere, otros le despedían con cariño. Supongo que, bien mirado, tampoco es ningún logro especial, lo cual no quiere decir que no sea muy peculiar que después de todo lo que ha hecho este señor aún le queden apoyos entre la población italiana. La marcha de Berlusconi, quién sabe si definitiva o no, es el primer paso para empezar a avanzar hacia la estabilidad y la normalización. La crisis económica sigue siendo exactamente igual de grave, pero ya no será el mismo señor incapaz de los últimos años quien la gestione.

Se va Berlusconi y se abrirá una nueva era en Italia. Mi pregunta es: ¿no sería lógico que se convocaran elecciones? Es cierto que abrir un periodo electoral dejaría al país sin gobierno real durante demasiado tiempo, pero a mí no me convence de ningún modo la solución que se está adoptando en Grecia e Italia. La formación de gobiernos técnicos no puede ser la panacea, entre otras cosas, porque olvida de forma manifiesta a los ciudadanos, que son los que deben elegir quién les gobierna. Ya vimos con la propuesta de referéndum en Grecia que a ciertos líderes políticos les da alergía oír hablar de participación ciudadana en la toma de decisiones. Ahora, con la formación de gobiernos técnicos, se constata esta especie de despotismo ilustrado (todo por el pueblo, pero sin el pueblo) que prima en los mandatarios europeos. Por eso decía al comienzo de la entrada que, al menos, nosotros vamos a votar el próximo domingo quién queremos que nos gobierne que, aunque no sea exactamente votar quién nos va a gobernar (porque nadie vota a los mercados y son ellos los que aparentan tener siempre el poder), es un cierto consuelo.

El adiós de Berlusconi ha supuesto una gran alegría a muchos ciudadanos italianos hartos de sus ocurrencias, sus escándalos y su ridícula forma de actuar, pero esta alegría no será completa porque se va a formar un gobierno técnico en lugar de dar la voz a los italianos para que decidan quién debe sustituir al ex primer ministro. No dudo que Mario Monti sea alguien muy preparado y quizás la persona indicada para hacer frente a la situación que vive Italia (mejor que Berlusconi lo podría hacer casi cualquiera), lo que creo es que en esta situación sería más democrático convocar elecciones. Y ésa es la espinita clavada de la oposición a Berlusconi durante todos estos años: que no hayan sido unas elecciones las que hayan puesto al primer ministro en su sitio. Ahora Il Cavaliere tendrá que hacer frente a todas las causas judiciales abiertas contra él, y ya no contará con la protección que le daba su cargo.

La formación de gobiernos técnicos en Grecia e Italia invita a una reflexión sobre por qué se da la espalda a los ciudadanos en estas situaciones. Insisto, es como decirles que se está haciendo lo mejor para ellos, pero que no les van a dejar votar no sea que elijan algo que no proceda. Detrás de estas medidas se esconden un cierto aire paternalista y una falta de fe en la democracia. Si lo poco que pueden hacer los ciudadanos es votar cada cierto tiempo quién quieren que les gobierne y cuando hay problemas los partidos forman un gobierno técnico a espaldas de los ciudadanos, ¿qué tiene esto de democracia? ¿qué queda de democrático en los nuevos gobiernos de Grecia e Italia? ¿Qué legitimidad tienen más allá del visto bueno (o no, ya lo veremos) de los mercados?

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