Éxito mundial del 15-O

La apuesta era muy arriesgada y les ha salido bien. El movimiento 15-M español eligió el día de ayer, 15 de octubre, para expandir su corriente por todo el mundo. Se puede decir que lo han logrado. Este movimiento ya debería ser tenido en cuenta si sólo hubiera triunfado en España, pero las imágenes muestran que en otros puntos del mundo también se escucharon cánticos y proclamas contra el poder de los mercados o contra la gestión de los políticos. "Unidos por un cambio global", rezaba su lema. El movimiento fue ayer más global que nunca. Sólo en Roma se echó un borrón por culpa de un grupo de violentos que nada tienen que ver con los indignados y que destrozaron todo lo que pillaron a su paso. Por lo demás, el movimiento volvió a demostrar que es pacífico y que sólo busca cambios reales en el mundo con el poder de la palabra y sin recurrir a la violencia.

Los organizadores de la marcha mundial deben estar muy satisfechos. Han vuelto a demostrar que su poder de convocatoria es enorme, que tienen mucha fuerza y, sobre todo, que no se van a quedar parados mientras sigamos viviendo en un mundo con tantas injusticias. La crisis económica está detrás de todo esto. No tanto la crisis como el modo en que se está gestionando. La crisis está poniendo de manifiesto de forma clara quiénes mandan realmente en el mundo. No dejamos de oír hablar de las exigencias de los mercados y no paramos de escuchar noticias de nuevos recortes a las clases bajas o medias. Como muy bien decían ayer en las marchas, los responsables de esta crisis no están pagando por ella, mientras que los ciudadanos, que nada hicieron para que llegáramos a esta situación, son los que se están teniendo que apretar el cinturón.

El 15-M esta cargado de razones. Tienen razón cuando dicen que no es justo que los mercados tengan tanto control sobre la política, tienen razón cuando se quejan por la gestión política de la crisis, tiene razón cuando expresan en voz alta lo injusto que resulta que los más humildes tengan que pagar los platos rotos de la crisis... Hace cinco meses que nació el movimiento y nada ha cambiado desde entonces, por lo que los motivos para salir a la calle siguen estando ahí. Se podrá discrepar con algún punto del 15-M, como por ejemplo por su absoluto desprecio a los políticos o al Congreso de los Diputados. Salvo que ellos encuentren otro sistema mejor, con todos los errores del mundo, no creo que se deba hacer una enmienda a la totalidad de los políticos y del funcionamiento de la democracia en España. Digo que se podrá discrepar con algún punto concreto, pero hay que rebuscar mucho y darle muchas vueltas para no estar de acuerdo en muchas de las reinvindicaciones de este movimiento, en muchas de sus quejas.

Lo bueno del 15-M es que, como tienen críticas para todo el mundo, es difícil que no coincidan contigo en alguna de ellas. Esto tiene su lado negativo, y es que el movimiento resulta incómodo para mucha gente poderosa, porque saben que están poniendo en cuestión sus privilegios y su poder actual. En todo caso, son atinadas la mayoría de las críticas de este movimiento. El descontento con la clase política es razonable, tanto como el cabreo monumental de comprobar cada día que los mercados tienen casi siempre la última palabra ante la sumisión de los dirigentes políticos. Los cánticos llenos de talento e ingenio que me contaban que ayer se oían en la marcha de Madrid daban, en muchos casos, en el clavo.

Antes o después, los políticos tendrán que escuchar a los indignados. No valdrá con hacer como que escuchan. Es cierto que los indignados no se representan más que a sí mismos, pero puestos a elegir creo que es más representantivo de la sociedad el malestar reflejado ayer en las calles que la burbuja en la que parecen vivir muchos políticos. Soy de los que cree que no vale exager y hacer ver que lo ocurrido ayer es fiel reflejo de lo que piensa todo el mundo, que es la voz unánime de la calle. Pero esa gente que salió ayer a las calles existe, su cabreo es real y habrá que atenderlo. Los dirigentes deberán escucharles. ¿Lo harán? Sinceramente, lo veo complicado. Hay algún partido, como IU, loco por la música. Otros, como el PSOE, hacen gestos y muestran simpatías hacia los indignados que no son correspondidas. No se trata de que algún partido se adueñe del mensaje de cambio y de la indignación, sino de que escuchen atentamento lo que se dice en la calle para no perder del todo la noción de la realidad.

Lo que voy a escribir ahora puede sentar mal a algunas personas, pero creo que es una reflexión obligada. El 15-M es un movimiento que situaríamos más a la izquierda que la la derecha. El tema es que el partido que tradicionalmente aglutina la mayoría de los votos de la izquierda, el PSOE, ha traicionado en algún aspecto a sus votantes. Ha hecho recortes que gran parte de su base electoral no perdonará así como así. Por contra, el Partido Popular, que ha estado en la oposición estos últimos años, ha llegado a presentarse como un partido de los trabajadores viendo cómo podían quitarle votos al PSOE por su giro a la derecha. El mundo al revés. A lo que voy es a que, desde que nació el 15-M, y no debido a él (es pura coincidencia) el PP está acumulando más y más poder. No deja de ser curioso que el partido de la derecha llegue al poder cuando en la calle se reclaman cambios y protección a las políticas sociales. Por si no queda claro, el 15-M muestra el cabreo con los socialistas de muchas personas. Quién sabe, quizás el PP nos sorprende, pero a priori diría que que una mayoría absoluta del PP no es lo que muchos de los manifestantes de ayer desearían. En conclusión, el 15-M no es toda España (porque será toda España la que decida quien nos gobernará), y lo que está reclamando no parece coincidir con el rumbo que toma el país.

Esta última reflexión, que puede parecer muy rebuscada, sólo pretende reflejar que me llama la atención que la calle pida una cosa y que en las urnas se decida otra que, de entrada, parece contraria a aquella. En cualquier caso, gobierne quien gobierne, es sano que el 15-M siga teniendo peso y que ponga voz a las reinvindicaciones de muchos ciudadanos. Nadie debe temer a este movimiento. Es pacífico y sólo quiere cambios en el mundo para que éste sea más justo. Ayer se dio un paso más en esta historia que se va construyendo día a día, marcha a marcha. Haciendo camino al andar, el 15-M sigue estando presente. Sinceramente, me alegra que así sea.

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