Ekin se disuelve

El aparato político de ETA, la correa de transmisión entre la banda criminal y la izquierda abertzale, se disuelve. La noticia ha aparecido en la edición digital del diario Gara que cita a dos miembros de esta organzación ilegalizada por el juez Baltasar Garzón en 2001. Según estas dos fuentes citadas en la información, se trata de una medida coherente con el nuevo escenario político en el País Vasco. Algo se está moviendo en el entorno de ETA, o quizás los etarras pretenden que creamos que algo se está moviendo en su entorno. Si hace una semana eran los presos de la propia banda terrorista los que firmaban un documento en el que, junto a disparates considerables, se pide el reconocimiento para las víctimas del terorrismo, ahora es este aparato de la banda quien anuncia su disolución. Además, todo hace indicar que la baza de la lucha contra el terrorismo se empleará en la próxima campaña electoral.

Fue Patxi López quien pidió en el Parlamento Vasco un acercamiento progresivo de los presos de ETA si la banda anuncia su disolución. El lehendakari interpreta los últimos gestos de este colectivo como un avance importante hacia el final del terrorismo que no se debe dejar pasar de largo. El debate político estaba servido y desde el PP se puso en cuestión que sea el momento de hablar de estas cuestiones y se habló con firmeza de la banda terrorista y sus presos, causantes de tantas desgracias personales y para todo un país. Desde el gobierno, el ministro portavoz, José Blanco, dijo que la política penintenciaria siempre ha formado parte de la política de lucha contra el terrorismo. Cuando de la banda etarra se trata, siempre queda la duda de si no no estaremos dejando llevar por la esperanza de un futuro sin terrorismo etarra, de si no nos estarán intentando engañar de nuevo.

Lo dicho, ¿algo se mueve en el entorno de ETA o es que ETA quiere hacer ver que así es? La versión optimista de los hechos defiende que la banda está contra las cuerdas y que se han dado cuenta de que no tienen otra salida que poner punto final a estas décadas de odio y destrucción. La versión pesimista, por su parte, asegura que no son más que gestos encaminados a hacerle la campaña electoral a Bildu, o a la formación abertzale que se presente al Congreso de los Diputados, en fin, que es un engaño de los terroristas. ¿Con cuál de las dos versiones quedarse? Quizás no conviene pensar que estamos ante avances significativos, pues lo realmente significativo sería un anuncio de ETA mucho más claro y contundente que estos pequeños gestos, pero tampoco es de recibo que asistamos sin inmutarnos, sin ponerlo en valor, a estos movimientos en el entorno etarra. La cautela y la desconfianza debe ser máxima, pero parece claro que algo está pasando en este mundo criminal.

Es importante, como escribo siempre que hablo de esta cuestión, que quede muy claro que nada debemos ni vamos a deber en un futuro a ETA por dejar de matar. Nada habrá que agradecerles. La repugnancia que estos tipos despierten será la misma y el horror de sus crímenes será imborrable. Dicho esto, es verdad que habrá que aceptar en el juego democrático a quienes defiendan las ideas de la izquierda abertzale de forma pacífica, como ya ocurre en la actualidad, con algunas dudas sobre sus verdaderas intenciones, con Bildu. El futuro del País Vasco y de España debe ser el de un lugar en el que desaparezca el terror y la violencia. Un último apunte, cuando ETA desaparezca será un triunfo de todos los demócratas. Está bastante feo apuntarse el tanto y colgarse medallas por aquello de que están cerca las elecciones.

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