La transición libia

Seguimos viviendo las últimas horas del régimen de Gadafi en Libia, de momento son rastro del dictador, y los países que apoyaron de forma explícita a los rebeldes están planeando ya cómo será el futuro del país. Habría que andarse com cuidado para que no pareciera que son los íderes de países extranjeros los que deciden el futuro de Libia, que debe pertenecer precisamente a los libios. Es cierto que Libia necesita del apoyo internacional. El Comité Nacional de Transición (CNT) necesitó del apoyo de la OTAN para acabar, casi en su totalidad, con el poder de Gadafi en el país, y no es menos cierto que ahora necesita de acciones internacionales para sacar adelante la nueva Libia, pero la imagen que se dé no puede ser la de unos líderes extranjeros decidiendo hasta el último detalle de lo que será este país en el futuro.

En este sentido, ayer se celebró una cumbre en París sobre este asunto en la que se tomaron varias decisiones importantes. La OTAN, por ejemplo, seguirá con sus operaciones en aquel país. Además, se decidió desbloquear los activos de Libia, que fueron bloqueados para evitar que Gadafi tuviera acceso a ellos en la guerra, y dárselos a los rebeldes. Por otro lado, tanto Hillary Clinton como Nicolás Sarkozy declararon que, acabada la guerra, es el momento de la paz y el perdón, no de la venganza. De este modo, supongo que los líderes ayer reunidos verán con preocupación algunas acciones violentas y despreciables de los rebeldes que, según informan los medios, están persiguiendo a todo aquei que es a sus ojos sospechoso de haber estado del lado de Gadafi durante la guerra, con especial persecución a los subsahararianos que son acusados de haber estado pagados por el régimen para combatir contra los rebeldes. Estos actos deben acabar ya si el CNT no quiere que la credibilidad de los rebeldes quede maltrecha.

"El dinero de la Libia de ayer financiará el desarrollo de la Libia de hoy", dijo ayer Nicolás Sarkozy tras la cumbre de los amigos de Libia. Es quizás la frase que demuestra más a las claras el apoyo total y casi incondicional que se está dando por parte de las autoridades de estos países a los rebeldes libios. Creo que si están recibiendo ese apoyo y si lo han recibido en la guerra es porque son la única alternativa a Gadafi. Me resisto a pensar que ninguno de estos líderes no tienen recelos sobre este grupo tan heterogéneo y del que tan poco sabemos. Los próximos días serán cruciales, declaró Hillary Clinton. Es cierto, ya que los rebeldes tienen que empezar a demostrar que lo que buscan no es venganza sino reconciliación nacional. Sólo de ese modo se entenderá que no haya casi fisuras en el apoyo internacional al CNT. La pelota está sobre su tejado.

Mientras tanto, sobre el terreno, se sigue buscando a Gadafi y de él, supuestamente, siguen apareciendo grabaciones en las que llama a los suyos a luchar contra los traidores. Los rebeldes han ampliado el ultimátum dado a los que apoyaron al dictador durante la guerra para rendirse. No es razonable decir, por eso nadie sensato lo dice, que esto está acabado y que la guerra libia forma parte de la historia. Sí, los rebeldes tienen la capital bajo control, pero tan importante como vencer la guerra es gestionar la posguerra y en ello se tienen que esforzar mucho los opositores a Gadafi. No deben defraudar a los libios que les han dado su apoyo jugándose la vida y temiendo represalias del régimen. Comienza ahora un camino duro, pero que es necesario recorrer. Es el camino de la transición en Libia que debe tener en el horizonte unas elecciones libres y como meta una Libia completamente distinta a lo que ha sido este país durante el largo mandato de Gadafi.

Un nuevo tiempo, una nueva esperanza es lo que se debe abrir ahora en Libia. Cuando Gadafi se enfrentó a la rebelión de su pueblo bombardeándolo y atacando sin pudor a su propia población, todos pedimos una intervención de algún tipo de la comunidad internacional. Pues bien, ahora que la guerra toca a su fin, es razonable pedir que los países que contribuyeron a derrocar a Gadafi y al principio del fin de su régimen sigan apoyando la nueva Libia. Para que el apoyo sea total, los rebeldes deben mostrar que se puede confiar en ellos. Quizás esté siendo demasiado duro con ellos y les esté poniendo demasiado en duda, pero hasta ahora sólo han demostrado fortaleza en el campo de batalla; a partir de ahora deben ser fuertes en otros aspectos, en el del gobierno, por ejemplo. La reconciliación nacional debe ser su objetivo más inmediato, aunque costará mucho que en Libia se olvide el horror de esta guerra.

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