Huelga en la educación

Hoy se vive en Madrid el segundo día de huelga en la educación secundaria y los profesores de Galicia se suman a estos actos de protesta. Ayer hubo una manifestación en el centro de Madrid en defensa de la educación pública de calidad. Al margen de las ya habituales guerras de cifras entre los convocantes del paro y las autoridades contra las que se convoca ese paro, la cuestión de fondo sigue estando ahí: los recortes en la educación, la duda de si es ése el mejor lugar para recortar, la cuestión de que la educación es una inversión de futuro y no un conjunto de gastos en el que se puede meter la tijera. Con todo esto, la polémica continúa. Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, no quiere dar su brazo a torcer y, lejos de eso, avivó la polémica poniendo en duda que la educación tenga que ser obligatoria y gratuita en todas sus fases, aunque después rectificó estas declaraciones vía Twitter.

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, sigue defendiendo en sus discursos la necesidad de proteger la educación pública y lo erróneo de recortar en el presupuesto educativo, pero parece que poco más puede hacer. Debería intentar mediar. Aguirre, por su parte, pidió hace días la dimisión del ministro por alentar la huelga. De un tiempo a esta parte, la presidenta ha encontrado otro instigador de la huelga, como si los profesores fueran títeres de otros poderes políticos, y ese otro instigador es, ni más ni menos, que el candidato del PSOE a la Presidencia del gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. Él, junto a los sindicalistas, los indignados y" los de la ceja" son los culpables de esta huelga, vino a decir ayer la presidenta de la Comunidad. Desconozco si no se habrá planteado que esta huelga es, en efecto, una huelga que busca proteger y salavaguardar de los recortes a la educación pública.

Aguirre piensa que los miles de profesores y alumnos que salieron ayer a la calle son marionetas del PSOE, de los sindicatos y de los artistas que apoyan a la izquierda. Quizás se avanzaría algo hacia una solución si se parara a escuchar las peticiones de los docentes. Diga lo que diga la presidenta, lo que está haciendo es recortar en educación, en la educación pública para ser exactos. Así, muchos profesores interinos se irán a la calle y el resto de maestros tendrán que hacer todo el trabajo, con la consiguiente pérdida lógica de calidad en la enseñanza. Es, sin duda, un tema muy importante. No es casualidad que Aguirre decida hacer una caricatura del mismo ni que lo simplifique hasta el extremo de afirmar que es una huelga política. Lo cierto es que está en juego en qué materias estamos dispuestos a recortar cuando vienen mal dadas, cuando hay crisis económica. La educación, junto a la sanidad y otros ejes de las políticas centrales, deberían quedar fuera de los recortes.

Todo depende de cómo se vea la educación. Lo que algunos ven como un gasto enorme del que se puede ahorrar algún dinero, aun a costa de perder calidad en la enseñanza, otros ven una materia sensible, capital, intocable. Ahorro frente a inversión. Todo lo que una institución pública se gaste en educación es una inversión en el futuro de nuestro país. No se da precisamente la mejor imagen cuando, al enfretarse a complicadas situaciones económicas, se decide recortar en la educación de los jóvenes, de aquello que, por muy poético que resulte, serán el futuro de nuestra sociedad.

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