¿Avance o engaño?

Los presos de ETA firmarán hoy el "Acuerdo de Gernika", un pacto que firmaron hace justo un año por EA, Aralar, Alternativa y la izquierda abertzale en el que se pedía a ETA el fin de la violencia y en el que se reclamaba pasar a transitar vías pacíficas y democráticas. En ese documento se pedía también la reparación de las víctimas. Hoy, como digo, hace un año de la firma del acuerdo y los presos de la banda terrorista se unen al texto en el día de hoy en un acto simbólico que algunos intepretan como un avance significativo y otros sólo como un gesto, o incluso como una trampa de los terroristas. Hay varios puntos que deben estar claros. El primero es que los presos de ETA no habían llegado tan lejos nunca, y por ahí sí puede suponer este paso un avance importante. Otra cosa clara es que esta gente nunca ha sido de fiar, dicho de otro modo, no son de fiar. Además, convendría tener claro que pase lo que pase no habrá nada que agradecer a los terroristas ni a su entorno.

En cualquier caso, responsables políticos como el ex ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, han declarado que ven más cerca el final de ETA. Los dirigentes del PP son los más escépticos con este supuesto avance significativo de los presos de la banda. Conviene decir también que en el documento que van a firmar se pide la amnistía de los presos etarras y también que está impregnado por el mismo lenguaje corrompido y tramposo de siempre, hablando por ejemplo de todas las víctimas y poniendo al mismo nivel a verdugos y víctimas de la barbarie criminal. Los presos de ETA nunca habían llegado tan lejos, pero no es menos cierto que la banda ha engañado en más de una ocasión a los demócratas haciéndonos soñar con un final de la violencia terrorista y volviendo a hacer lo único que han demostrado que pueden hacer: sembrar odio y destrucción con sus atentados.

La absoluta debilidad de ETA está, sin duda, detrás de todos estos movimientos. Es posible que mucha gente de la banda, o al menos de su entorno, estén poniendo ya en la balanza la situación actual en la que se encuentran, ahogados por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado; puede que éste sea el caso. Pero puede también que estén intentando volver a engañarnos. Quizás se precisa de algo más concreto e indudable, de algo más claro que la firma de un acuerdo de este tipo. Me estoy refiriendo a una entrega de las armas, a una disolución de la banda. En todo caso, sería un error grave no tener en cuenta que este movimiento de los presos etarras tiene una considerable importancia, o eso parece al menos. Sin fiarnos de ellos jamás, si sentir nada más que repugnancia y cero gratitud por ellos, no podemos dejar de reconocer que puede ser un avance importante para lograr el final del terrorismo de ETA.

En resumen, todo lo que sea confiarse en exceso, malo, pero también malo lo que suponga no valorar en su justa medida esta novedad, este movimiento de los presos de ETA. Claro que no es algo definitivo, claro que no es algo que pueda hacernos respirar tranquilos, pero sí parece un avance, un cambio en la postura cuando en otros momentos de la negra historia de la banda desde las cárceles se festejaban los atentados y se pedía seguir el camino criminal. Ojalá estemos ante un paso clave para el final de ETA. No conviene, en todo caso, confundir deseo y realidad.

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