El Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer, en un fin de semana frenético para todos los dirigentes económicos y políticos de todo el mundo, comprar deuda española e italiana para frenar el acoso de los mercados a estos dos países y para intentar evitar lo que parecía seguro tras la rebaja de la calificación de la deuda de Estados Unidos por parte de S&P. Ciertamente, a esta hora de la mañana, parece que lo ha conseguido. Los indicadores en los que nos basábamos para afirmar que todo iba mal en la economía española, la prima de riesgo y la Bolsa, nos muestran una situación muy diferente. Así, la prima de riesgo se sitúa a esta hora por debajo de los 300 puntos, cuando la semana pasada llegó a superar en más de una ocasión los 400 puntos básicos. En cuanto a la Bolsa, está registrando importantes subidas que están en torno al 3% cuando escribo estas líneas.
Todos los analistas pronosticaban un lunes negro en los mercados debido a la rebaja de la calificación de la deuda de Estados Unidos, que perdía la nota AAA+ por primera vez en la historia reciente. Se podría decir que deja de tener una matrícula para tener sólo un sobresaliente, suficente para que hoy se hubiera desatado el pánico en los mercados. Los líderes de finanzas del G-7 y del resto de grupos poderosos han tenido un fin de semana movido debido a esta cuestión. Tanto es así que la cápula directiva del BCE se reunió ayer para tomar una decisión que, sólo un par de días atrás, se había negado a tomar: comprar deuda española e italiana para frenar esta crisis de la deuda y para evitar que se siguiera al borde del rescate.
Ahora parece que la calma ha llegado a los mercados después de que el BCE haya hecho su trabajo, tal y como pedía la ministra de Economía de España. Elena Salgado había pedido que el BCE interviniera de algún modo y, a juzgar por todos los indicadores, parece que ha optado por la mejor forma posible para calmar a los mercados. Veremos cuánto dura.
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