Disturbios en Londres

Desde hace cuatro días algunos barrios de la ciudad de Londres parecen el escenario de una guerra. La culpa la tienen un grupo numeroso de vándalos que están destrozando todo lo que encuentran a su paso. No podría estar más en desacuerdo con quienes buscan justificaciones a estos actos violentos. Lo cierto es que, su había alguna explicación o si tenían alguna razón de fondo como la muerte de un joven a manos de la policía, se han perdido por completo las razones de estos jóvenes que están alborotando al ciudad y convirtiendo las calles de algunos barrios de la capital británica en zonas catastróficas. Queman vehículos, arrasan con tiendas, se enfrentan a la policía. En fin, un grupo de violentos a los que algunos le ponen la etiqueta de personas que no están integradas, de personas con dificultades económicas o de gente que está sufriendo los recortes y sin futuro. Esos mismos creen que así se puede justificar de algún modo el caos que están sembrando en Londres y en otras ciudades.
Anoche se registraron menos incidentes en Londres, debido al incremento en el número de policías, pero se extendieron los altercados a otras ciudades inglesas. Cuando digo que no se puede tratar de justificar estos actos violentos no estoy diciendo, ni mucho menos, que no haya que estudiar qué está detrás de todo esto. Según parece, la muerte en manos de la policía de unj joven es la causa, o al menos la mecha que ha encendido estos altercados. Ayer conocimos que otra persona había muerto en los incidentes en Londres. David Cameron y el resto de autoridades han suspendido sus vacaciones y el primer ministro se ha puesto al frente de la dura labor que tienen ahora las autoridades británicas: parar estos altercados lo antes posible.

Resulta interesante leer los artículos que sobre esta oleada de violencia en Londres se han escrito en la prensa. Hay quien, como digo, va más allá de lo que en verdad supone esto (un problema grave de desórdenes públicos) para intentar explicar el porqué de esta violencia, rozando a veces la justificación de la misma. Son los barrios más pobres de Londres los que están sufriendo estos altercados y es gente joven la que está detrás de los mismos. Los recortes serios que está llevando a cabo el gobierno británico podrían estar detrás, según algunos analistas, del descontento que lleva a algunos violentos a arrasar con todo lo que encuentran a su paso. Visto esto, cualquiera critica a los indignados de España, que están protestando pero de forma completamente pacífica. Si esta violencia tiene alguna reivindicación social detrás, entonces tendremos que reconocer que en España los descontentos están tomando el camino correcto, no así en Gran Bretaña.

El primer ministro británico ha declarado que lo que está pasando en Londres y en otras ciudades es criminalidad pura y dura. Tiene razón. Todo el mundo es muy libre de protestar o hacer oír su voz si tiene algo de lo que quejarse o considera injusto, pero la violencia quita razones a quienes la emplean como modo de acción. Así, si quienes están protagonizando estos actos de violencia estuvieran realmente interesados en trasmitir un mensaje, en alzar su voz y no las piedras con las que destrozan comercios y almacenes, no recurrirían a la violencia sino que expondrían su mensaje. A esta gente, por lo tanto, hay que tratarla como lo que son: unos terribles delincuentes. Por supuesto que habrá que estudiar este tema a fondo, pero de momento todo lo que tienen que hacer las autoridades británicas es acabar con estos altercados del mismo modo en que combaten cualquier tipo de delincuencia.

La violencia nunca es el camino. Puede ser un síntoma de que algo no va bien, de que no se están haciendo las cosas como la gente desea o de que hay un gran descontento entre la población. Pero estos tipos son unos matones de pacotilla que no tienen ningún derecho a poner patas arriba una ciudad. Seguro que habrá reportajes que nos lleven a estos barrios y que nos hagan conocer cómo viven quienes están protagonizando estos disturbios, pero esos reportajes necesarios no servirán para que haya la más mínima justificación de estos actos ni para que se pueda intentar comprender que vean la violencia como una salia posible a asus problemas. Insisto, puede que hubiera parte de razón en los que hacen estas protestas, pero nunca en el modo en que se están llevando a cabo. Al final, son sus vecinos y todo el país los que sufren las consecuencias de estos actos odiosos y delictivos.

Hay cientos de detenidos y, según parece, más habrá en las próximas horas. No es sencillo explicar qué ha causado esta violencia que ahora parece difícil de parar. Ponerle freno a un torbellino desatado de furia e ira es muy complicado, tanto como necesario resulta para Londres y el resto de ciudades a los que se ha extendido este conflicto. La violencia, en todo caso, no puede traer nada bueno y es deseable que la calma regrese a las calles de todas las ciudades que están siendo escenario de los altercados.

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