El escándalo Murdoch

Lo nunca visto. Rupert Murdoch, el magnate de los medios de comunicación que presumía de mover los hilos de la política, una de las personas más poderosas e influyentes del mundo, compareciendo en la Cámara de los Comunes del Reino Unido para pedir perdón por las técnicas inmorales empleadas por su ya extinguido diario News of the World. Es el escándalo de las escuchas que afectan, además de a Murdoch y a sus delfines en este gran imperio mediático, al primer ministro del Reino Unido, David Cameron, que hoy comparece ante la misma comisión, así como a Scotland Yard, pues se intuye que la policía tuvo que tener alguna relación con las escuchas ilegales que llevó a cabo el medio de comunicación del señor Murdoch. Además, tanto Cameron como un alto cargo del cuerpo británico contrataron a ex dirigentes del diario News of the World. Es una gran bola de nieve que no hace más que crecer y no es para menos. Murdoch ha sido temido siempre por los políticos y ahora estos se toman cumplida venganza al pedir al magnate que rinda cuentas de las actividades de este periódico. Murdoch, además de pedir perdón y casi ser agredido por un hombre que burló las medidas de seguridad de la Cámara de los Comunes, declaró que el de ayer era el día más humillante de su vida.

Sobre este asunto de las escuchas se ha escrito mucho. Creo que lo más brillante que he leído es un artículo del pasado domingo de Lucía Méndez en El Mundo en el que escribía sobre la parte periodística del asunto. En él se preguntaba por el momento en el que algunso habían dejado de querer ser sencillamente buenos periodistas y habían pasado a querer ser poderosos, de la degradación de este belo oficio. Es un artículo muy recomendable en el que, como casi siempre, esta brillante articulista da en el clavo y expone de forma clara lo triste de este asunto. También en El Mundo leí ayer otro artículo sobre este tema, en esta ocasión de Raúl Del Pozo, en el que alertaba del riesgo de que la polémica de las escuchas provoque medidas contra la libertad de prensa. Para que esto no suceda, recordaba que el Código Penal es la única limitación para la práctica periodística. Son dos formas de verlo, las dos aproximándose a la vertiente puramente periodística del asunto, y las dos acertadas. En efecto, esta polémica tiene varias vertientes: la ética, la periodística, la política, la relación entre la prensa y los gobernantes, etc. Todo junto hace de este escándalo un tema muy interesante y que da ejemplo de lo que nunca debería ser el periodismo.

La práctica periodística debería ser algo totalmente alejado de lo que hacían los periodistas de este diario propiedad del señor Murdoch para obtenet información. Pincharon el teléfono de 8.000 personas, entre ellos de víctimas de atentados terroristas o de personas desaparecidas. Es de esperar que todos los que tuvieran alguna responsabilidad en estos delitos, paguen por lo que han hecho. Sobrepasaron muchoas líneas rojas y no pueden salir impunes de esto. Murdoch dijo que él no era responsable directo de lo ocurrido y que desconocía que se hicieran escuchas. Cuesta mucho creerle. Tanto que todo el mundo mira hacia él, más que hacia los pseudo periodistas que llevaban a cabo estas prácticas, a la hora de buscar culpables de este escándalo. Ojalá esto sirva para que nunca más se vuelva a recurrir a ciertas estrategias inmorales para obtener información. Ojalá también sea útil para que todo el poder que la prensa pueda tener sobre los políticos venga de las informaciones que publique y que los dirigentes preferían tener escondidas, pero nunca de amenazas o de noticias obtenidas gracias a algún delito como el de las escuchas ilegales. Deberían cambiar muchas cosas en el Reino Unido, pero en todo el mundo en general, a raíz de esta situación.

La relación entre el grupo de Murdoch y los primeros ministros del Reino Unido ha sido estrecha en todo momento desde hace muchos años. David Cameron contrató incluso a un ex director del polémico diario como jefe de prensa y se ha reunido en numerosas ocasiones con dirigentes del grupo empresarial mientras se estaba estudiando la opa que este grupo lanzó sobre un importante canal de televisión. Todos parecen tener algo que esconder y los políticos británicos están deseando saldar cuentas con Murdoch. El magnate tenía un poder que nadie le había dado expresamente, pero que nadie fue capaz de arrebatarle. Al menos hasta hoy. A partir de este escándalo esde presumir que todo será (al menos que debería ser) distinto. Veremos cómo sale de esta situación Cameron, porque la oposición está apretando fuerte ya que ha visto en este escándalo, que tanto ha impactado en la sociedad británica, un arma poderosa de desgastar al primer ministro y acercarse, quizás, al poder. Murdoch y todos sus delfines deberían tener su merecido. Repugna los métodos que empleaba este diario para obtener información. Entre otras cosas, por ejemplo, supo a través de las escuchas que el hijo de Gordon Brown tenía una determindad enfermedad. Lamentable e ilegal.

El escándalo no cesa y habrá que seguir pendiente a nuevos detalles que podamos conocer según vaya avanzando todo o a nuevas consecuencias de lo que parece un obstáculo serio para Murdoch. Eso sí, él se encargó de decir que este diario suponía sólo el 1% de sun negocio y que, por lo tanto, no afectará de forma seria a sus ganancias ni a su poder. Está por ver en qué queda todo, pero sería muy extraño que Murdoch volvería a recuperar la situación de la que gozaba antes de este escándalo. Debería ser, como mucho, uno más y se debería vigilar sus métodos. El periodismo merece otra cosa, pero, sobre todo, los ciudadanos merecen algo más. No se debería volver a consentir que nadie hiciera escuchas ilegales y creara un estado de miedo, una dictadura que amenace a todo el mundo, conocido o anónimo, que pueda ser noticia. Espero que nadie se vaya de rositas.

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