Economía y política

Casi todo sigue girando en torno a estos dos campos: la economía y la política. De lo primero, todo sigue muy mal o eso es lo que parece, mientras que de lo segundo la noticia ayer era que el diario El País publicó un editorial en el que pedía a Zapatero que se marchara ya y convocara elecciones anticipadas si quería hacer un último favor a España. El diario El País es un periódico influyente y sus palabras retirando su confianza en el presidente del gobierno se unen a una catarata de peticiones de elecciones anticipadas. Al PP, que es un fijo en este asunto, se unen también otras voces como la de Juan Rossel, presidente de la CEOE, y otros partidos políticos. El hecho de que Zapatero siga como presidente pero el poder en su partido lo tenga Rubalcaba, que será el próximo candidato en las generales, sumado sobre todo a la terrible situación económica que vive España, hace que sean pocos los que crean que no es oportuno convocar elecciones anticipadas para que entre otro gobierno, sea del signo que sea. El discurso del PP no puede ser más machacón. Ayer desde el PSOE pidieron a Rajoy que, ya que él reclama elecciones anticipadas, anticipe alguna idea. Y parece oportuno, ya que desde el Partido Popular están esperando a ver pasar el féretro de su rival por la puerta de su casa sin hacer nada por llegar al gobierno, sólo dejarse llevar.


El caso es que si la situación de España no fuera la actual, nadie osaría decir que el gobierno es provisional y que está en funciones. Lo cierto es que este gobierno tienen legitimidad para agotar la legislatura. Eso no quiere decir que no sea adecuado convocar elecciones anticipadas, sólo que se olvida con mucha facilidad que Zapatero tiene en sus manos la decisión de cuándo convoca las elecciones. Según van pasando los días tengo más claro que iremos a votar antes de marzo del año próximo, pero todo dependerá muy probablemente de cómo evolucione la economía española. Todos los indicadores, en especial los que dependen de la presión de los mercados a países como España o Italia, invitan a pensar que vivimos una situación crítica. Ayer fue otro lunes negro y, si nadie lo impide, nada hace pensar que el martes sea mucho mejor. La prima de riesgo sigue en máximos y parece no tocar techo, mientras que el interés que hay que pagar por colocar la deuda es cada vez mayor y alcanza cotas nunca vistas desde la entrada del euro. Toda esta inestabilidad parece proceder de la indecisión e incapacidad de la UE para tomar medidas y sacar adelante el segundo plan de rescate a Grecia. Será el jueves cuando se sienten a hablar del tema y es urgente para todos, para unos más que para otros, que se llegue a un acuerdo.


Mientras la UE no mueste cierta fortaleza y capacidad de reacción (de esto último no va muy sobrada que se diga), los mercados seguirán presionando a España. Están intranquilos, o con ganas de liarla y sacar más intereses de esta situación. España sufre y necesita como el comer que la UE resuelva algo. Será entonces cuando podremos empezar a respirar algo más tranquilos, aunque tampoco sabremos hasta cuándo y cuál será el próximo obstáculo que espere a la vuelta de la esquina para volver a complicarlo todo. La Cumbre Europea del jueves será decisiva y es en estos casos donde los líderes políticos de la Unión tienen que demostrar altura de miras y sentido de la responsabilidad. Alemania está siendo quien más pegas pone y llegó incluso a negarse a asistir a esta reunión. Creo que también a los alemanes les interesa dar una imagen fuerte de Europa, una imagen de una UE resolutiva que es capaz de salir a dar la cara por un miembro que está pasando problemas y de evitar que otros países miembros sufran más de la cuenta. Veremos si demuestran eso que todos esperamos o si, por el contrario, lo dejan todo en el aire y a España e Italia expuestas a los mercados y sus presiones. Estamos en una semana crucial.


Por si todo esto fuera poco, la situación política en España no parece mucho más estable. Obviamente, la economía está muy relacionada y tiene buena parte de la culpa de que así sea. Si la situación económica fuera otra, es muy probable que no estaríamos escuchando voces desde todos los ámbitos y desde posiciones ideológicas muy distantes que reclaman elecciones anticipadas. El diario El País, si ir más lejos, pidió en un editorial al presidente que adelante la cita con las urnas. En ese artículo se llega a decir que noviembre es tarde. La reacción del gobierno no se ha hecho esperar y los ministros que hablaron ayer sobre este editorial dijeron que no suelen comentar artículos de prensa y que no les parece adecuado que todo el mundo se ponga a decir lo que hay que hacer cuando la decisión la tiene que tomar el presidente del gobierno, el único que puede adelantar las elecciones. Todo lo que es está hablando sobre adelanto electoral puede tener también alguna relación con una batalla entre Zapatero y Rubalcaba, entre quien manda y quien aspira a mandar. Zapatero ya no cuenta para casi nadie, quizás tampoco para muchos dentro de su partido que se han entregado a la causa de conseguir que Rubalcaba dé la vuelta a las encuestas.


Cuando desde el gobierno y desde el PSOE se dice que, de momento, no habrá adelanto electoral, la gran duda es si defienden esta postura porque creen que es lo mejor para el país, y en ese caso, por qué tienen esa opinión, o si lo hacen porque están calculando sus propios intereses de cara a las elecciones. Por un lado, es verdad que estamos en un momento muy delicado y puede que un parón en la acción de gobierno no sea lo más adecuado. La clave, en todo caso, la dio ayer Duran i Lleida, portavoz de CiU en el Congreso, quien declaró en un acto de su partido que el caso no es aguantar o no unos meses, sino qué se va a hacer en esos meses. Ahí está lo fundamental. Si se agota la legislatura, se debe hacer porque haya proyectos o reformas pendientes. Seguir por seguir, tal y como se ha puesto las cosas, no es muy razonable. Zapatero debe de pensar que si convoca elecciones anticipadas estaría dando su brazo a torcer. La decisión de convocar elecciones es, y él lo sabe, su última gran decisión, es lo único que le queda de poder. Todo lo que haga será medido por su partido, pero en sentido estricto sólo él puede convocar las elecciones. Otra cosa es que no termine haciendo lo que le pida el PSOE y, concretamente, Rubalcaba según sus intereses electorales.


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