Camps dimite

La causa de los trajes supuestamente pagados por la trama Gürtel se ha llevado por delante al ya expresidente valenciano. Francisco Camps dimitió ayer y lo anunció en una rueda de prensa en la que no permitió a las televisiones hacer el cableado necesario para emitir la comparecencia en directo, así que ninguna emisora pudo ofrecer en directo el momento en el que Camps decía que dejaba de ser presidente de la Generalitat. Más allá de este hecho, una gran torpeza por parte de Camps, dicho sea de paso, la noticia en sí es la renuncia del presidente y el modo en el que se despidió. La noticia surgía a eso de las cinco de la tarde. Entonces se anunció una rueda de prensa de Camps en la que se intuía que iba a anunciar su marcha. El día de ayer fue de locos, ya que dos acusados junto al expresidente en esta causa se declararon culpables y pactaron no llegar a juicio. Se rumoreó insistentemente con que Camps iba a hacer lo mismo durante todo el día, hasta el abogado del político se presentó en el Tribunal, pero finalmente todo cambió. Es de suponer que esta dimisión tiene una intrahistoria detrás que quizás vayamos conociendo según pase el tiempo, aunque puede también que nunca sepamos qué llevó a Camps a dimitir en el día de ayer.

Federico Trillo fue enviado por Mariano Rajoy a Valencia para tratar de resolver este asunto. Es de los pocos nubarrones que amenazaban al PP antes de las generales y no era plan de que afectara más de la cuenta. De este modo, el responsable de Justicia del PP se marchó para Valencia con un objetivo: que se resolviera esta crisis. Lo que no sabemos es si era éste el fin que buscaba la dirección nacional del PP. Ayer, poco después de conocer la dimisión de Camps, José Blanco hizo unas declaraciones algo esperpénticas, pues afirmó que ahora lo importante es escuchar lo que tenga que decir Rajoy, que envió a Trillo a Valencia para que Camps reconociera que era culpable y que ahora dice en un comunicado que defenderá siempre la inocencia del expresidente. ¿En qué quedamos, señor portavoz del gobierno? ¿No reclamaba el PSOE la dimisión de Camps desde tiempos inmemoriales? Cada día están más cerca las elecciones y esta dimisión no puede suponer, dicen desde el PSOE, que al PP se le allane aún más el camino hacia La Moncloa. La actitud de Rajoy no parece la más adecuada, al menos en lo que respecta a su silencio de cara a los medios, pero la verdad es que de la noche a la mañana el PP deja de tener un problema, al menos de momento.

Francisco Camps de despidió a su manera. Dijo que había cumplido todos los proyectos e ilusiones que había prometido a los valencianos, que se iba con menos de lo que llegó y se declaró en más de una ocasión inocente. Es más, dijo ser una víctima de una persecución personal. También se acordó de sus enemigos políticos, de los que han tirado de la causa de los trajes para desacreditare e intentar arrebatarle apoyos (esto último sin éxito). A ellos les dijo que habían perdido, que se quedaban sin discurso. Camps ya está fuera así que los rivales políticos tendrán que centrar sus críticas en otras cuestiones, que no andarán muy lejos tampoco de la trama Gürtel ya que se sigue investigando una posible financación ilegal del partido. Lo más llamativo de la renuncia de Camps fue la explicación que dio de este adiós. Dijo el expresidente valenciano que hace este "sacrificio personal" por el PP, para que Mariano Rajoy sea el próximo presidente de España y nuestro país sea la gran nación que desean todos los españoles. Además, afirmó que a partir de ahora se siente liberado para defenderse allá donde haga falta y lograr demostrar que es inocente de las "barbaridades" de las que se le ha acusado desde hace mucho tiempo. Nada, por lo tanto, de reconocer su delito.

Camps se marcha y el PP de Valencia se ha puesto en marcha para elegir un sustituto para presidir la Comunidad Valenciana. El elegido es Alberto Fabra, alcalde de Castellón, que se pondrá al frente del gobierno cuando sea elegido por la Cámara. El PSOE ya ha anunciado que no va a presentar un candidato por lo que Fabra será el nuevo presidente en breve. Este dirigente político ha declarado que Camps es un amigo personal y un referente político para él, y que tomará posesión del cargo con responsabilidad y con el objetivo de seguir trabajando por los ciudadanos de Valencia. Fabra tendrá su momento, pero creo que en el día de hoy los análisis deben centrarse en la figura de Camps. El gesto de ayer fue muy honesto y honrado. Se sacrificó en favor de su partido, dijo él. pero también evitó a los valencianos la difícil situación de ver a su presidente sentado en un banquillo de los acusados por un presunto delito de cohecho impropio. Creo que es una buena noticia para Valencia que Camps lo deje en este momento, porque la política en esa Comunidad habría estado monopolizada por la causa de los trajes y ahora, tanto unos como otros, deberán centrarse en los problemas de los valencianos y no enredarse más de la cuenta con este proceso judicial.

No hay duda de que al PP le suponía un riesgo la situación de Camps. Si éste se hubiera aferrado al cargo tras reconocer su delito, Mariano Rajoy quedaría sin ninguna autoridad y las críticas hacia él serían aún más severas por parte de los dirigentes socialistas. Además, se supone que este caso restaría votos al PP. Digo que se supone porque Camps ya estaba implicado en este asunto antes de las elecciones del 22 de mayo y ganó or mayoría absoluta. Yo no tengo muy claro que estos casos resten muchos votos, pero está claro que no era decente mantener a Camps como presidente tras haber admitido un delito o hacer como si no pasara nada. Se puede decir que esta dimisión es el último gran servicio de Camps a su partido. Ahora el expresidente se deberá centrar en demostrar su inocencia y en dejar limpio su nombre de las acusaciones que pesan sobre él. Mariano Rajoy, por su parte, ve cómo todo se va aclarando sin hacer aparentemente gran cosa porque esto sea así. No ha actuado de forma contundente, al menos en público, pero este obstáculo para su llegada a La Moncloa ya no existe. Era razonable que Camps dimitiera, quizás lo raro es que no lo hiciera antes de las elecciones cuando ya estaba imputado. La tolerancia cero con la corrupción debe ser algo más que unas bonitas palabras.

Elena Valencia fue quien puso voz a la reacción del PSOE sobre esta dimisión. La política socialista declaró que Rajoy espera que la dimisión de Camps sea un cortafuegos de Gürtel y se encargó de recordar que esta trama tiene más caras además de la causa de los trajes y que no se puede dejar de lado que también se investigan otras posibles irregularidades. La trama Gürtel seguira siendo, por lo tanto, un argumento de batalla política. Parece lógico que así sea, ya que se trata de una trama de supuesta corrupción política en la que estaría implicado el PP. Igual de lógico sería que se investigara y se actuara en caso de que fuera el PSOE el implicado. De hecho, a nadie se le escapa que ningún partido, o casi ninguno al menos, puede decir que esté inmaculado de casos de corrupción o de asuntos poco éticos y algo turbios. El PP podrá decir que, ante una acusación de un juez actúa caiga quien caiga, por muy presidente autonómico que sea el que está acusado. Se abre un nuevo tiempo en Valencia sin grandes cambios de decoración, pues de prever que el nuevo presidente apueste por la continuidad de la labor de Camps. El expresidente estará ahora centrado al cien por cien en demostrar su inocencia. Mientras tanto, Mariano Rajoy respira tranquilo.

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