Magistral Nadal

Pues sí, Rafa Nadal sigue haciendo historia y destrozando récords de legendarios tenistas de todos los tiempos. Ayer conquistó su sexto Roland Garros y ya empata en número de torneos parisinos con Borg, a quien yo no ví jugar por mi insultante juventud pero del que los más veteranos dicen que fue un auténtico genio de la raqueta. Con 25 años, Nadal sigue agigantando su leyenda y lo hace de la mano de la gran rivalidad deportiva del siglo XXI: Nadal contra Federer, es decir, el suizo, que es el mejor tenista de todos los tiempos, frente al único que ha podido hacerle sombra de verdad, frente a un deportisita extraordinario que bien puede lograr entrar, aún más, en el Olimpo de los dioses del tenis con todo lo que queda por delante. El partido comenzó algo flojo para el español, pero es precisamente en las dificultades donde se ve a los grandes tenistas, a los mejores. Y ahí estuvo Nadal para ganar los dos primeros sets y ponerse a un pasito de lograr su histórico triunfo en París. Siempre se dice que es muy complicado cerrar los partidos, todavía más si es contra Roger Federer y se trata de toda una final de Roland Garros, y ayer se comprobó que así es. Cuando todo hacía indicar que el español iba a ganar por tres sets a cero, el suizo logró la victoria en el tercero. No hizo sino alargar algo más el espectáculo para asistir al triunfo inapelable de Nadal en el cuarto y definitivo set.

Se acaban ciertamente los calificativos para describir a Rafa Nadal y para expresar el agradecimiento sincero que todos los aficionados al deporte en España le debemos. En la entrada de ayer hablaba de unas declaraciones de Nadal en las que decía algo así como que tantas victorias nublan la vista. Y tiene razón. No siempre nos protamos del todo bien con nuestros grandes deportistas, pues en lugar de disfrutar con sus grandes éxitos no hacemos más que exigir que lleguen nuevos triunfos. Cuando alguien domina en la tierra como hace Nadal, parece fácil lograr un año sí y otro también ganar en París. Es el gran error en el que caemos muchas veces con los mejores deportistas: ganan de un modo tan brillante que, sin darnos cuenta, no ponemos en valor suficientemente el enorme mérito que tienen sus victorias. A Nadal lo que debemos tenerle todos es mucha admiración y un sentido agradecimiento. A veces somos bastante ingratos con los mejores deportistas de nuestro país. Cuando al comienzo de esta edición de Roland Garros a Nadal le costó mucho ganar su primer partido y dar su mejor versión en el torneo, se escucharon ciertas críticas que chirriaban bastante. No podemos creer que Nadal es un superhombre. Es humano y puede tener días, incluso rachas, mejores o peores.

Mi visión del deporte profesional es bastante distinta a la de aquellos que comenzaron a criticar a Nadal cuando todo parecía indicar que la cosa estaba mal. Creo que Nadal podría perfectamente no ganar nada más en lo que queda de carrera y aún así seguiría siendo uno de los mejores tenistas de la historia y uno de los más destacados deportistas de nuestro país de todos los tiempos. Cuando se trata de tipos como él, deberíamos mostrar algo más de respeto. Sucede lo mismo con otros grandes campeones que nos acostumbran a las grandes victorias y terminan por hacer parecer fácil lo que es muy complicado. Recuerdo que cuando acabó el Giro de este año, que tan brillantemente ganó Alberto Contador, el ciclista de Pinto dijó que sufrió mucho en esta carrera, también que disfrutó, pero lo importante es que, por mucho que le viéramos tan superior al resto, él también tuvo que subir esos puertos terribles y también tuvo que darlo todo. En definitiva, los grandes triunfos llevan detrás un enorme sacrificio y mucho trabajo. Convendría que celebráramos cada éxito de Nadal como si fuera el primero, como si no estuviéramos tan mal acostumbrados a verle ganar siempre. Sería una forma bonita de vivir el deporte.

Quiero insitir sobre ese último punto destacado en el párrafo anterior: el trabajo y el sacrificio de Nadal. El tenista español juega de tal modo que parece sencillo lo que hace, pero lo cierto es que no lo es. Detrás de esta sensación se esconde una admirable capacidad de trabajo y de mejora personal día a día con entrenamientos duros y con el calendario más duro de todos los deportes que es el calendario de tenis. La mayor parte del año están de un lado a otro del globo para disputar torneos en las pista de muchas partes del mundo. Creo que su temporada es la más dura de todos los deportes, al menos de los deportes que conozco, y eso también hay que tenerlo en cuenta. La prueba está en lo que va a hacer Nadal tras este triunfo en París: viajar inmediatamente a Londres donde disputará un torneo previo a Wimbledon. Es un no parar y más todavía si eres el número 1 del mundo y tienes que defender muchos puntos después de un año prodigioso como el 2010. El mensaje que lanzan los triunfos de Nadal es que se puede conseguir aquello que uno se propone, pero para ello es necesario trabajar muy duro. El tenista español ha entrado por méritos propios con letras de oro en el Olimpo del deporte mundial de todos los tiempos.

Ayer, cuando ganó el torneo por sexta vez, Nadal habló para el público y dijo cosas muy interesantes. Habló algo en francés y agradeció al público su apoyo, aunque por otro lado estaba claro que el público francés iba con Federer, o quizás más bien contra Nadal. En todo caso, me quedo con dos cosas de las que dijo Nadal. La primera es precisamente ésa, el agradecimiento al público y sus cariñosas palabras para los que fueron a vibrar con la final entre Federer y Nadal. La segunda es algo que dijo en las cámaras de TVE y previamente cuando fue entrevistado en la pista por un periodista francés. Dijo Nadal que da gracias a la vida porque es un gran afortunado. Prefectamente podría haber dicho, porque es verdad, que él se ha buscado con su esfuerzo y dedicación el puesto que ocupa en el tenis mundial, pero optó por decir que ha tenido mucha suerte por poder vivir todo lo que ha vivido hasta ahora. Además de talento con la raqueta, el tenista español es humilde y ésa es una de las virtudes que más atrae a los espectadores. Nadal es grande, grandioso, dentro de la pista, pero también lo es fuera de ella, cuando no está jugando. Afortunado es él, desde luego, pero también lo somos todos de poder disfrutar de su tenis cada poco tiempo. Es todo un espectáculo. Enhorabuena y gracias.

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