Éxito del 15-M en toda España

Como titulaba en la entrada del blog, el de ayer era un día clave para el movimiento 15-M por varias razones. Las manifestaciones convocadas en toda España suponían el primer gran acto tras poner punto final a las acampadas en las plazas de muchas ciudades españolas, y además era una gran oportunidad de demostrar que este movimiento es pacífico y que rechaza todo tipo de violencia. Si el objetivo de los actos de ayer era congregar a muchas personas, se logró. Si era dejar claro que todo lo que hace este movimiento es por vías pacíficas, también se logró. El 15-M nunca ha estado moribundo, por lo que no sería correcto decir que ha resucitado, pero sí es verdad que ha cogido fuerzas y que tiene ilusiones renovadas tras el éxito de las marchas del 19-J que fueron convocadas hace mucho tiempo, cuando todavía ni existía el 15-M, pero que ha sido un estimulante perfecto para este movimiento. Yo estuve ayer en la marcha de Madrid, concretamente en la que pasaba cerca de mi casa. Andando llegamos hasta Neptuno y allí se vio que la manifestación era multitudinaria. Ciertamente da lo mismo la cifra exacta que se dé, pues tampoco haría bien el 15-M en entrar en una absurda guerra de cifras. Dicen que unos 40.000 en Madrid, pues 40.000 se ha dicho.

Lo que nadie puede negar es que este movimiento, lejos de perder fuerza o poder de convocatoria, está más fortalecido que nunca. Cuando nació el 15-M se apreció con qué facilidad esta corriente lograba atraer a miles de personas. Puede que el acto más multitudinario de todos los que ha celebrado el 15-M sea la manifestación de ayer de Madrid con las seis columnas que avanzaron hasta Neptuno. Un mes después de nacer podemos decir que este movimiento no será flor de un día. Ayer aventuré que todo lo que no fuera una presencia masiva de ciudadanos a los actos de Madrid y del resto de España sería una sorpresa para mí. Pues bien, no hubo lugar para el fracaso porque lo de ayer fue un rotundo éxito del movimiento 15-M. Además de por la asistencia de público, por el ambiente festivo de las marchas y porque en ningún lugar de España hubo ningún altercado. Harán bien todos aquellos que intentaron relacionar a todo el 15-M con los violentos de Barcelona en rectificar y reconocer, al menos, que lo de ayer fue todo un ejemplo de civismo y de comportamiento escrupulosamente legal y acertado. No hubo ningún altercado ni se registró ningún desorden. La premisa era clara: alzar la voz y no emplear la violencia. Por lo que yo vi ayer, Madrid fue una fiesta.

Según se iba incorporando gente a la marcha, los manifestantes aplaudían y saludaba con los brazos en alto a los que iban entrando a formar parte de las columnas que avanzaban hacia Neptuno. Los cánticos de la marcha eran los clásicos en estas manifestaciones. "No hay pan para tanto chorizo", "que no, que no, que no nos representan", "lo llaman democracia y no lo es" o "el pueblo, unido, jamás será vencido". También se acordaron de los banqueros y, en alguna pancarta, del tema central de la marcha de ayer: el pacto del euro. Otro de los gritos que se escuchó con claridad en las calles de Madrid, y supongo que en las de toda España, fue "esta crisis no la pagamos". En la marcha de Madrid se escuchó también la petición de una huelga general que paralice el país. En caso de que el 15-M lograra convocar una huelga general y ésta fuera un éxito, su fuerza sería todavía mayor y mayor la necesidad de que los políticos se paren a escuchar lo que está diciendo la calle. Los indignados del 15-M no se representan más que a ellos, pero es todo un síntoma de lo que está pasando en España que tantos ciudadanos se sientan animados a salir a la calle a protestar y pedir cambios realesen nuestro país. Deben estudiar el porqué de este movimiento.

Hablando de políticos, ayer fue la ministra de Defensa, Carme Chacón, quien habló del 15-M. Lo que dijo es que sus peticiones son "razonables" y que los partidos políticos deben escuchar y atender a estas personas. Los políticos no deberían tratar de hacer guiños a los indignados, porque gran parte de su indignación es, precisamente, con los dirigentes políticos, pero sí podrían, más bien deberían, escuchar lo que está diciendo la calle, lo que piden miles de personas y ver cómo se ha provocado que muchas personas salgan a manifestarse y a mostrar su descontento con la clase política. Es hora de que algún político haga eso tan extraño en su mundo que se llama autocrítica. Es hora de que se escuche en boca de algún político aquello de "algo habremos hecho mal". Lo contrario, es decir, mirar para otro lado y seguir como si nada hubiera cambiado desde que nació el 15-M, sería engañarse y alejarse aún más de la población. Es por eso que posturas como la de Chacón son muy recomendables entre la clase política. Puede que lo esperable es que no se den por enterados, pero sin duda lo lógico es que intentarán hacer un esfuerzo por comprenden a la población que se están manifestando y que está expresando su indignación.

Los políticos han tenido que cometer algún error y, en el fondo, ellos deben ser conscientes de ello. El 15-M no es un grupo de radicales que protesta por protestar y que sólo busca pasar la mañana del domingo recorriendo las principales calles de Madrid con los amigos sin importar el motivo de la manifestación. Nada tienen de radicales las personas que yo vi ayer en Madrid y, desde luego, nada de personas despreocupadas. Si algo se le puede reconocer al 15-M, además de que ha atraído a mucha gente, es que han logrado que se vea con claridad que la gente no pasa de todo. Con estas marchas y todos los actos del 15-M se está comprobando que los ciudadanos sí se preocupan por cómo marchan las cosas, que no están dormidos ante la crisis económica y que no están dispuestos a seguir pagando los platos rotos de otros. Comprobar que a la gente sí le interesa la política, mejor dicho, las cuestiones políticas, como siempre dice Iñaki Gabilondo, la política de las cosas, no las cosas de la política, ha sido uno de los grandes logros de este movimiento. Los ciudadanos están atentos a todo lo que sucede y no quieren jugar un papel secundario o pasivo mientras otros deciden por ellos, mientras otros optan por recortar de donde menos se debería recortar.

Considero que lo ocurrido ayer en muchas ciudades de España sólo puede ser calificado como éxito absoluto del 15-M. Se anuncian nuevos actos de este tipo. Hay que saber gestionar bien el éxito y los miembros de este movimiento deben actuar de forma meditada y pensar mucho qué será la próximo, cuál será el próximo paso que den. Desde luego, si lo de ayer servía para medir su fuerza, ha quedado claro que tienen mucho poder de convocatoria. Concretar sus propuestas, definirlas mejor, debe ser una premisa fundamental de este movimiento. La otra en la que insistio siempre es la que elogio de lo sucedido ayer: el carácter pacífico de todos los actos de protesta. Si a estos dos puntos se suma el hecho indudable de que tienen mucha gente detrás apoyándoles, el 15-M tiene en sus manos seguir marcando la agendia informativa de España, seguir presionando para que los políticos se vena obligados a preguntarse, antes o después, qué está pasando y qué pueden hacer para lograr que el descontento de la población decrezca. Vivimos tiempos difíciles, eso es una obviedad, pero siempre se puede gestionar mejor situaciones de crisis como ésta, siempre se puede intentar proteger a los ciudadanos más indefensos y menos culpables de la crisis.

Con fuerzas e ilusiones renovadas, el 15-M sigue adelante. Ayer también había pancartas en favor de un referéndum el 15 de octubre, aunque de eso no he leído gran cosa en la prensa. De la marcha de ayer, me quedo con el buen ambiente de la misma. Visto desde dentro, sigo pensando que este movimiento puede equivocarse en muchas cosas, que puede estar demonizando a políticos y banqueros y simplificando algo el problema, que puede que sea verdad que tengan que concretar más sus propuestas, que quizás deberían organizarse de otro modo; pero que siguen siendo ese soplo de aire fresco ante el que uno no puede más que festejar que la población esté tan despierta y activa. Habrá muchas cosas en las que puedan mejorar, pero ¿acaso no tiene mérito convocar a tantas personas? ¿acaso no es un triunfo indudable lograr que nadie recurra a la violencia y conseguir que las marchas sean una fiesta? Sí, tiene mucho mérito lo que está logrando el 15-M. ¿Servirá para cambiar algo las cosas? No lo sé, pero como diría aquel, la única batalla que se pierde es la que no se da.

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