Dimisiones en el Constitucional

Ayer se produjo una de esas noticias insólitas, que nunca antes se habían vivido. Tres miembros del Tribunal Constitucional dimitieron de sus cargos, o mejor, pusieron sus cargos a disposición del presidente de este tribunal, Pascual Sala, quien no ha aceptado la renuncia del vicepresidente y otros dos magistrados. Su dimisión está relacionada con la incapacidad de PP y PSOE para ponerse de acuerdo y renovar, tal y como establece la Constitución que debe hacerse, el TC. Como era de esperar, desde los dos grandes partidos se echan la culpa unos a otros de lo sucedido. Si no lo entiendo mal, estas tres dimisiones son un tirón de orejas a ambos, pero parecen totalmente incapaces de ponerse a trabajar en candidatos de consenso y en intentar renovar a los miembros del Tribunal que tengan que ser renovados. No entiendo gran cosa de esta cuestión, pero si nunca antes había sucedido algo similar es razonable pensar que se trata de una noticia muy importante y que debería suponer una llamada de atención a los dos principales partidos en cuyas manos está acabar con esta crisis institucional que vive el TC. Por lo dicho ayer desde ambos partidos, no parece que ésa sea su intención real. Más bien quieren culpar al otro de todo lo que pasa.


De este modo, desde el PSOE se dijo que es el PP quien está obstaculizando de forma constante la renovación del TC. Marcelino Iglesias culpó en su comparecencia de ayer a los populares. En el PP no podían ser menos, por lo que María Dolores de Cospedal estableció de forma inmediata, de hecho se enteró de la noticia mientras comparecía ante la prensa, una relación directa entra la debilidad del gobierno y estas renuncias en el Tribunal Constitucional. Para que no faltara de nada, la secretaria general del partido de la oposición dijo también que estos magistrados habían votado a favor de la presencia de Bildu en las pasadas elecciones. En fin, una mezcla de todos los ingredientes que tiene el menú de la oposición actualmente: todo lo que pase en España (lo malo, claro está) es culpa de Zapatero. Con esta actitud no parece que se pueda llegar muy lejos cuando de lo que se trata es de alcanzar un acuerdo y llegar a un consenso sobre los candidatos a reemplazar a los magistrados actuales del TC que ya han agotado su mandato, su tiempo legal en este Tribunal. Ramón Jáuregui, ministro de la Presidencia, ha declarado que el motivo de fondo que lleva al PP a no dar un paso adelante y alcanzar el acuerdo es que piensa que cuando llegue al poder podrá renovar el TC "a su gusto". Entonces, ha dicho el ministro, no encontrará el apoyo del PSOE.


Estas palabras del ministro vienen a confirmar lo que por otro lado es una obviedad: la indendencia judicial en España deja mucho que desear. Si el señor Jáuregui dice que el PP lo que quiere es renovar el TC según sus preferencias cuando llegue al gobierno, no sé que le hace pensar al ministro que no podemos sospechar que lo que intenta ahora el PSOE es exactamente lo mismo. Resulta bochornoso ver cómo se habla de jueces conservadores o jueces progresistas cada vez que hay que tomar una decisión importante. A éste lo ha nombrado el PSOE, a éste el PP. ¿Dónde queda la independencia de los jueces? Deberían esforzarse los magistrados por huir de esta imagen, de esta idea que es generalizada en nuestro país, de que los jueces responden a intereses partidistas de la formación que les ha colocado en su lugar actual. Las palabras dle ministro de la Presidencia revelan que el PP, según él, cree que puede esperar a ganar las elecciones para cambiar a su manera el TC, pero lo que pone de manifiesto es mucho más, es que no es más que un cuento chino aquello de la independencia de los jueces, al menos en lo que depende de los políticos. Si por ellos fuera, desde luego, los tribunales serían su cortijo. Esto no puede ser así.

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