De Sol al Congreso

Ayer me preguntaba en este blog cuál sería el siguiente paso de los indignados del 15-M y no hubo que esperar mucho para salir de dudas. Cientos de personas se trasladaron de Sol hasta las puertas del Congreso de los Diputados para seguir allí alzando la voz en busca de cambios reales en la política española. La concentración en la Carrera de San Jerónimo se prolongó hasta la madrugada, cuando decidieron marcharse de allí y optaron por volver a su campamento. La acción de ayer tiene su importancia porque quizás se trate de la primera protesta concreta de los indignados, es decir, al protestar contra la reforma de la negociación coletiva, los miembros del 15-M hicieron eso que reclamaba ayer en esta bitácora: concretar sus ideas. Casi por primera vez desde que comenzaron sus protestas, las personas de este movimiento muestran sus cartas de forma clara. Ayer dejaron claro que están en contra de la reforma de la negociación colectiva que tiene pensado aprobar el gobierno en el Consejo de Ministros de mañana y que, por cierto, parece no gustar ni a sindicatos ni a patronal. Fue un mensaje más concreto y menos general que los que estamos acostumbrados a oír. No se trata ya de un discurso genérico, sino de una oposición concreta a una medida en particular.

Se habla de que eran entre 1.500 y 2.000 personas las que se manifestaron ayer frente al Congreso e los Diputados. Los manifestantes tuvieron para todos con frases más o menos ingeniosas. Por ejemplo, sobre las propuestas de Merkel para mejorar la economía española, dijeron que "sus reformas nos importan un pepino"; sobre los sindicatos: "dónde están, no se ven, Comisiones y UGT, ya lo sé, donde están, están con la patronal". Y, por supuesto, para el gobierno y los partidos políticos que habrán de aprobar esta reforma: "esta reforma, la vamos a parar" o "ese contrato, para los diputados". Puede que sea sólo una impresión mía, pero antes de la protesta de ayer era difícil encontrar propuestas concretas o alusiones clarar a asuntos de actualidad. Se hablaba genéricamente de acabar con la corrupción o de limitar el poder de los banqueros, asuntos que son de interés pero que no dejan de ser bastante poco precisos, y tan sólo se escuchaba una propuesta concreta: el cambio de la Ley Electoral. Lo ocurrido ayer en el Congreso es un paso más de este movimiento, y es un paso en una dirección acertada, la de posicionarse en asuntos concretos y llevar sus mensajes algo idealistas a medidas particulares como ésta.

Lo que hagan a partir de ahora los miembros de este movimiento determinará su futuro. El primer golpe lograron darlo cuando, poco antes de las elecciones y en plena campaña, la atención informativa se centró en ellos mucho más que en los políticos. Lograron atraer las miradas de toda España y también de medios de todo el mundo. Logrado este primer paso, decidieron seguir con sus acampadas en puntos de distintas ciudades españolas como Sol. Ahora han tomado la decisión de levantar estos campamentos, al menos el de Madrid, y llevar a cabo nuevas acciones. La de ayer demuestra que no están dispuestos a dejar de hacer oír sus mensajes, y estos parecen ser más precisos ahora. En relación a lo que dijeron ayer los manifestantes, destaca lo coreado sobre los sindicatos. Los políticos deberían estudiar este movimiento con detenimiento, eso está claro, pero ocurre lo mismo con los sindicatos. En el fondo, lo que reivindican los miembros del 15-M es my similar a lo que deben defender los sindicatos, como el trabajo y luchar contra el paro. Pero resulta que las movilizaciones de los sindicatos no han sido precisamente un gran éxito, mientras que este movimiento popular ha logrado triunfar y calar hondo entre la población. Deben hacérselo mirar.

Por lo tanto, no son sólo los políticos los que deberían investigar esta corriente social y preocuparse por ella. Creo que los sindicatos han quedado en mal lugar con el surgimiento de los indignados. Al principio, por cierto, los sindicatos se ofrecieron para unirse a este movimiento pues, según dijeron, los mensajes coincidían con los suyos, pero ahora parece que no será así y no habrá tal unión. Los indignados tienen una cualidad que los sindicatos deberían llevar también por bandera: la independencia. Al menos hasta que no se demuestre lo contrario, el movimiento 15-M no está ligado a ningún partido político y a ningún interés particular más que al de los ciudadanos que claman contra la mala situación que vive el país. CC.OO y UGT no han sido capaces de aglutinar en torno a ellos el descontento creciente en la población española. Es un hecho que este movimiento social, que no tiene tanta capacidad organizativa ni publicitaria como los sindicatos, han dad mil vueltas a estos en la forma de llevar a cabo sus protestas y hacerlas llegar a la población. De este modo, Toxo y Méndez deberían tomar nota. No es que los ciudadanos estén anestesiados, es que tampoco se sienten representados por los sindicatos y prefieren organizarse por su cuenta.

Sobre la clase política, contra ella se centran gran parte de las protestas de los indignados. No deja de tener su gracia (quizá ésta no sea la palabra adecuada) que el mismo día que los miembros del 15-M se manifiestan ante el Congreso, los diputados decidan trabajar un día menos y hacer que los plenos se celebren sólo los martes y los miércoles, y no también los jueves como hasta ahora. Se supone que sus señorías seguirían cobrando por tres días, pues las sesiones se juntan en dos, pero en teoría se hacen las mismas. Así el fin de semana para algunso se puede alargar todavía más. Ahora los partidos políticos, visto el revuelo que esta medida ha despertado, salen en tromba a decir que ellos no han sido. Tanto el PP como IU dicen que ellos no apoyan esta medida y es probable que la genial ideal se eche para atrás y se sigan trabajando esos tres días a la semana en sesiones del Congreso. Los indignados tienen un nuevo motivo para mirar a los políticos con cierta desconfianza y con ese grito ya famoso de "no nos representan". Este medida no parece la más adeucada para demostrar a la población que en Congreso se trabaja duro para el bien de todos los españoles, algo que, por otra parte, no soy quien para poner en duda.

Los indignados también han llevado a cabo un acto de protesta esta mañana. En Valencia se constituían las Cortes y parece ser que algunos miembros de este movimiento se han concentrado en la sede de la Cámara regional. Según leo en El País, han sido desalojados y hay un detenido. Veremos según vaya pasando la mañana qué ha sucedido y conoceremos más detalles de este desaolojo en las Cortes valencias que hoy se constituyen. El PP de Camps volverá a gobernar con mayoría absoluta gracias al resultado electoral del pasado 22 de mayo. Lanzados los elogios al 15-M por concretar su postura, reitero mi mensaje de ayer: se deben evitar actos como el del supermercado en Murcia donde algunos miembros de este movimiento entraron con la intención de llevarse varios productos sin pagar para dárselos a los más necesitados. Las cosas no se hacen así y por eso digo que las próximas acciones que lleve a cabo este movimiento determinarán gran parte de su futuro. Deben seguir siendo pacíficos hasta el extremo y no deberían salirse de la legalidad ni cometer acciones como la del supermercado murciano si no quieren enemistarse con la población que, según creo, sigue apoyándoles en su mayoría, al menos algunos de sus mensajes.

Acabo con lo mismo que finalicé ayer: el recuerdo a Jorge Semprún. Ayer en todos los informiativos se rindió merecido homanaje a este gran pensador. Especialmente brillante fue el del telediario de la noche en TVE. En él se recogían palabras del propio Semprún en entrevistas pasadas. Me quedo con una frase maravillosa que es realmente bella y con una gran carga de profundidad: "he perdido mis certidumbres, pero he conservado mis ilusiones". Brillantes palabras. Descanse en paz.

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