Jornada de reflexión

Hoy los políticos no pueden pedir el voto y los ciudadanos deben reflexionar sobre lo que han escuchado estos días en boca de aquellos. Es el día de reflexión previo a las elecciones autonómicas y municipales de mañana. Con todo, la atención sigue centrada en la Puerta del Sol de Madrid donde los indignados, miembros del movimiento Toma la Plaza, que parece que es así como se llama ahora, están acampados en pleno día de reflexión. La Junta Electoral Central lo prohibió, el Supremo ha rechazado el recurso contra esta prohibición por parte de IU, pero las personas que están en Sol no tienen ninguna intención de marcharse. Eso sí, no piden el voto para ningún partido ni hacen campaña por la abstención. La línea que separa un acto social reivindicativo de un acto político es, en ocasiones, bastante delgada. La Policía no va a intervenir salvo que haya incidentes. El movimiento social sigue creciendo y sumando apoyos de todas las ciudades de España y también se están celebrando actos de protesta en otras partes del mundo. Ayer los políticos cerraron sus actos de campaña y o hicieron quizás con la mirada puesta en la Puerta del Sol donde miles de personas siguen dándoles la espalda y reclamando cambios en nuestro país.

Hoy algún editoral se pregunta si tiene sentido la jornada de reflexión en nuestros días o si es más bien algo propio del pasado. El caso es que, hasta que no se cambie, en España hay jornada de reflexión. Ahora el balón está en el tejado del Ministerio del Interior. Ayer Alfredo Pérez Rubalcaba suspendió sus actos de campaña para encargarse de esta cuestión que entra dentro de sus funciones como ministro del Interior. Según parece no habrá desalojo de la Puerta del Sol ni de ninguna de las plazas en otras ciudades de España donde se están llevando a cabo asambleas de este movimiento social. La duda es si hace bien o no el Ministerio en decidir permitir estos actos. Como he dicho antes, la línea entre un acto social y uno político es a veces demasiado fina. Estoy convencido de que la mayoría de los manifestantes no van a hacer discursos políticos, pero no deja de ser una situación algo extraña que en una jornada de reflexión haya miles de personas en la calle dando fuerza a un movimiento cuyas reclamaciones son, en su mayoría, políticas y van en contra de dos de los partidos que se presentan a las elecciones de mañana. En todo caso, si delgada es la línea entre acto social y político, también es cierto que nadie puede negar el derecho de estar personas a reunirse en un lugar público.

Algo está claro y creo que es, como vengo diciendo en entradas anteriores, uno de los primeros grandes logros de este movimiento: en plena campaña electoral se ha hablado más de estas personas que de las propuestas (más bien descalificaciones hacia el adversario) de los políticos. En la jornada de reflexión tiene pinta de que se va a hablar también más de ellos que de como pasen este día los candidatos o de cuáles fueron los últimos mensajes de los políticos en sus actos de cierre de campaña. Supongo que mañana se centrará más la atención en los resultados electorales, pues es una cita muy importante con las urnas, pero quien más quien menos todos tendremos un ojo en Sol. Y después de las elecciones llega la gran incógnita que aún es pronto para resolver: ¿seguirá este movimiento con sus actos de protesta en toda España? Confío en que así sea. Si lo que quieren son cambios profundos en el sistema y no un efecto a corto plazo en las elecciones de mañana, deben seguir adelante con sus reivindicaciones. No se entendería que después del 22 de mayo dejarán de pedir lo que vienen pidiendo todos estos días previos a las elecciones. Yo soy de los que piensan que este movimiento tiene todavía recorrido por delante más allá de la cita con las urnas.

Mañana será el día en que se lleve a cabo lo que se suele llamar "la fiesta de la democracia". Ayer el presidente del gobierno dijo que el voto es la mejor forma de intentar cambiar las cosas. Afirmó respetar a los que optan por no votar, pero animó a que los españoles acudieran a las urnas. Algo similar dijo Mariano Rajoy. En general, la respuesta de los políticos a las reclamaciones de cambio por parte de las personas que protagonizan en movimiento 15-M es pedir el voto para su partido. Más allá de que demuestre que no escuchan lo que los ciudadanos piden, esto demuestra que ninguno cree que este descontento vaya con él y le echan la culpa al otro. Así, desde el PP se insiste en afimar que el paro, que es lo según ellos está detrás de este descontento, es culpa del PSOE. Mientras tanto, los socialistas ya llevaban días agitando el miedo a la derecha más extrema de toda Europa. Sea como sea, hoy viviremos una jornada de reflexión algo extraña. Nadie podía prever que hoy estuviéramos hablando de este movimiento y que se viviera este día de reflexión de forma tan especial.

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