El Congreso respalda la intervención en Libia



Había mucha expectación por saber cómo se desarrollaba la sesión de hoy en el Congreso de los Diputados, aunque no cabía duda de que el gobierno no iba a tener ninguna dificultad para obtener el respaldo de la Cámara para intervenir en Libia junto a las fuerzas de los aliados. De este modo, tres diputados han votado en contra, ha habido una abstención y el resto han votado a favor de que el gobierno forme parte de esta operación contra Gadafi. Las explicaciones que fuera a dar el presidente del gobierno y la forma de apoyarle que tuvieran los portavoces del resto de partidos centraban la atención en el Congreso de los Diputados. Como se esperaba, tan sólo Izquierda Unida y BNG se han mostrado contrarios a la intervención de España en esta misión internacional. Los portavoces de estos dos partidos, muy especialmente Gaspar Llamazares, han criticado con dureza el cambio que para ellos se ha dado en el presidente del gobierno que en su día se puso al frente del movimiento social contra la guerra de Irak. En todo caso, a pesar de que lo que ha sucedido hoy en el Congreso es importante y era una cita esperada desde que Zapatero anunció que España estaría en esta operación, Libia sigue siendo el lugar obligado para una primera referencia a esta cuestión.


Así, hay dudas, divisiones e incógnitas en relación a esta operación. Por un lado se debate sobre quién debe asumir el mando, y parece que sólo Francia se niega a que sea la OTAN la que tome el control de la situación. Además, no parecen coincidir las palabras de David Cameron, primer ministro británico, sobre Gadafi con lo que están defendiendo el resto de líderes. Cameron dio a entender que el dictador libio es un objetivo de esta operación, pero el resto de mandatarios que están al frente de la intervención, empezando por Estados Unidos, han negado que esto se así y han declarado que derrocar a Gadafi o acabar con él no es un objetivo de esta operación. En definitiva, se ha comenzado una misión sin tener del todo claro quién la va a liderar y tampoco cuál es el objetivo de la misma. En teoría, a respuesta a esta última duda es que el objetivo es proteger a los civiles de los ataques de Gadafi, pero no acabar con el poder del líder libio. Suena raro, más viendo los ataques al palacio de Gadafi en Trípoli, eso de que el dictador no sea un objetivo de esta operación. La clave de la intervención en Libia, además del desarrollo de la guerra, es el escenario que se planteara cuando ésta termine. ¿Nos están diciendo que es posible que Gadafi siga en el poder? ¿Creen que él se va a presentar solito a la justicia?


El dictador ha anunciado en dos ocasiones que va a haber un alto el fuego que, obviamente, no cumple. Las tropas leales a Gadafi siguen a lo suyo, con más dificultades, pero con las ideas claras. Su objetivo es atacar a los rebeldes y a ello se están dedicando. Por su parte, las fuerzas de los aliados se han encargado en estos primeros días de guerra de establecer la zona de exclusión aérea y de intentar proteger a los civiles de los ataques de Gadafi, aunque sobre esto se han sembrado dudas desde el régimen libio que no para de afirmar que los bombardeos de los aliados están provocando muertes entre la población civil. Las dos noticias del día en Libia son la caída de un avión de Estados Unidos, en teoría por una avería, cerca de Bengasi y el derribo de otro avión, esta vez de las fuerzas de Gadafi, que se dirigía a la capital de los rebeldes. Esta última noticia llega desde Al Jazira y todavía no ha sido confirmada por otras fuentes. La guerra sigue adelante en Libia y lo hace con grandes dudas entre los países mundiales que están apoyando esta intervención. Las quejas de la Liga Árabe también vienen a demostrar que se pueden estar cometiendo errores o que el planteamiento de esta operación no es del todo correcto.


Alemania se ha agarrado a las críticas que han llegado desde los países de la zona, críticas no especialmente severas tampoco, para justificar su postura de no intervenir en esta operación. Ahora el debate se centra en si es la OTAN la que tiene que asumir el mando de la misma. De momento no ha acuerdo para decidir quién se pone al frente de esta misión. Algo parece claro: eso que se está debatiendo ahora debería ser la primera decisión que se tome tras tener claro que se va a intervenir. Cuando se decide que se va a actuar militarmente en Libia, parece razonable pensar que lo inmediatamente posterior debe ser, precisamente, decidir quién va a estar al mando de las operaciones. Lo cierto es que la OTAN está reunida y que esta misma tarde se pueden tener novedades sobre quién estará al frente de esta intervención. En relación a la otra gran duda, la de si Gadafi es un objetivo de esta operación o no, el presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha anunciado que derrocar al dictador libio no es el objetivo de esta intervención. Para ello ha tirado de resolución de la ONU para afirmar que lo único que se persigue en Libia es evitar los ataques a civiles. En todo caso, da la sensación de que estamos en un punto de no retorno, y cacerecía de sentido que desalojar del poder a Gadafi no fuera un objetivo de esta operación.


Me centro ya en la sesión del Congreso de los Diputados en la que el gobierno se ha llevado el respaldo mayoritario de la Cámara para llevar a cabo esta participación española en la operación en Libia. El principal partido de la oposición no ha querido hacer de este tema un asunto de lucha política y parece que el PP no va a atacar al gobierno por esta cuestión. Lo único que ha hecho Mariano Rajoy es recordarle a Zapatero de forma insistente que eso que estamos haciendo en Libia se llama guerra. En muchas ocasiones ha pronunciado esa palabra. Suele ocurrir que el dirigente que mete a un país en una guerra se niega a pronunciar esa palabra. Si a esto unimos que Zapatero se mostró muy contrario (y no era para menos, la verdad) a la guerra de Irak, el líder del PP ha querido, ya que no va a poder hincar el diente por este tema al PSOE, dejarle claro al presidente que nos ha llevado a una guerra. No ha habido un choque entre Zapatero y Rajoy en esta sesión, y bien mirado esa puede ser la mayor de las noticias. Rajoy sí ha reprochado también a Zapatero que la decisión sobre la que se pedía opinión a los partidos en la sesión de hoy ya estaba tomada. En eso ha quedado la intervención del líder del PP. No era él quien iba a jugar el papel de férreo contrincante de Zapatero. Esta vez le correspondía este rol a Llamazares.


El diputado de IU ha sido el más duro contra Zapatero, tanto que el presidente ha respondido a Llamazares diciéndole que su intervención había sido agresiva. El representante de IU se ha quedado casi solo a la hora de aferrarse al discurso del "No a la guerra" que tanto seguimiento tuvo en tiempos pasados. Con la pegatina que se hizo famosa en la guerra de Irak, Llamazares le ha dicho a Zapatero aquello de "quien le ha visto y quien le ve", para echarle en cara que de la oposición al conflicto en Irak pasó a un "sí, pero..." en Afganistán y más tarde a meter a España en una guerra en Libia. El diputado de IU ha sido el más duro contra el gobierno. Por momentos parecía que le podía la nostalgia de los tiempos pasados al lado del PSOE con las pancartas contra la guerra y las pegatinas en la chaqueta. Zapatero le ha dicho que Llamazares que su lectura de los hechos es simplista. Éste último defiende que lo único que busca Occidente es el petróloe de Libia, a pesar de que la resolución de la ONU niega una invasión del país, y que los Derechos Humanos y la libertad no se pueden defender con la guerra. Como dije ayer, la postura de IU es coherente con lo que ha venido defendiendo siempre. Es un partido pacifista y no podía sino estar en contra de esta y de todas las guerras.


BNG ha sido el otro partido que ha criticado al gobierno por la intervención. Esta vez lo que se ha dicho desde el partido gallego es que no es aceptable que los gobiernos que han sostenido y sostienen a los regímenes totalitarios en países como Libia actúen de este modo ahora contra Gadafi. La pregunta que cabría hacerles a los diputados de IU y del BNG es qué harían ellos para frenar la masacre del dictador en Libia. Porque defender que no hay que recurrir a la violencia es muy bonito, pero tampoco es aceptable que se mire para otro lado o que el mundo se cruce de brazos ante lo que Gadafi está haciendo. La sesión de hoy del Congreso ha sido plácida para el gobierno, pues sólo tres diputados han votado en contra de la participación de España en la guerra de Libia. Los plazos que ha manejado el presidente del gobierno es de un mes para establecer la zona de exclusión aérea y de tres meses de presencia de nuestras tropas en Libia. Ahora falta por saber si finalmente la OTAN decide asumir el control de las operaciones. De momento ha aprobado el embargo naval, algo que se recoge en la resolución de la ONU. La guerra continúa y es de esperar que acabe cuanto antes, aunque esto es más un deseo que un pronóstico.

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