Primeros cambios en Egipto


Cada día que pasa hay alguna novedad en Egipto y, si embargo, estos cambios no contentan todavía a los manifestantes que desconfían de todo lo que huela al régimen de Mubarak. De este modo, lo que podría ser visto como un gran avance, la reunión que refleja la foto entre Suleimán y miembros de la oposición, es recibido con muchos recelos por parte de las personas que siguen en las calles más de una semana después del comienzo de las masivas protestas contra el presidente egipcio. Ayer el vicepresidente Omar Suleimán se reunió con representantes de la oposición egipcia pero parece que ni siquiera estos líderes opositores confían del todo en las palabras y promesas del hombre fuerte del gobierno de Mubarak. Los manifestantes sólo aceptan que se marche Mubarak y no les sirve con que el presidente esté siendo desplazado por Suleimán y que no sea él quien esté pilotando los cambios que se van a producir en Egipto. Algún manifestante pedía ayer que también se fuera Suleimán pues, al fin y al cabo, es una persona importante del régimen de Mubarak. Pero, además de leal a Mubarak, Suleimán es la persona en la que muchos tiene puesta la esperanza de una transición pacífica y tranquila hacia la democracia en Egipto, entre ellos, Estados Unidos.

Quizás lo más novedoso de la reunión de ayer entre Suleimán y los líderes de la oposición, a parte de la reunión en sí que ya parece un avance significativo, sea la presencia en la mesa de negociación de un miembro de los Hermanos Musulmanes. Es digno de ser destacado que también se haya incluido a esta fuerza política en la ronda de contactos para intentar cambiar la Constitución del país. A fin de cuentas, este partido es ilegal e Egipto y además ha sido históricamnete un eterno rival del régimen de Mubarak. Su presencia en la reunión de ayer invita a pensar que, esta vez de verdad, algo podría estar cambiando en Egipto aunque quizás sea pronto para decirlo. Lo que prometió ayer el vicepresidente de Egipto fue libertad de prensa, libertad para los presos "de conciencia", una reforma de la Carta Magna de aquel país y levantar el Estado de excepción en que vive el país desde hace décadas. Es un primer avance pero que convivió ayer con símbolos que hacían recordar que Mubarak sigue al mando: había un gran retrato del presidente en la sala donde se celebró la reunión. Una forma de decir que Mubarak no se irá hasta septiembre cuando se celebren elecciones. La libertad para los presos políticos es también un paso adelante.

Sobre la reforma de la Constitución, Suleimán se comprometió con la oposición a abrir una Comisión que estudiara posibles cambios en la Carta Magna de Egipto. En todo caso, la desconfianza podría resumir la reacción ante estas promesas de cambio por parte de los manifestantes. Necesitan ver cambios de verdad y no sólo recibir promesas. Es imposible de prever lo que va a pasar de aquí en adelante en Egipto. Tampoco parece fácil determinar si las negociaciones abiertas ayer llevarán a una vuelta a la normalidad del país. Eso es lo que intentan los gobernantes que lograron que ayer abrieran los bancos después de más de una semana cerrados. El gobierno egipcio quiere despertar al país y que retome su actividad habitual en lo que se refiere a la economía. No hay todavía estudios que den cifras concretas, pero parece un hecho que, desde el punto de vista económico, la revulta está afectando mucho al país. Lo que se pretende desde las autoridades es que Egipto recupere el pulso económico. Otra cosa es lo que vayan a hacer las personas que están arriesgándose mucho para pedir libertar en su país y unas condiciones democráticas para todos. La vuelta a la normalidad podría ser interpretada como un triunfo para el régimen de Mubarak, ya que supondría el fin de las protestas masivas por parte de los ciudadanos.

Los manifestantes parecen decididos a continuar con sus acciones de protesta al menos hasta que logren su objetivo máximo: la marcha de Mubarak. Ni la dimisió en bloque de la cúpula dirigente del partido del presidente, ni la reunión de ayer con toda la oposición parece servir para que los ciudadanos que protestan contra el régimen egipcio acepten que están cambiando las cosas en su país y cesen en su actitud. Como decía antes es imprevisible lo que pueda pasar a partir de ahora. Parece una primera buenta noticia, en mitad de tanto cocharse contra la pared que habíamos visto anteriormente, la reunión de ayer. Es una muestra de cierta apertura del régimen, pero no es suficiente para las personas que están en la calle protestando contra Mubarak. De este modo, su interpretación de la reunión de ayer es muy distinta a la lectura de esta cumbre negociadora que se hace desde otros puntos como, por ejemplo, desde Estados Unidos donde Barack Obama ha recibido con satisfacción las promesas de cambio que hizo ayer Suleimán. Pero fue el propia Obama quien dijo que el futuro de Egipto lo tenían que decidir los egipcios y para ellos no es un avance significativo lo que se produjo ayer con la reunión entre el gobierno y la oposición.

Obama ha recibido con más optimisto que los manifestantes de la ya célebre Plaza Tahrir de El Cairo la reunión de ayer y el resultado de la misma. De este modo, el presidente estadounidense declaró en una entrevista en la FOX anoche que "Egipto no volverá a ser lo que a sido" después de esta reunión. Para el presidente de Estados Unidos el pueblo egipcio quiere elecciones libres y justas y también un gobierno representativo e insistió en que la transición debe comenzar ya. Sobre el que ha sido aliado de Estados Unidos durante muchos años. Hosni Mubarak, Obama ha dicho que "no es sostenible" la represión que hace a su propio pueblo. Cada vez que Obama habla sobre esta cuestió queda más claro todavía que le ha retirado por completo el apoyo al presidente de Egipto. Obama fue preguntado por los Hermanos Musulmanes de los que dijo que parte de su ideario es antiamericano, pero declaró que sólo son una facción en Egipto y que no cuentan con el apoyo mayoritario del pueblo egipcio. Además dijo que se niega a pensar que la úica alternativa a un pueblo oprimido por Mubarak sea un pueblo gobernado por los Hermanos Musulmanes. Nuevamente insistió en la idea de que lo que Egipto quiere y necesita es un gobierno representativo.

Precisamente los Hermanos Musulmanes consideraron ayer que los acuerdos alcanzados con Suleimán no son suficientes. Este partido islámico cree que la reunión de ayer y los acuerdos que resultaron de la misma sólo son "un primer paso". A veces se dice que lo más difícil es dar el primer paso, bueno pues ya se ha dado en Egipto. Hace unos días parecían impensable que el gobierno egipcio se reuniera con miembros de la oposición, y más impensable aún que entre esos representantes de la oposición estuvieran los Hermanos Musulmanes. Por lo tanto la reunión de ayer tiene que ser valorado con cautela, porque no será la última y hay que seguir el cumplimiento de las promesas por parte del gobierno egipcio, pero con la certeza de que se trata de un primer avance, de un primer cambio que echarse a la boca después de muchos días en los que los manifestantes no encontraban ninguna respuesta a sus protestas salvo el anuncio de Mubarak en el que dijo que no se presentaría a las próximas elecciones. Se trata por lo tanto de un primer paso. No puede ser el último porque ni la oposición ni tampoco los ciudadanos lo aceptarían, pero la intención de reformar la Constitución y de liberar a los presos políticos es, nadie lo puede negar, un avance.

En resumen, habrá que seguir muy atentos a todo lo que suceda en Egipto donde cada día surgen noticias nuevas pero donde hay algo que, desde hace unos cuantos días, no cambia: la concentración de miles de personas en la Plaza Tharir de El Cairo. Allí llevan más de una semana los manifestantes concentrados, convirtiendo esa plaza en un símbolo de la lucha de un pueblo por su libertad. De momento no han logrado su principal objetivo (que se vaya Mubarak) y, lo que es aún más importante, no parece que el régimen esté dispuesto a poner barata su caída y su marcha antes de tiempo. Un último apunte: el ejército. Cada vez parece más claro que los militares siguen leales al presidente Mubarak y la desconfianza en este cuerpo está creciendo entre los manifestantes que esperaban más de un Ejército al que repetaban mucho en Egipto. Su papel fue apuntado como clave hace unos días, pero lo cierto es que están entre dos aguas pero siempre más dejándose caer del lado del gobierno. Las protestas siguen en Egipto, esta vez con los primeros movimentos destacados como la reunión de ayer entre Suleimán y la oposición.

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