Pacto social

Lo que parecía la historia de un acuerdo imposible se ha convertido en un pacto social de gran envergadura entre gobierno y sindicatos que, según parece, van a apoyar los empresarios y también el principal partido de la oposición. Hay acuerdo al límite de la fecha en la que el gobierno se propuso anunciar su propuesta para la reforma del sistema de pensiones. Al final, ni para unos ni para otros. La jubilación se alarga hasta los 67 años, pero una persona que haya cotizado 38 años y seis meses podrá jubilarse a los 65. Además se alarga el período de cálculo de la pensión de los 15 años actuales hasta los 25. Algunos medios de comunicación hablan ya hoy de que esta medida podría acarrear una bajada de hasta el 20% de la pensión media, por lo que este pacto, con todo lo importante que sea y con todo lo legitimado que esté, no deja de ser un nuevo recorte social, sólo que esta vez está apoyado por los sindicatos y el gobierno se asegura así la paz social. Ha sido esta madrugada cuando la patronal se ha unido al acuerdo que ya estaba casi cerrado entre el ejecutivo y los sindicatos. La intervención de Zapatero en una reunión el miércoles con los líderes sindicales parece haber sido clave en esta resolución a las negociaciones que se han llevado, como lo muestra la presencia del presidente, al más alto nivel.
La edad legal de jubilación pasará a los 67 años. Conviene analizar lo que han cedido respecto su postura inicial las partes implicadas en las negociaciones. Empecemos por el gobierno. Parece que se ha salido con la suya. De hecho no son pocos los que señalan que este pacto social da aire al presidente Zapatero ya que es un triunfo absoluto haber logrado que, contra todo pronóstico, la reforma de las pensiones sea pactada y no aprobada por decreto. Es un éxito político de considerables dimensiones y como tal debe ser valorado. Lograr que, poco después de una huelga general que enfrió mucho las relaciones entre gobierno y sindicatos, las dos partes se sienten en la misma mesa y finalmente alcancen un acuerdo, tiene un gran mérito y es un tanto que se apunta este gobierno. Cuando parecía que las alegrías no iban a llegar ya para el ejecutivo, ahora les llega esta balón de oxígeno en forma de pacto social. Es de elogiar la actitud del gobierno porque, decidido como estaba a sacar adelante esta reforma con o sin acuerdo, ha buscado el consenso con los agentes sociales hasta el final. Y lo ha logrado. Yo era de los que pensaba que las reuniones entre gobierno y sindicatos no iban a conducir a nada ya que las posturas de ambas partes estaban muy enfrentadas. Pero también defendía que se intentara, porque toda reforma de gran calado tendrá mejor acogida si es fruto de un acuerdo amplio.
El gobierno ha cedido más bien poco. En los últimos momentos de las negociaciones, parece que el punto clave eran los años de cotización para poder jubilarse a los 65 años con el 100% de la pensión. Al final se tomó una decisión salomónica y se optó por los 38,5 años. Es decir, con 26 años y medio habrá que comenzar a trabajar y habrá que seguir en un puesto de trabajo de forma ininterrumpida hasta los 65 para poder jubilarse con la pensión máxima a esa edad. El gobienro defendía que fueran más años de cotización los exigidos para poder retirarse a los 65, pero finalmente en este punto ha llegado la única cesión de relevancia por parte de los negociadores del ejecutivo. El gobierno ha mostrado desde el principio una gran determinación para poder sacar adelante esta reforma, y nunca ha ocultado que la aprobaría con o sin acuerdo. Finalmente ha podido ser pactando con los agentes sociales. La sensación ante este pacto de los trabajadores es agridulce. Por un lado, siempre es positivo que algo tan importante como las pensiones se pacte con los agentes sociales y que sea fruto de un consenso. Pero, por otro lado, no deja de ser un recorte social lo que ha salido de este pacto. Habrá que trabajar más y además las pensiones serán, por regla general, más bajas.
En relación a los sindicatos, éstos parecen a primera vista ser los que más han cedido respecto a su postura inicial. Antes de las negociaciones, los sindicatos se mostraban contrarios a que se alargara la edad de jubilación y también a que se ampliara el período de cálculo de las pensiones. Defendían que estas medidas no eran necesarias y que lo que iban a lograr era que se rebajaran las pensiones. Pues bien, todo hace indicar, a falta de conocer más detalles del acuerdo, que son ellos los que más han puest de su parte, los que más han cedido en esta negociación. Era impensable hace unas semanas que los sindicatos fueran a poner su firma en un documento en el que se alargara la edad de jubilación hasta los 67 años. Ahora se puede analizar su cambio de postura desde muy distintos ángulos. Algunos pensarán que han mostrado sentido de la responsabilidad y altura de miras, y otros defenderán que han traicionado a sus bases. Entre una afirmación yla otra hay un abismo y también posturas intermedias. Puede ser que el gobierno hay convencido a los sindicatos de que no queda otra opción. Es de gran interés el artículo que hoy publica el diario El País firmado por Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo sobre este acuerdo. Afirman que en la actual situación de crisis económica "hemos sido capaces de articular un pacto de Estado que preserva del debate electoralista y el conflicto social la esencia misma de nuestro Estado de Bienestar: las pensiones.
Los líderes sindicales dicen en este artículo que son conscientes de que hay que reformar el sistema de pensiones, mas no para calmar a los mercados, sino para fortalecer dicho sistema. Culmina este artículo, en el que dicen que han puesto sobre la mesa alternativas a un retiro generalizado a los 67 años, afirmando que "nuestr objetivo es garantizar la sostenibilidad del sistema y la cohesión social". La primera impresión que deja este artículo es que los líderes sindicales tendrán que dar más explicaciones a sus bases. No sé yo si con argumentos como los empleados aquí van a servir para explicar el porqué del apoyo sindical a esta reforma tan impopular y que, digan lo que digan, sí generaliza la jubilación a los 67 años. En alg sí estaremos casi todos de acuerdo con Méndez y Toxo y es en la afirmación de que el consenso y el diálogo es importante y se ha demostrado que es una herramienta útil. Es cierto que es adecuado tomar el camino de la negociación cuando se trata de cuestiones que son del máximo interés para todos los ciudadanos. Por ello hay que aplaudir a las partes implicadas en la negociación por haber logrado un acuerdo. Otra cosa, bien distinta, es que ese acuerdo sea bueno o no tan bueno para los españoles. El hecho de que haya acuerdo es positivo, pero quizás sería mejorable a la vista de la mayoría de los trabajadores que van a ver como se reducen las pensiones.
En todo caso, se nota que el gobierno hace gestos a los sindicatos en el acuerdo y que la reforma ha sido pactada con ellos en puntos como el de que las personas que han cuidado de sus hijos o los becarios podrán cotizar hasta dos años por su labor. Parece una buena señal en medio de un panorama de muchos recortes sociales. Habrá que conocer el texto definitivo que aprueba el gobierno en el día de hoy en el Consejo de Ministros. No se esperan sorpresas, pero siempre es prudente esperar hasta que el gobierno apruebe definitivamente esta reforma. Una reforma que cuenta con el consenso de los agentes sociales, y que aspira también a contar con una amplia mayoría de apoyo político y parlamentario. El PP no se opone, de entrada, a este pacto. Parece que el principal partido de la oposición sí va a apoyar esta reforma por lo que el acuerdo contará con el visto bueno de muchos agentes: los sindicatos, la patronal y los dos principales partidos políticos en España. Parece lógico que el PP apoye esta medida aunque sea sin mucho entusiasmo. Al fin y al cabo, el gobierno le hace así el trabajo sucio para cuando llegue el PP al poder. La responsabilidad de esta impopular medida será para el gobierno y el PP, aunque la apoye, quedará bastante al margen de la misma.
En cualquier caso, esta reforma presenta muchas aristas que habrá que analizar con detalle. Quien más quien menos, ayer todo el mundo hacía cálculos para ver si se podrán jubilar a los 65 o para comprobar cómo queda su situación. Es un tema que afecta a todos por igual, y es que todos cobraremos la pensiones cuando lleguemos a cierta edad (para cuando yo llegue quizás la jubilación sea a los 70 años, quién sabe). De este modo, lo más preocupante de este pacto es que las pensiones se van a ver reducidas en hasta un 20% según informan hoy distintos medios de comunicación como Expansión. Es un recorte social más, éste con los sindicatos en el ajo, que añadir a una larga lista. Un esfuerzo más que se pide a los trabajadores españoles. Y una duda que queda en el aire: ¿se podrá combatir el paro de verdad? Porque hablamos de empezar a trabajar a los 26,5 años y de seguir en un puesto de trabajo hasta los 65, pero hoy por hoy eso parece muy complicado con el paro juvenil y de personas mayores que tenemos en España. Veremos qué sucede y si se concreta esa rebaja en las pensiones. Eso parece.

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