Victoria republicana en Estados Unidos

Las elecciones de mitad de mandato se convirtieron en un plebiscitio sobre la figura del presidente y queda claro vistos los resultados de los comicios de ayer que Barack Obama ha perdido respaldo en los dos años que lleva en la Casa Blanca. Como se esperaba, los republicanos han logrado hacerse con el control de la Cámara de los Representantes, no así del Senado que seguirá en manos demócratas. Al menos 50 escaños han arrebatado los republicanos a los demócratas en el Congreso, pero no van a lograr alzarse con el control del Senado debido a importantes victorias de los demócratas en Estados clave, y al hecho de que era más complicado que se diera un vuelco en esta Cámara debido a que tan solo se renovaba un tercio de los senadores. La noche ha sido dulce para los republicanos y en especial para el Tea Party. Habrá que tener datos definitivos para poder hablar de un éxito de este movimiento ultraconservador, pero de entrada sí parece que han triunfado en estas elecciones legislativas.
La derrota de Cristhine O´Donnel ha sido uno de los pocos puntos negativos para los republicanos. Esta política no ha logrado vencer en las elecciones y tiene importancia ya que es una de las líderes del Tea Party. Antes de los comicios, a lo largo de la campaña ha habido dos protagonistas claros: Obama que se la jugaba del lado demócrata, y el Tea Party del lado republicano. Este movimiento que surgió como una iniciativa ciudadana pero con apoyo desde el primer momento de políticos del Partido Republicano, ha saldado con éxito sus aspiraciones a entrar a formar parte de la vida política activa en Estados Unidos. De este modo, Rand Paul y Marco Rubio, dos de los destacados referentes del Tea Party, han logrado entrar en el Senado de Estados Unidos. Lo mismo ha ocurrido con Dan Coats y Jim DeMint. En definitiva, y a la espera de conocer todos los datos finales de las elecciones, parece claro que el Tea Party cobra fuerza y será una formación política, integrada siempre en el Partido Republicano, con peso en ambas cámaras.
El éxito parece un hecho también en la Cámara de Representantes donde algunas informaciones hablan de hasta 33 escaños para esta corriente política que surgió al poco de llegar a Obama a la Casa Blanca y que al parecer ha sabido atraer a los votantes en torno a unos principios ultraconservadores. A saber, algunos de los candidatos del Tea Party han agitado el asunto del miedo al inmigrante, otros creen que los homosexuales son los causantes del virus de sida. En resumen, la parte más extrema de los conservadores en Estados Unidos. Hay un elemento en las encuestas previas a las elecciones en la sque se recogía como la mayoría de las personas que iban a votar por los republicanos no harían un voto positivo, es decir, votarían a los conservadores más para castigar a los demócratas que para ofrecer su apoyo a los conservadores. Esto refleja que los republicanos no han logrado todavía dar la imagen de un partido en el que se pueda confiar, un partido con apoyos suficientes para llegar a la Casa Blanca.
Pues bien, el Tea Party tiene todo lo que estas encuestas dicen que le falta a los republicanos, ya que no es exagerado decir que este movimiento ha supuesto un terremoto político en Estados Unidos. No se recuerda en tiempos más o menos próximos un movimiento ciudadanos que llegue a tener peso real en las dos cámaras. Los que que han votado por un candidato del Tea Party sí lo han hecho de forma positiva, es decir no ha sido el suyo un voto exclusivamente de castigo a Obama. Algo de eso puede haber, pero en esta corriente política los ciudadanos que la han apoyado ven una alternativa real a una política, la de los demócratas, que ven desacertada y equívoca. Menos gobierno, menos impuestos, reclaman los partidarios de esta corriente que ven un gasto público excesivo en las políticas que está llevando a cabo el gobierno estadouniense. Ahora al Tea Partu le tocará actuar.
Y es aquí donde llega una de las incógnitas que se abren tras el resultado de los comicios celebraos ayer. Las dos preguntas que me planteo de forma inmediata son: ¿es preocupante que un movimiento ultraconservador y ciertamente radical en algún aspecto tenga tanto poder en la dos cámaras estadounidenses? y sobre Barack Obama, ¿ahora qué? Respecto a la primera, no sé si es precupante o no. De entrada sí habrá que seguir muy de cerca las medidas que promuevan los senadores y congresistas del Tea Party. Es importante conocer lo que hacen,es decir, sus propuestas, y también lo que no hacen, o sea, si van a ser esa fuerza de bloqueo que vaticinan muchos analistas para no dejar lugar a posibles acuerdos entre Obama y los republicanos. Hasta ahora los miembros del Tea Party solo han tenido que exponer sus ideas, así se han retratado pero realmente no les ha ido mal en términis electorales. Pero desde ya tendrán que actuar, tendrán que proponer iniciativas y ahí será donde podamos ver si es grave o no tanto que un grupo ultraconservador haya adquirido poder. Desde luego la primera reflexión es que los radicales nunca son especialmente positivos en política, y menos en un tiempo como el que se abre ahora en Estados Unidos en el que serán necesarios consensos y acuerdos.
Quizás por aquello de ver siempre el lado positivo de las cosas que a uno le pasan, los demócratas se plantean que es posible que esta derrota no les venga tan mal de cara a las elecciones de 2012. Es por lo que antes comentaba, los republicanos no van a poder dedicarse a partir de ahora solo a criticar a Obama y sus medidas, al tener la mayoría en la Cámara de los Representantes se van a hacer corresponsables de las leyes que de ella salgan. Si adoptan una actitud de cerrazón y bloqueo o si aceptan que deben buscar consensos y acuerdos, son dos dormas de afrontar esta situación. La idea es que el desgaste de las medidas que se tomen ya no será exclusivamente para los demócratas. No les bastará con decir que no a todo, pues ellos son la mayoría en la Cámara de Representantes.
Se abre un tiempo nuevo en Estados Unidos, un tiempo en el que Obama tendrá que contar mucho más que lo que ha hecho hasta ahora con sus rivales políticos. Tendrá que buscar acuerdos si quiere poder sacar adelante sus proyectos. No se trata solo de que si no alcanza acuerdos se le complica aporbar nuevas leyes, es que además está en juego la aplicación de leyes ya aprobadas. Ejemplo de lo primero es la ley de inmigración, en la que Obama pretendía legalizar a once millones de inmigrantes. Ahora eso será muy difícil para él. Ejemplo de los segundo, de leyes ya aprobadas que deben ser desarrolladas, es la reforma sanitaria. A Obama le costó mucho sacarla adelante, pero eso puede quedar en un esfuerzo vano si no logra que los republicanos, muy críticos con la reforma, ayudan a que se aplique.
La situación política en Estados Unidos ha cambiado. La crisis económica que Obama heredó de su antecesor en el cargo y que no ha podido combatir con toda la fuerza y eficacia que los norteamericanos hubieran deseado parece una de las claves del desgaste de la Administración demócrata y de que se haya esfumado el efecto Obama en tan solo dos años. Ahora llega un tiempo nuevo en el que la búsqueda de acuerdos será una de las claves para que estos dos años que le quedan a Obama pueda actuar en base a sus planteamientos. Serán dos años difíciles para el presidente, desde luego en ellos no tendrá la libertad (que nunca fue absoluta) de sus dos primeros años de mandato. Clinton fue el último de los presidentes que tras perder las elecciones de mital de mandato logró ser reelegido. Se avecinan cambios en Estados Unidos pero Obama no está acabado. Veremos la actitud de los republicanos, si se dedican solo a bloquear o si también tienen intención de ayudar a que no sena dos años de lenguaje de besugos en su país. El lunes vuevo al blog. Hasta entonces.

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