Final de la temporada ciclista

Se acabó la temporada ciclista. Los aficionados a este deporte nos refugiaremos en otras disciplinas hasta que regrese el año próximo, como siempre lo hace pese a que hay muchos que andan opositando al puesto de enterrador del ciclismo. Podría empezar este crónica sobre la temporada ciclista hablando de los últimos casos de dopaje, los que sí son casos de dopaje y los otros, los que no son más que sospechas con mayor o menor fundamento. Pero prefiero quedarme para comenzar con la imagen de un Giro de Italia allá por el mes de mayo espectacular con etapas épicas y un español, David Arroyo disputando casi hasta el final la victoria de la carrera. Con el tercer Tour de Francia que se adjudicó Alberto Contador este verano en un mes de julio mágico para el deporte español. Con la Vuelta Ciclista a España que se llevó uno de los llamados a estar entre los más grandes en el Tour, Vincenzo Nibali. Con la noticia de que un español se lleva el número 1 de la UCI tras acabar la temporada, o con la certeza de que España es la primera potencia mundial de este deporte.
Ya ven cuántas buenas noticias hemos recibido este año en el ciclismo. Y se me olvidan, seguro, muchas más. Antes del Giro se disputaron las clásicas de primavera en las que Óscar Freire se llevó la Milán San Remo. Freire es esa clase de corredor al que echaremos de menos cuando decida retirarse porque sencillamente es insustituible. No será fácil, más bien misión imposible, encontrar a un genio como él ni en España ni en el resto del mundo. Tres mundiales, clásicas prestigiosas, maillot verde en el Tour y etapas en Vuelta y Tour hacen de él uno de los corredores más grandes de la historia del ciclismo. Desde luego es a sus 34 años de edad todo un referente para aquellos corredores que estén empezando y quieran llegar a ser algo en el mundo del ciclismo. Freire comparte pelotón con corredores que seguro le tiene como un ídolo por su excelente trayectoria. La temporada que he hecho, dijo Freire tras ganar la París Tours hace una semana, no está tan mal para estar acabado. Por el gran ejemplo que es Freire en las carreras, he querido empezar por él. La próxima temporada será, casi seguro, la última de este ciclista excepcional al que valorían más en su país si hubiera nacido en Bélgica o en algún lugar donde las clásicas tienen tanta importancia, o más, que una gran carrera.
Más tarde llegó el Giro de Italia, allí el máximo aspirante español era Carlos Sastre. Era el único de los corredores de nuestros país que había ganado una grande y que además acostumbra a ocupar plazas de podio en las grandes carreras. Pero la salud no acompañó a otro corredor imprescindible que no es un ganador nato, es decir, que no gana con la aparente facilidad con la que lo hacen otros corredores, pero que siempre nos enseña lo que es sufrir y luchar hasta el final encima de una bicicleta. Sastre ha acabado este año, y no es la primera vez que lo hace, las tres grandes vueltas. El próximo año cambia de equipo pero su combatividad seguirá intacta para disfrute de los aficionados.
El guión del Giro decía que iba a ser cosa de italianos y, concretamente, de Ivan Basso. Pero quien no aparecía en este guión era un español de garra que dio batalla hasta el último momento y que subió al segundo cajón del podio. David Arroyo nos hizo volver a disfrutar de un español triunfando en el Giro y codeándose con los mejores tras la victoria de Contador en la edición del año 2008. Arroyo nos dejó imágenes inolvidables como aquel descenso en el que parecía que se le iba el caballo del Giro y en el que recortó distancias con los gallos de la carrera. Batallador en todo momento, Arroyo se ganó a pulso el segundo puesto de una carrera que el Liquigas hubiera llevado muy controlada de no ser por el corredor español. Basso primero y Nibali tercero tiñeron de verde el podio final. Mención especial merece también Alexander Vinokourov, ganando etapas y vistiendo de rosa. El kazajo, siempre indomable, dio mucho espectáculo en el Giro volviendo a ser el mejor al que nos tení acostumbrados antes de su sanción.
El Giro de Italia dejó una etapa para la historia en la que el asfalto dejó paso a la tierra para convertir en un infierno la carrera para los sufridos ciclistas. Una etapa memorable que abrió el debate sobre si en las grandes vueltas se debe eliminar ese tipo de emboscadas, o si se deben potenciar. Y es que este año ha sido el de las etapas con trampa para los corredores, y atractivo para los amantes del ciclismo. Primero el Giro con la tierra, luego el Tpur con el pavés, y finalmente la Vuelta con la Bola del Mundo. En los tres casos hubo debate, y en los tres éxito si tenemos en cuenta la atención suscitada.
En el Tour el duelo estaba servido de nuevo: el campeón Alberto Contador, frente al aspirante Andy Schleck, y entre medias la incógnita, que tardó poco en despejarse, de si Lance Armstrong podría o no llegar a estar luchando por el podio. Contador estuvo tan controlado como el año anterior, era la rueda a seguir y todo lo que hiciera o dijera era observado con lupa. Fue el Tour del fair play del buen rollo, con la célebre excepción del problema mecánico que tuvo Andy en plena ascensión a uno de los grandes puertos del Tour. Allí Contador no espero, pero más tarde regaló una etapa a Schleck para congraciarse con él. Un Tour en el que el campeón olímpico Samuel Sánchez quedó cuarto. ¿Tiene un Tour en las piernas? ¿Por qué no?
Un gran Tour en el que no se vio en casi ningún momento a Alberto Contador sobrado, más bien vimos su lado humano, le vimos sufrir. Como en la crono final en la que que Andy le recortó tiempo hasta el punto de que todos llegamos a temer con un vuelco en la general. Al final Contador pudo disparar con sus brazos como acostumbra cada vez que gana, y ya sabemos que gana las grandes carreras que corre. Las cinco últimas grandes carreras que ha disputado, las ha ganado. Lleva tres Tours, una Vuelta y un Giro. Esta leyenda está llamada a engradencerse en el futuro. Que así sea.
En la Vuelta, que estrenaba maillot de líder con el color rojo, Nibali fue el más regular y Mosquera, acusado de dopaje, la gran esperanza española además de Igor Antón y Joaquim Rodríguez, el flamante número uno de la UCI. La Vuelta dejó gran espectáculo que ha quedado algo ensombrecido por los casos de positivo de Mosquera y David García, que entre otras cosas han ayudado a levarse por delante al equipo Xacobeo Galicia. Y del dopaje será mi última reflexión sobre este resumen de la temporada ciclista.
Así, considero que se debe combatir la que es sin duda la mayor lacra del deporte: el dopaje. Hay que atacarlo con dureza ya que se desvirtúa la competición y se hacen trampas inadmisibles que dañan la imagen del deporte. En el caso del ciclismo ya he hablado en este blog muchas veces de lo que pienso y de cómo se criminaliza a los ciclistas. Pero desde luego, la lucha contra el dopaje debe ser un eje de actuación para todas las autoridades deportivas. Confío, eso sí, que Contador pueda salir airoso de las acusaciones de dopaje porque el sistema corre el riesgo de convertirse en poco creíble. Que el año que viene podamos seguir disfrutando del ciclismo y que no suframos con los casos de dopaje porque éste no tenga casi presencia en el bellísimo deporte de la bicicleta.

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