Fallece Marcelino Camacho

Hoy despertábamos con una noticia triste: la muerte de Marcelino Camacho, un histórico del sindicalismo español, un personaje clave en la Historia reciente de España, una pieza fundamental en la transición a la democracia que tanto admiramos ahora muchos visto este proceso de reconciliación nacional desde la distancia, por mucho que haya unos cuantos que se esfuercen en reducir los méritos de aquella época histórica y que hizo posible que todos los que vivimos hoy en España lo hagamos en un país libre, demócratico, en un Estado de Derecho. Un país con el que muchas veces nos enfadamos o nos mostramos desencantados, un país que en ocasiones nos duele como decía el poeta, un país particular y que a veces nos desagrada más de lo que desearíamos. Pero un país libre. Siempre que se va alguien que tuvo que ver con la Transición española, se va con él un trozo de la Historia de España. Se va un símbolo de cómo hombres y mujeres se esforzaron en España por dejar atrás la sombras y los rencores para dejarnos un país mejor en el que vivir.
El sindicalismo que representa Marcelino Camacho es ese movimiento noble, imprescindible y honrado que ayudó a mejorar las condiciones laborales de millones de personas. De todos los trabajadores, los afiliados y los que nunca creyeron en los sindicatos. De todos sin excepción. Un sindicalismo de altura, una lucha incesante por ayudar a los trabajadores españoles y por hacer que el progreso que se estaba gestando en España no andara de espaldas a una mejora en el mercado laboral. A una mejora en la vida de los españoles. Además Marcelino Camacho es símbolo, es un mito de la lucha contra el franquismo, contra la dictadura que padeció España durante demasiados años. Años negros y nefastos para el desarrollo del país, años en los que al menos surgieron héroes como don Marcelino para ennoblecer a la sociedad española, para hacer grande eso de ser español en aquella época y defender la democracia y la libertad por encima de todo.
Catorce años estuvo en prisión la persona que hoy con pena despedimos. Una parte importante de su vida que tuvo que pasar privado de la libertad por la que tanto había luchado. Aquellas personas que se rebelaron contra el régimen establecido nunca serán lo suficientemente reconocidas por todos. La masa, la mayoría de la población española de entonces, no practicó ese activismo político contra la dictadura franquista que tanto amargaba a todos. Pero el logro de la Transición es que personas como don Marcelino se sentaron en la misma mesa que gente que había estado en puestos importantes de responsabilidad con Franco. España fue un ejemplo de convivencia y de unidad nacional.
Una pregunta recurrente en esas entrevistas que son un test sobre una persona, es qué época histórica le gustaría haber vivido. Yo no dudaría en responder que en la Transición española. Una época de grandes sacrificios, de mucho sufrimiento y de grandes dificultades. Momentos en los que hacía falta gente con capacidad de perdonar, con la valentía de tirar hacia adelante con el proyecto nacional que contruyeron entre todos. Personas como don Marcelino quien, pese a haber estado en la cárcel no dudo en apuntarse a ese nuevo proyecto de libertad y democracia que nacía en España. Mil gracias es lo que debemos dar a todas esas personas. A todas, desde los líderes políticos que hicieron el mejor trabajo de la Historia de España, hasta los ciudadanos que tampoco se dejaron llevar, salvo excepciones, por rencores u odios entre españoles.
España dio en ese momento la mejor imagen de sí misma. Fue la España que tantos y tantos países toman como ejemplo cuando hablan de un excelente proceso de transición hacia la democracia. Esa España admirada por todos. Y si la Transición fue lo que fue, si España es hoy lo que es, mucho debemos agradecerlo a los grandes hombres y mujeres que en aquel momento tan delicado podrían haber optado por cualquier otro modo de actuar, pero que eligieron el más sabio y acertado camino de cuantos podrían haber tomado. Marcelino Camacho luchó como nadie por los derechos de todos los españoles. Se va un hombre respetado y comprometido con sus ideas. Una de esas personas que piensen o no como tú, siempre respetas y admiras. Un buen hombre, honesto y fiel.
Don Marcelino Camacho, cuantas veces he oído hablar de él en casa en boca de mi padre. Gracias a él he conocido algo mejor la figura de un hombre que para muchos jóvenes como yo podría pasar desaparecibido, pero que no debe pasar desaparecibido. Hombre como él quedan pocos. Gente capaz de luchar con fuerza por sus ideales y por la libertad, gente capaz de afrontar penurias y malos momentos con tal de no abandonar nunca aquel ideal por el que su vida cobra un sentido histórico. Personas que hacen de este mundo un mundo mejor en el que vivir, en el que respetarse, en el que debatir. Un mundo más agradable, un poco más solidario con los demás, algo más libre.
Don Marcelino fue, además de sindicalista, diputado por el Partido Comunista de España en las elecciones de 1977. No hace falta decir cuánto se echa en falta gente como él tanto al frente de los sindicatos como en representación de los partidos políticos. Personas con nobles ideales y con espíritu crítico. Con Marcelino Camacho no solo se va un histórico del sindicalismo español. Se va un grande en la Historia de la Democracia en España. En el día se hoy se podrá dar el último adiós a este gran hombre en la sede de Comisiones Obreras. Además de admirarle y recordarle, deberíamos tomarle como ejemplo de muchas cosas. Un hombre con valores, con principios, con espíritu de sacrificio. Un hombre al que hoy y siempre debemos decirle: gracias, don Marcelino.

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