Barreda advierte de una "catástrofe electoral"

Antes de nada, es obligado que el primer comentario del artículo de hoy sea para Mario Vargas Llosa, un escritos muy leído y muy querido en todo el mundo, y especialmente en España. El nuevo Premio Nobel de Literatura tiene nacionalidad española y ayer dijo que tenía mucho que agradecer a nuestro país por la gran acogida de todas sus obras en España. Un hombre que vive para la literatura, como declaró ayer, y que lo hace magistralmente y con un gran compromiso con la democracia y la libertad. Enhorabuena por el galardón, que recae veinte años después en un escritor en español. Es un reconocimiento a toda su trayectoria, a su modo de contar historias, un reconocimiento que todos los expertos coinciden en señalar es muy merecido. Sus lectores también lo creen así.
Y después de este apunte cultural, toca hablar de política y es que si antes escribo que considero que en el PSOE hay un apoyo claro y casi sin fisuras al presidente del gobierno y al actual proyecto socialista, antes sale el presidente de Castilla la Mancha, socialista, a hacer unas declaraciones explosivas en las que, por otra parte, recoge el sentir de una parte de la sociedad española, y es la constanción de que existe preocupación en el seno del partido de cara a las próximas elecciones. Se teme un hundimiento electoral. La primera cita, en Cataluña, puede suponer el fin del gobierno del tripartito y una bajada considerable en el apoyo al PSC según las encuestas. Después están las autonómicas y municipales. Los sondeos también hablan en este caso de un mal panorama para el PSOE, incluso en feudos tradicionales del socialismo como Andalucía o la propia Castilla La Mancha.
Barreda hizo las declaraciones en las que se va a centrar esta entrada en Onda Cero, en el programa de Carlos Alsina La Brújula. En esta entrevista, el presidente autonómico se desmarcó por completo de Zapatero y dejo entrever además que el presidente del gobierno no debería presentarse a las elecciones generales del 2012. Así, dijo que es partidario de que haya un límite de dos legislaturas (ocho años), como el que existe en Castilla la Mancha. Es decir, que según este planteamiento, Zapatero debería dejar paso a otro candidato. Barreda declaró que es muy importante la decisión que tome el presidente del gobierno en este sentido, y también afirmó que espera que Zapatero sea consciente de la existencia de un proyecto histórico que ya exisitía cuando el presidente llegó al mandato,y que existirá cuando deje el puesto.
Su estrategia de cara a las elecciones autonómicas que se celebrarán en la primavera próxima parece claramente orientada a desmarcarse del gobierno central. Así, preguntado sobre si votarle a él es votar a Zapatero, respondió que él se llama José María Barreda. Y también quiso dejar claro que no desea la presencia de ningún dirigente nacional en la campaña electoral. Parece que Barreda no quiere que el desgasta del PSOE a nivel nacional le pase factura en su Comunidad Autónoma, y para ello quiere que la campaña sea regional y no nacional. Es un mensaje directo a los miembros del gobierno, y en concreto al presidente del ejecutivo. Castilla la Mancha es uno de los feudos electorales del PSOE y Barreda no está dispuesto a ser él quien lo pierda por la influencia de las medidas tomadas por el gobierno.
El presidente autonómico, que siempre habla claro, ya dijo hace algunos meses que Zapatero debería hacer una remodelación de gobierno y disminuir el número de ministerios, tal y como él hizo con las consejerías en Castilla la Mancha. Ayer Barreda defendió la autocrítica dentro del partido, dijo que había muchas personas autocríticas y según lo oído ayer, él es una de ellas porque declaró que "estamos fallando estrepitosamente". Para él, su partido debe hacer más pedagogía política. Cree que hay "mucho margen de actuación". Este es un nuevo palo al gobierno socialista, un nuevo tirón de orejas de los muchos que ayer dejo Barreda, bien de forma implícita, bien de forma explícita.
Probablemente el titular de la entrevista de ayer en Onda Cero a José Maria Barreda sea el siguiente: "o el gobierno cambia de rumbo y toma medidas contundentes, o acabará en el camino al que se dirige, una catástrofe electoral". Es la primera vez que un destacado dirigente del PSOE admite que las encuestas no solo le son adversas, eso es difícil de negar pues todas van en esa línea, sino que hay que cambiar para que no se certifique el resultado en clave electoral que anticipan los sondeos. Desde el Partido Socialista se había tratado de restar importancia a las encuestas y se aseguraba, recuerdo unas declaraciones de Leire Pajín en este sentido, que había margen de mejora y que las elecciones se ganarían. En el hecho de que hay margen sí coinciden, pero desde luego Barreda es mucho más directo expresando el temor sobre el futuro electoral del partido de no hacer cambios importantes.
Así, Barreda animó a su partido a no resignarse y a pasar a "la ofensiva". "Espero señales de poder ganar", ha afirmado el presidente de Castilla la Mancha. Como vemos Barreda fue ayer muy crítico con el gobierno de su partido, y pidió cambios para que se clarifique el horizonte electoral del PSOE. Se le preguntó también si se abirá un debate en el seno del partido sobre los aspectos de los que él habló ayer, a lo que respondió que cuando hace unos meses pidió un cambio de gobienro fue muy criticado y ya entonces dijo que ser leal era decir lo que pensaba.
Las declaraciones de ayer de Barreda pueden ser eso, unas declaraciones aisladas que no tengan una gran acogida dentro del PSOE, o pueden ser un síntoma del malestar y la preocupación de los barones regionales del partido sobre la actual situación que atraviesan. Las elecciones están cada vez más cerca y en las comunidades autónomas se sabe perfectamente que será difícil que un hipotético voto de castigo al gobierno central no pase factura a las candidaturas socialistas regionales y municipales. Será difícil que el descontento con el ejecutivo socialista no afecte al resultado en los próximos comicios. De este modo, Barreda fue el primero en querer poner tierra de por medio y en pedir una campaña regional sin líderes nacionales en Castilla la Mancha. Veremos si es el primero o el último en tratar de escurrir el lastre electoral que supone el descontento con el gobierno.

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