Legendario Nadal

Rafa Nadal, el mejor tenista español de todos los tiempos, conquistó ayer el Abierto de Estados Unidos. Se llevó el único gran torneo que le faltaba y el público de la pista central se rindió ante el español. Solo dos españoles, Manolo Santana y Manuel Orantes habían logrado antes que Nadal vencer en el Open USA y solo siete tenistas en la historia de este deporte habían logrado los cuatro grandes torneos y por lo tanto completar el Grand Slam.
Ayer ya hablé algo sobre el tenista español, el más grande de todos los tiempos y el más joven en lograr el Grand Slam. Tiene mimbres para ser el mejor de la Historia, como muy bien dijo ayer Novak Djokovic. Rafa Nadal ha dejado para la historia su precocidad en el deporte de la raqueta y su gran nivel de sacrificio y esfuerzo que le han llevado a mejorar muchos aspectos de su tenis como el saque, que cada vez lo hace mejor. Puede crecer todavía más quien ya es número uno del mundo y todo eso compitiendo con Roger Federer, una auténtica leyenda del tenis.
De Nadal se pueden valorar muchos aspectos que hacen de él el legendario deportista que era ya antes de la final de ayer y que lo es aún más tras llevarse el Open USA. El primero en el que yo quiero poner el acento es su capacidad para sobreponerse de una situación muy delicada tanto en lo deportivo como en lo personal que Nadal superó de forma admirable. Las lesiones le fastidiaron mucho y no se veía en al pista al mágico tenista al que nos tenía acostumbrados, malacostumbrados. Afortunadamente nadie cometió el error de hacer la transición de héroe a villano, de admirado deportista a deportista venido a menos que en la valoración de algunos deportistas caemos en el error con cierta frecuencia.
La forma en que Nadal ha vuelto a ser el mejor, aunque para nosotros siempre lo ha sido, también en esos momentos delicados, es desde luego admirable y ejemplar. Es un ejemplo que va más allá del mundo del deporte. Es un modelo a seguir en otros aspectos de la vida. El cómo saber mirar hacia delante cuando algo no te sale bien, cuando no consigues los objetivos que te habías planteado, es una actitud ante la vida que todos deberíamos aprender ya que antes o después a todos nos llegan situaciones en las queremos que nos trague la tierra, en las que vemos que damos una a derechas y en las que dudamos de nosostros mismos ya sea a nivel personal o profesional. Nadal supo superarse a sí mismo, superar esa situación deportiva delicada y volver por la puerta grande.
Que aparezca alguien como Nadal es lo mejor que le puede pasar a un depote. Con él tienes garantizado el esfuerzo y el sacrificio. Cuando se ve un partido de Nadal sabes que en ocasiones, rara vez, puede perder. Pero de lo que no se tiene ninguna duda es de que no va a dar ni una bola por perdida. ¿Cuántas veces ha superado puntos de break en contra? ¿Cuántas se le ha complicado un partido por un mal arranque o por no encontrarse con las mejores sensaciones y lo ha sacado siempre adelante? El mundo del tenis está enamorado de Nadal. Allá donde va es recibido como una leyenda de este deporte.
Rafa Nadal ganó ayer en Estados Unidos, pero si no lo hubira hecho no habría que cambiar ni una coma de estas palabras ya que seguiría siendo el gran tenista y el excelente tipo que ha cautivado a todos los aficionados y también a los que no lo son. Nadal pasará a la historia no solo por el Grand Slam sino también por sus Copas Davis, por sus múltiples torneos a lo largo de los años que lleva, y en los que le quedan, y por haber logrado la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos donde dio otra lección cuando decidió quedarse a vivir en la Villa Olímpica y rechazó lujosos hoteles para vivir la experiencia única de unas Olimpiadas.
El tenista español es uno de los grandes de la historia del deporte mundial. Su exitosa carrera deportiva así lo avala. Se merece cuantos galardones le sean concedidos, cuantos elogios le lanzen y cuantos aplasos reciba en todas las pista del mundo donde juegue. Nadal es ya leyenda y poder seguir disfrutando de una leyenda es un enorme privilegio pues algún día podremos contar a nuestros nietos que vimos jugar a Rafa Nadal.

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