Desde ayer se celebra en Bruselas el Consejo de la Unión Europea. Los líderes de los Veibtisiete se han reunido en la capital belga con la economía como eje central de sus planteamientos, aunque también ha habido hueco para la lucha contra el cambio climático, así como para buscar una salida a la crisis institucional que vive la Unión Europea desde que Irlanda dijo no en referendum al Tratado de Lisboa, sustituto de la frustada Constitución europea.
En este sentido ha habido claridad al respecto: que se repita el refrendum, han venido ha decir los mandatarios de la Unión. Es decir, se pide al gobierno irlandés que vuelva a celebrar una consulta en la que se pida el voto para el Tratado de Lisboa. Se trata así de salir de una de las grandes crisis sucesivas de la Unión.
En este sentido ha habido claridad al respecto: que se repita el refrendum, han venido ha decir los mandatarios de la Unión. Es decir, se pide al gobierno irlandés que vuelva a celebrar una consulta en la que se pida el voto para el Tratado de Lisboa. Se trata así de salir de una de las grandes crisis sucesivas de la Unión.
En relación a la economía, parece ser que ha sido Alemania y su canciller Angela Merkel quienes han complicado algo más las negociaciones para lograr un acuerdo en torno al plan de inversiones que la Comisión Europa había propuesto llevar a cabo en la Unión. Serán los países miembros los que aporten esos 200.000 millones de euros, lo cual supone el 1,5% del PIB de toda la Unión.
Se da libertad al los gobiernos de cada país para llevar a cabo cada uno las medidas que se consideren más oportunas. Una de ellas es ampliar el gasto público en cargo a aumentar el déficit, algo que ocurrirá a buen seguro con España el próximo año según previsiones del propio gobierno. España estará por encima del 3% de déficit que permite la Unión, pero se entiende que son circunstancias excepcionales.
En relación al cambio climático, los líderes de la Unión Europa han sacado adelante un acuerdo para reducir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. Es un acuerdo que muestra el compromiso de todos los países de la Unión, a pesar de que el presidente italiano, Silvio Berlusconi, había declarado que no entendía qué hacían hablando de emisiones cuando la crisis económica debía copar todos los esfuerzos. A pesar de que podría haber peligrado este acuerdo contra el cambio climático, la UE se ha mantenido firme en su compromiso de 20-20-20. Es decir, disminuir en un 20% las emisiones de CO2 a la atmósfera, aumentar en un 20% la eficiencia energética, y asegurar que el uso de energías renovables supondrá un 20% del total de enrgía consumida en la Unión.
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