
El viernes será el día en que eche a andar la cita deportiva del año, el evento por excelencia: los Juegos Olímpicos. El mundo entero mirará a China y las autoridades locales confían en que sólo se hable de deporte. Pretenden que quede atrás la denuncia internacional por la situación de los Derechos Humanos en aquel país. El Comité Olímpico Internacional ha recordado que los deportistas que participan en los Juegos tienen prohibido hablar de política, pues así está recogido en la carta olímpica.
La seguridad es uno de los puntos que preocupan a los organizadores. Más aún después del atentado que acabó con la vida de 16 policías a comienzos de esta semana. El despliegue de fuerzas de Seguridad es monumental según informan todos los medios. Un problema de distinta índole es la contaminación. La polución en Pekín sigue siendo elevada, y los ciclistas del equipo estadounidense se encargaron ayer de hacerlo ver al ponerse una mascarilla justo después de aterrizar en la capital china.
En lo estrictamente deportivo, hoy ha salido del aeropuerto de Barajas rumbo a Pekín la última delegación de los representantes españoles en los Juegos. Entre ellos nuestro abanderado, David Cal. El piragüismo, del que él es la máxima figura, nos puede dar grandes alegrías estos días. Un deporte que no ha parado de alegrarnos este año es el ciclismo. El ganador del Tour de Francia, Carlos Sastre, espera en Pekín al vencedor del Giro (Alberto Contador) junto a Alejandro Valverde, Samuel Sánchez y Óscar Freire. Es uno de los mejores equipos que España ha llevado nunca antes a unos Juegos Olímpicos en el deporte de la bicicleta.
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