La odisea de la escritura

 

Acaba de empezar el año y veo difícil que en todo 2021 vaya a ver un documental más fascinante que La odisea de la escritura, una serie documental de tres episodios del canal francoalemán Arte, dirigida por David Signton, que me recomendó mi profesora de francés. Es una exploración extraordinaria del origen de la escritura y su evolución. Los orígenes de la escritura, La huella de las civilizaciones y Una nueva era son los tres episodios en los que se divide este documental que me ha recordado lo mucho que disfruté leyendo El infinito en un junco, de Irene Vallejo, ese delicioso ensayo sobre la historia de libro. 


El documental de Arte es apasionante. Comienza trasladándonos a Egipto, donde nació la escritura, uno de los avances más importantes de la humanidad. Como se cuenta en el documental, los jeroglíficos se escribían en las pirámides para resucitar a los muertos. No hay constancia de que lo lograra, pero al menos sí mantuvo con vida sus palabras, su lenguaje. Desde Egipto viajamos a Mesopotamia, donde los sumerios necesitaban un sistema para contabilizar sus cultivos. Así nació el lenguaje. Una de las cosas más apasionantes que muestra el documental es que la escritura egipcia tenía muchos parecidos con las de China y con la de los mayas, ya que todos ellos usaban pictogramas.

El siguiente paso son los alfabetos. El primero también se encontró en las ruinas de un templo egipcio. El documental nos permite ver la piedra Rosetta, que se conserva en el Museo Británico. Gracias a ella se descifraron los jeroglíficos egipcios, ya que en esta piedra se leía un decreto publicado en tres idiomas distintos: los jeroglíficos, la escritura demótica y el griego antiguo. También es fascinante comprobar cómo las letras del alfabeto latino proceden en parte de los jeroglíficos egipicios. La letra "a", por ejemplo, procede del jeroglífico de toro y la letra "r" viene del jeroglífico de cabeza. 

El segundo episodio de la serie documental comienza con la invención de la imprenta de Gutenberg. Hay imágenes bellísimas de estudios de la caligrafía antigua y también reflexiones de expertos sobre la importancia que jugó el soporte empleado para la escritura por las distintas civilizaciones.  El papiro, por ejemplo, hecho a base de una planta en la ribera del Nilo, era un material barato y una superficie hecha para escribir rápido. Gracias a los papiros y a su bajo coste, los libros eran accesibles en las bibliotecas públicas de Roma, por ejemplo. Después llegó el pergamino, fabricado con la piel de animales. Era una superficie más áspera que el papiro, que exige más horas de trabajo para los escribanos. Los libros medievales eran por eso más caros y menos accesibles. Pasan a ser un objetivo prestigioso. Los materiales utilizados influyen en el desarrollo cultural.

En China, mientras, empleaban el el papel, cuya fabricación se convirtió en una industria clave del país. Desconocía la invención china de tallar textos en madera que sirvieran después para copiar ese mensaje en distintos papeles. El documental muestra el proceso de fabricación del papel, que fue un secreto guardado por los chinos durante siglos. El mundo islámico accedió a él gracias a unos prisioneros chinos que conocían la técnica., lo que dio lugar a la edad de oro de la cultura islámica, ya que ayudó a difundir la ciencia más rápidamente.

Y luego llegó la imprenta, una enorme revolución. Los textos en árabe eran más difíciles de imprimir, porque en ese idioma las letras están unidas, no hay espacios entre ellos. El alfabeto latino, sin embargo, se adaptaba perfectamente a la invención de Gutenberg, hasta el punto de que sus libros parecían manuscritos.

En el tercer episodio se muestra cómo la escritura se transforma y nosotros cambiamos con ella. En este capítulo se cuentan varias de las historias más fascinantes del documental. Por ejemplo, el intento de China por introducir el alfabeto latino, en sustitución de los caracteres tradicionales. Esa latinización no cuajó, a pesar de que Mao era partidario del cambio. El alfabeto antiguo, con su ingente cantidad de caracteres, era el único nexo de unión entre los distintos dialectos. Es curioso comprobar cómo en la actualidad, a causa de la explosión del mundo digital, el alfabeto latino está más extendido entre la población china, al menos, la más joven, mientras que el uso de los caracteres antiguos muestra estatus social e incluso personas universitarias con formación desconocen muchos de esos caracteres. 

Más éxito tuvo en ese empeño Ataturk, quien cambió la escritura de Turquía. Su lenguaje se escribía con el alfabeto árabe, pero muchas de las palabras del idioma hablado en Turquía no estaban recogidas en ese alfabeto. Ataturk decidió introducir el alfabeto latino. Fue un impacto para muchas personas, porque el alfabeto árabe que estaba siendo relegado era el alfabeto del Corán. Algo similar, pero elevabo al cubo, ocurrió en Estados de Asia central como Uzbekistán, donde también cambian  de alfabeto, obligados por la URSS, que quiere eliminar el alfabeto árabe. Lenin impone el alfabeto latino y Stalin años después impone el alfabeto cirílico. Cuando la URSS cayó, volvió el alfabeto latino para salir de la influencia soviética. 

Termina el documental con un estudio para ver cómo reacciona el celebro al leer un alfabeto con caracteres de pictogramas, basado en imágenes, y otro con caracteres fonéticos como el nuestro, basado en los sonidos. Usan como ejemplo el japonés, que tiene ambos alfabetos, que se puede escribir y leer de esas dos formas distintas. La conclusión es que el cerebro reacciona de forma similar. La odisea de la escritura, en fin, es un documental apasionante e inspirador, que nos permite pararnos a pensar sobre la importancia crucial de la escritura como depositaria de la cultura y muestra de la identidad. 

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