J'accuse

Habrá que incluir en un lugar destacado de la larga lista de despropósitos en los títulos de las películas extranjeras en España lo que se ha hecho con el último trabajo de Roman Polanski. El filme se lama J'accuse (Yo acuso), pero por alguna razón alguien ha decidido llamarla aquí El oficial y el espía. El esperpéntico título, que suena un poco a folletín, a película televisiva de sobremesa, es lo único que no me ha gustado de la película. Naturalmente, no es algo achacable a la película. El filme en sí, que recibió el Gran Premio del Jurado en la pasada edición del Festival de Venecia, muestra una inmensa maestría por parte del director. 


Hay mucho oficio en cada plano de esta película de corte clásico que se sirve de un hecho real para armar una historia llena de intriga y emoción, pero también con un tono reflexivo y pausado, tomándose su tiempo para contar uno de los episodios más vergonzosos de la Historia reciente de Francia. En este filme, la forma es también el fondo, el mensaje, la forma sobria en la que se cuenta el escándalo Dreyfus, cuando el capitán Alfred Dreyfus fue condenado por traición a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana francesa. No cometió delito alguno, pero el hecho de que fuera judío, en una sociedad infectada de antisemitismo, le impidió tener un juicio justo. 

Más que Dreyfus, a quien da vida en este filme Louis Garrel, el gran protagonista de la película es Georges Picquart (impecable Jean Dujardin), quien fue uno de los testigos en el irregular proceso contra Dreyfus, y quien reconoce su animadversión hacia los judíos, pero que es honesto y profesional y empieza a investigar cuando descubre que Dreyfus era inocente del delito del que se le acusaba. El  filme recrea con precisión el trabajo de Picquart, contra todo y contra todos, por dejar en libertad a un inocente, injustamente tratado sólo por ser judío, con la opinión pública y, sobre todo, el Estado en pleno en contra. Picquart puso en riesgo su puesto de trabajo, su propia vida, porque es incapaz de aceptar la versión oficial. 

La película, ya digo, de corte clásico, no busca ser efectista, persigue un impacto más profundo en el espectador. Y lo consigue. Una anatomía de una sociedad enferma de odio y de un aparato del Estado corrupto, dispuesto a todo con tal de no reconocer sus errores, cueste lo que cueste. Es el relato exhaustivo de una historia salvaje, en la que marcó un punto de inflexión el compromiso del escritor Émile Zola, quien escribió en L'Aurore el demoledor artículo J'accuse (de ahí el título de la película, incomprensiblemente retirado en España), dirigida al presidente de la República francesa, en la que avisa que "la verdad está en camino y nadie la detendrá". El artículo le costó a Zola una condena por difamación y se vio obligado a exiliarse a Londres. 

Es tal la cerrazón del Ejército, del Estado en su conjunto, con el caso Dreyfus, que de nada sirven las pruebas absolutamente irrefutables. Lo tienen todo perdido, pero siguen adelante, consiguen que se vuelva a celebrar un segundo juicio, que no declara inocente a Dreyfus, pero que sí rebaja su pena. En los rótulos finales se cuentan algunos de los impactos de este caso. Sólo años después se hizo justicia. La película retrata bien ese clima de antisemitismo que fue el caldo de cultivo que permitió después multitud de atrocidades contra los judíos no sólo en Alemania, sino en toda Europa. 

Al parecer, la película de Polanski ha levantado cierta polémica. Sobre todo, por parte de quienes no saben distinguir la obra de un director de cine de su vida. Hay quien considera que Polanski hace en este filme un paralelismo entre Dreyfus y él mismo, acusado de violar a una menor y prófugo de la Justicia estadounidense desde 1977 por ese caso. En caso de que Polanski quiera hacer ese paralelismo, ¿reduce en algo la calidad de la película? ¿De verdad la gente es capaz de moldear las emociones que le despierta una película en función de quien sea su director o de lo que haya hecho en la vida? J'accuse es una película sensacional y lo sigue siendo igual independientemente de lo que sea o deja de ser su director. 

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