Hasta siempre y gracias, "Los muchos libros"

Hoy será el primer viernes sin Los muchos libros, el programa literario de la Cadena Ser presentado por Macarena Berlín, y ya lo echamos de menos. La Ser ha decidido reorganizar su programación de madrugada y, entre otras cosas, ha suspendido este espacio que, cada semana, dedicaba una hora y media a hablar de lecturas, de ensayo, de novelas, de poesía... A hablar, como siempre decían en antena, "de la vida que esconden los libros". Poco más de un año después de su nacimiento, el programa echa el cierre y toca despedirlo agradeciendo a su equipo tantos buenos momentos de radio y literatura, y lamentando también que la Ser haya tomado esta decisión, que muchos lamentamos y que no terminamos de entender. 


Podría ejercer mi derecho al pataleo y mostrar mi enfado, decir que no comprendo que un espacio como este no pueda ni siquiera terminar su segunda temporada, lamentar que sea tan difícil que se mantenga en antena un programa dedicado a los libros, mientras que se le dedican horas y más horas al fútbol. Podría decir todo eso, pero prefiero centrarme en el agradecimiento a lo vivido en Los muchos libros en su corta pero fructífera vida. El viernes pasado se emitió el último programa, con sendas entrevistas a Manuel Vilas, quien presentó su última novela, Alegría, y a Dolores Redondo, que vuelve al universo de su exitosa trilogía del Baztán, pero con una precuela, La cara norte del corazón. Entre los alicientes de Los muchos libros estaban estas magníficas entrevistas a los autores, en los que se hablaba de sus libros, claro, pero no sólo. La literatura permite como pocas otras creaciones artísticas ir más allá de una historia, vernos reflejados en las vidas de otros, reflexionar sobre la realidad sumergiéndonos en una ficción, encontrar todas las verdades que esconden algunas mentiras. 

Además de esas entrevistas, que se convertían en charlas reposadas de Macarena Berlín con los autores de distintos géneros, el programa le tomaba cada semana el pulso a la actualidad literaria, con Fran Pastor, quien en la primera temporada del espacio leía entre líneas de grandes clásicos de la literatura, haciendo una lectura novedosa y siempre original. Antonio Rubio reivindicaba semana tras semana que el libro es el mejor soporte para el periodismo, y recuperaba la obra de grandes periodistas cuyas crónicas, entrevistas o reflexiones fueron editadas en libros. Quien ponía punto final al programa en la primera temporada era Lorenzo Silva. Esta temporada le tomó el relevo Espido Freire, que también tenía sección el año pasado. Sus últimas palabras, dedicadas cada semana a un autor o autora, eran siempre de lo más memorable y disfrutable de Los muchos libros. 

El leitmotiv del programa era que, hablando de libros, se habla en realidad de la vida. Y así ha sido. Asuntos de plena actualidad como el feminismo o la lucha contra el cambio climático han convivido en este año largo de radio y literatura en la Ser con el recuerdo de autores clásicos, las recomendaciones de obras de todo tipo y género por parte de los lectores y con las noticias de actualidad del mundo librero. Quienes celebramos la llegada de Los muchos libros como el oasis que era, ya que es muy poco frecuente que se dedique un espacio propio a la literatura en la radio, lamentamos ahora su despedida. Recordaremos con cariño este espacio tan mimado, tan atractivo, y seguiremos buscando otros refugios, como La estación azul, que sigue resistiendo en Radio Nacional, esperemos que por muchos años más. 

Gracias al equipo de Los muchos libros por habernos regalado tantos grandes momentos, por indagar en la vida que esconden los libros y por engrandecer y embellecer un poco la radio y la vida. Hasta siempre. 

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