Marino Saiz en Libertad 8

"Aquí hay más de lo que ves", canta Marino Saiz en Los espejos nunca mienten, una de sus más hermosas y delicadas canciones. Esa frase resume bien su carrera musical. Muchos conocimos a este artista como el violinista de Andrés Suárez, Luis Ramiro y otros cantautores. Si repaso mis recuerdos de los últimos años, Marino Saiz y su violín han sido protagonistas de muchos de los mejores momentos vividos en conciertos, como aquella vez que vi por primera vez a Luis Ramiro en la sala Galileo, con su violín elevando Relocos y recuerdos a otra dimensión, o aquella otra en la que consiguió conmover a todo un palacio, acompañando a Andrés Suárez en su concierto final de gira. Pero, como en la canción, en Marino Saiz hay mucho más que ese portentoso violinista que vemos. Y ayer, en Libertad 8, lo demostró en una de esas noches que dan sentido a la vida


Interpretó Marino Saiz, acompañado por Sergio Delgado en el teclado, muchos de los temas de su disco Tripolar. La que más conquistó al público fue ¿Y ahora qué?, que interpretó dos veces, la segunda, como colofón al concierto, haciendo una excepción, porque dijo el artista que no le gustan los bises, que son "un poco paripé". Una bella canción sobre el amor y el temor a perder lo que más se quiere. "Tengo miedo de perderte en la otra orilla de la cama, de estirar el brazo en medio de la noche y no tocarte. Tengo miedo a que un día, mientras preparas la cena, me confieses que serías más feliz sin pareja. Debo aprender a quererte, dejando a un lado mi miedo a perderte, a perderte. Quiero dejar que te vayas y que vuelvas libremente de otras camas". canta. 

También fueron muy emotivas sus interpretaciones de Dónde viaja el mes de agosto ("tú me dices que te espere donde siempre, y no quiero despertarme por si ya no vuelvo a verte. Cuánto tarda la ilusión en acabarse, quién recuerda una sonrisa en este entierro, dónde viaja el mes de agosto en primavera, te pregunto y tú te marchas hasta que la noche vuelva") y, sobre todo, la de La necesidad, que, según contó, era un tema más bien catártico, necesario para romper con un mal año. No todos los temas eran de bajón, como bromeó el artista. También había canciones alegres, como la divertida y llena de ritmo La farola

Hay pocos instrumentos musicales que transmitan tanto como el violín. En muchos de sus temas, Marino Saiz lo incorpora. También interpretó varios temas instrumentales, él sólo con su piano, como un popurrí de varias canciones de Disney y el mítico Mujer contra mujer de Mecano, al que puso música con su violín y que los asistentes al concierto terminamos cantando. Este tema, un himno de los derechos LGTB, no fue el único guiño a la igualdad que lanzó Marino Saiz. Muy emotivo y necesario es el tema El último beso, dedicado "a los del autobús naranja", en el que cuenta la historia de cuatro hombres lanzados al vacío en Irán, asesinados, condenados a muerte, sólo por ser gays. "Yo sólo quise despedirme de él, saber qué se siente si nos ven besándonos la boca, aunque no esté bien. Al menos lo hice una vez". 

Después cantó Vuela, una canción vitalista. Si la anterior recordaba lo mucho que falta por avanzar en la igualdad real y en el respeto a los homosexuales ("es palabra del señor que amarse entre hombres es vicio y no amor"), en esta se celebra el camino recorrido. Dijo Marino Saiz que no iba a decir el nombre del autor del tema. Me sorprendió pero, tras una búsqueda rápida en Google esta mañana, entendí por qué. Es una canción de Andrés Lewin, un cantautor que falleció muy joven el año pasado, cuyo recuerdo duele a quienes lo conocieron. Es un tema sencillamente delicioso: "Vuela, que esta tarde ha salido el arcoíris y la lluvia se ha llevado al enemigo, que ya nadie tiene ganas de insultarte, y hace tiempo ya que de un tiempo a esta parte se suman los amigos. Vuela, y a la mierda los disfraces y los muros, los armarios, los silencios, los pasillos. Vuela, porque ya por fin tenemos alas. Vuela, porque más allá de tu ventana tienes mundo construido", escuchamos. "Bravo por los que sufrieron lo que no he sufrido y por todos los que hicieron el camino, bravo por el 'verde que te quiero verde', porque en algún lugar mi Lorca sigue vivo y te grita 'sé valiente'", continúa. Bellísima. 

Marino Saiz estuvo muy divertido y verborreico durante toda la noche. Habló de todo, de lo humano y lo divino. Sobre todo, de lo humano. Ingenioso, irónico, risueño, habló siempre al público entre canción y canción, explicando el tema que venía o cualquier otra cosa que nada tuviera que ver con la canción. Así como en el teatro es donde se aprecia de verdad el talento interpretativo de los actores, porque no hay tomas falsas, ni trampa ni cartón, y en las salas off de teatro, la impostura tiene aún menos espacio, pues tan cerca es imposible transmitir verdad si no la hay, es en los conciertos en los que se puede ver la calidad de los cantantes, y más aún si es en salas reducidas y mágicas como Libertad 8. Y Marino Saiz cautivó anoche, por su talento con el violín, por sus letras hermosas y también por esa actitud relajada, natural y divertida con la que se dirigió al público

Como decía arriba, conocí a Marino Saiz por la compañía armoniosa de su violín en conciertos de otros autores. Forma parte de la banda ("el bandón") de Andrés Suárez, y tanto él como Andrés Litwin (Once Mundos), batería del cantautor gallego, acompañaron ayer a Saiz en su concierto. Litwin interpretó un tema dedicado a sus padres, que viven en Argentina y se plantean, a sus 60 años, cambiar su vida, cruzar el océano y venir a España. Canta a su valentía, a la capacidad de afrontar nuevos retos, sea cual sea la edad, de su lección vital. Con Andrés Suárez cantó Lunas distintas, tema que interpretan juntos en el disco de Marino Saiz, y que relata esa situación en una pareja en la que una parte está entregada al máximo, con su luna llena, y la otra, no tanto ("la luna de tu cielo está llena y la mía llora por ser como ella, y a veces me pregunto si vale la pena, cielos distintos en esta tierra"). Fue, en fin, una noche inolvidable en Libertad 8. Una noche de primavera, aunque ayer nevara en Madrid como demostración inequívoca, como vino a decir Marino Saiz al comienzo del concierto, de que vamos a morir todos por el cambio climático. 

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