Reconciliación entre palestinos

El temor a un conflicto armado entre Rusia y Ucrania, con las posibles consecuencias que este enfrentamiento tendría respecto a las relaciones de Moscú con Occidente, capitaliza la información internacional por su gravedad. El riesgo cierto a una guerra en territorio europeo es algo muy alarmante. Estos días, sin embargo, hemos conocido otra noticia en la esfera internacional de enorme trascendencia. El grupo islamista Hamas, que controla la franja de Gaza, y Al Fatah, el partido moderado que gobierna en Cisjordania, han llegado a un acuerdo de reconciliación. Es la paz entre palestinos desde que en 2007 se rompieran las relaciones entre ambos. El cisma entre estas dos vertientes del pueblo palestino era un riesgo para la paz. Israel y la comunidad internacional mantenían hasta ahora el proceso de paz con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que dirige Abu Mazen, responsable de Al Fatah, pero en cualquier acuerdo que pudiera alcanzarse en esas negociaciones no estaba representada la franja de Gaza, gobernada por la Hamas de Ismael Haniya. La unión entre palestinos después de años de cisma ha provocado, sin embargo, la ruptura de la mesa de diálogo por parte de Israel.
 
Las conversaciones de paz tenían como fecha límite la próxima semana. En ellas, Estados Unidos, con John Kerry como mediador muy involucrado en el objetivo de alcanzar un acuerdo entre israelíes y palestinos, Abu Mazen representaba a Palestina. Es el único interlocutor que reconoce Israel, ya que Hamas no reconoce ni siquiera el derecho de Israel a existir como Estado. El pacto entre la corriente moderada de los palestinos y Hamas ha conducido a la inmediata ruptura de las negociaciones. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que suspendía las conversaciones de paz y aseguró que "Abu Mazen ha elegido a Hamas en lugar de a la paz".
 
Por tanto, este acuerdo de reconciliación entre palestinos, positivo por lo que tiene de necesaria unidad entre este pueblo, deja una sensación agridulce, pues sirve como razón para que Israel suspenda los procesos de paz que mantenía con la OLP. Una buena noticia y a la vez una nueva decepción. ¿Es razonable la reacción de Israel? Lo primero que se observa es que, a pesar del empeño de Kerry por lograr un acuerdo, las negociaciones entre israelíes y palestinos estaban estancadas y las últimas reuniones antes de conocerse el pacto de Al Fatah con Hamas tan sólo pretendían ampliar el plazo de los diálogos. Es decir, el proceso estaba nuevamente estancando, con escasas posibilidades de llegar a buen puerto. En este escenario, y siempre con las presiones de las partes de la sociedad israelí más radicales y extremistas en la cuestión palestina, Netanyahu no ha dudado en suspender las conversaciones al conocer que Abu Mazen pactaba con Haniya.
 
Hamas, como decimos, no reconoce al Estado de Israel y este país lo califica como organización terrorista. Desde este punto de vista, el acuerdo entre Hamas y Al Fatah, entre la facción palestina más radical y la más moderada, genera una comprensible preocupación en Israel. Comprensible porque el país judío teme que el pacto con Hamas implique un cambio de actitud en las autoridades palestinas. Sin embargo, las negociaciones que mantenía Israel con la OLP se basaban en una ficción, ya que Abu Mazen representaba sólo a Cisjordania y no a la franja de Gaza, controlada por Hamas. Es decir, cualquier acuerdo con Palestina ha de contar con Hamas para que sea vinculante y representativo. Esto complica mucho las cosas por la actitud intransigente de Hamas respecto a Israel y viceversa.
 
El acuerdo entre las dos vertientes dentro de Palestina incluye la creación de un gobierno de concentración liderado por Abu Mazen y la convocatoria de elecciones, las primeras en los territorios palestinos desde 2006. Es un pacto precario que está en su primera fase, pero es una gran noticia porque el entendimiento era necesario. La división sólo podía hacer mal a Palestina. En cuanto a las negociaciones de paz, negar la realidad nunca es una opción viable. Palestina, guste o desagrade, es tanto la OLP liderada por Abu Mazen como Hamas y será con esas dos sensibilidades con las que se deba buscar el acuerdo que el mundo lleva esperando décadas para poner fin al conflicto. Para ello, Hamas debe reconocer a Israel y este país debe aceptar que la única solución al conflicto tiene que pasar por la formación de dos Estados. Habrá que seguir los acontecimientos futuros y ver qué escenario queda en Palestina tras la celebración de las elecciones que prevé este pacto. Este pacto aleja probablemente una nueva fase de diálogo entre Palestina e Israel pero representa la reconciliación entre los palestinos tras más de un lustro de distancia. 

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