Histórico acuerdo con Irán

Algo había cambiado. Por primera vez en muchos años, se veía posible un acuerdo entre Irán y los representantes de Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Gran Bretaña, sobre el programa nuclear del país asiático. Confirmando esas expectativas, pese a la complejidad de las negociaciones, ayer se alcanzó un acuerdo histórico en Ginebra. Un éxito de la diplomacia que siembra la primera semilla hacia un cambio de ciclo en las relaciones de Occidente con el régimen iraní. Un cambio en el que, sin duda, tiene mucho que ver la llegada al poder del clérigo moderado Rohani. Se trata de un acuerdo con seis meses de vigencia, pero sin duda es muy trascendente, al suponer un principio sobre el que sentar las bases de próximos pactos. 

Irán se compromete a eliminar los 200 kilos de uranio enriquecido al 20% en los próximos seis meses, a suspender durante este plazo el enriquecimiento de uranio por encima del 5% y a no aumentar sus reservas de uranio enriquecido por encima del 3,5%, según declaró el secretario de Estado estadounidense, John Kerry. Él, como todos los demás miembros de la mesa de negociación, no podían disimular su satisfacción por formar parte de un acuerdo histórico y muy complicado. Lo que Irán saca a cambio de este compromiso es una reducción de las enormes sanciones económicas que sufre el país. Irán tenía bloqueados 4.200 millones de dólares procedentes de exportación de petróleo y, gracias a este acuerdo, podrá contar con ese dinero y otro derivado de la exportación de otros productos. Cesión en el programa nuclear a cambio de relajar las sanciones.

La comunidad internacional celebra uno de los mayores éxitos conseguidos en los últimos años, si bien es cierto que nadie quiere echar las campanas al vuelo. La cautela debe imperar, pero sin duda hay gran satisfacción por lo que supone poder abrir una senda de entendimiento con Irán. El jefe negociador del país asiático y ministro de Exteriores, Mohamed Javad Zarif, ha explicado que crearán una comisión de seguimiento de este acuerdo y resaltó que "va en la dirección correcta".No es descabellado pensar que las resistencias de las facciones más conservadoras y extremistas del régimen iraní opongan resistencia al acuerdo o incluso intenten torpedearlo. 

Las primeras discrepancias giran en torno a si con este acuerdo se reconoce el derecho de Irán a enriquecer uranio para uso civil. Rohani afirma que sí. Kerry asegura lo contrario. No será un camino fácil, pero presenta una alternativa, una posibilidad al diálogo. Rohani aseguró en Twitter que "el voto del pueblo a favor de la moderación y el compromiso constructivo, y los esfuerzos infatigables de los negociadores van abrir nuevos horizontes".  La reacción de la comunidad internacional (casi) en bloque ha ido en la dirección de celebrar el acuerdo. Barack Obama, que observa este acercamiento con Irán como un posible legado histórico de su mandato, celebró ayer con una comparecencia que "la diplomacia ha abierto una nueva vía hacia un mundo más seguro". El presidente estadounidense intentará ganarse el Premio de la Paz a posteriori, y sin duda contribuir a un entendimiento y a un deshielo en las relaciones con Irán tras décadas de desconfianza mutua es un avance importante en ese empeño. 

En un mensaje para el grupo republicano en el Congreso, Obama también aprovechó su intervención para afirmar que "ahora no es el momento de aprobar más sanciones, hacer esto supondría hacer fracasar nuestra promesa, en primer lugar, y nos alienaría del resto de nuestros aliados y pondría en riesgo la coalición. La unidad internacional que se ha visto hoy y es esencial para apoyar nuestra determinación de que Irán no fabrique un arma nuclear". 

Como era de esperar, Israel no aplaude este pacto con Irán. El gobierno israelí no cree en las buenas intenciones de su enemigo iraní. "No es un acuerdo histórico sino un error histórico. Hoy el mundo se ha convertido en un lugar más peligroso" denunció el  ejecutivo de Netanyahu en un comunicado. "Es un mal acuerdo que da a Irán lo exactamente lo que quería: un levantamiento parcial de las sanciones a la vez que mantiene una parte esencial de su programa nuclear", afirman. 

Es sólo un primer paso. Pero para dar el segundo es necesario empezar a andar.Y es lo que se ha hecho con este pacto. Como un acuerdo que abre un camino esperanzador, aunque no exento de riesgos y obstáculos. Como el principio de un cambio de era en el que la desconfianza y el desprecio mutuo no rijan las relaciones de un país tan importante como Irán con el mundo occidental. Así es cómo se puede interpretar este acuerdo histórico que no significa más que el inicio de un cambio que, sin duda, costará certificar. Pero, tras estas intensas negociaciones, la diplomacia internacional se ha ganado el derecho a celebrar con satisfacción y orgullo el primer acuerdo palpable entre el grupo de seis potencias con Irán. 

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