Sin pistas sobre los responsables del atentado de Boston

Máxima cautela y prudencia en las autoridades estadounidenses ante la investigación del atentado terrorista perpetrado en la línea de meta del maratón de Boston el pasado lunes que costó la vida de 3 personas y dejó heridas de consideración a otras decenas. Las terribles imágenes de la explosión de las dos bombas y de los heridos graves han traído del pasado fantasmas y temores olvidados. No se sabe nada sobre la autoría de este ataque, que es el primero desde aquel 11 de septiembre de 2001 en el que el mundo cambió para siempre. 

Barack Obama compareció apenas una hora después del atentado el pasado lunes y ayer volvió a dirigirse a los estadounidenses en una declaración institucional. No varió nada su discurso, aunque sí habló en este caso con más claridad de atentado terrorista, término que no empleó en su primera comparecencia. "Dado lo que sabemos ahora, el FBI está investigando lo sucedido como un acto de terrorismo", aseguró. Reiteró que no se sabe aún si las personas que están detrás del ataque "son extranjeros o norteamericanos, si se trata de un acto perpetrado por una organización o por un individuo malvado". 

Richard DesLauuriers, agente del FBI encargado de la investigación, pidió ayer la colaboración ciudadana para descubrir quién está detrás del atentado. "La persona que hizo esto es amigo de alguien, su vecino, su compañero de trabajo o su familiar", aseguró, dirigiéndose directamente a la población para que le ayuden en una investigación que, según sus propias palabras, es "muy complicada" y está "en pañales" por la falta de indicios o pistas sobre el atentado. Se ha ofrecido una recompensa de 50.000 dólares a quien colabore aportando alguna pista fiable.

 No se sabe cuál es el perfil del sospechoso o los sospechosos ni tampoco sus motivaciones. Además de este llamamiento a la colaboración ciudadana, lo más destacado de la comparecencia pública de este investigador del FBI fue su firmeza cuando declaró que "la investigación cubrirá el mundo entero". Es decir, se abre la investigación a la escena internacional. Nadie ha reivindicado el ataque y todo lo que circula desde el lunes por los medios no son más que varias teorías sin base real. Lo cierto es que se desconoce casi todo del atentado. Hay teorías diversas, pero pocas o ninguna certeza. Ningún detenido. Ninguna pista, en apariencia, que lleve al FBI a seguir alguna línea de investigación concreta. 

Por lo tanto, es mucho más lo que se desconoce que lo que se sabe. Sí se ha estudiado con detenimiento ya la composición de las bombas que estallaron en la línea de llegada del maratón de Boston, abarrotada de participantes y seguidores de la prueba. Eran bombas caseras, ollas a presión de seis litros llenas de clavos y perdigones como metralla. La investigación da sus primeros pasos, está totalmente abierta. El brutal atentado, que ha costado la vida de tres personas y ha dejado decenas de heridos, podía haber provocado una tragedia aún mayor por la gran afluencia de público asistente a la prueba. Inevitablemente, este ataque ha vuelto a poner en alerta a los estadounidenses. Ha contribuido a este estado anímico una inquietante información conocida ayer. Roger Wicker, senador republicano, recibió un sobre con ricina, una sustania tóxica cuyo polvo es mortal sólo con inhalarlo. También ayer se detuvo el despegue de un avión del aeropuerto de Boston por la detección de un paquete sospechoso que resultó ser finalmente una falsa alarma. 

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