Corea del Norte reactivará un reactor nuclear cerrado desde 2007


Corea del Norte reabrirá todas sus instalaciones nucleares de forma inmediata, lo que supone la puesta en marcha del reactor nuclear de Yongbyon, cerrado desde 2007. Es el último paso en la escalada de tensión entre el régimen de Pyonyang y su vecino del sur, con el que se ha declarado “en estado de guerra”. La agencia oficial de noticias norcoreana, KCNA, ha anunciado hoy la noticia. En la información se cita a un portavoz de la agencia atómica del país asiático que asegura que las plantas nucleares reabiertas serán utilizadas para producir energía y para uso militar. En declaraciones recogidas por AFP, el presidente norcoreano, Kim Jong-un, ha asegurado que las armas nucleares “fundamentan la paz y la prosperidad” de su país.

El anuncio llega tras la respuesta de la presidenta de Corea del Sur, Park-Geun-hye, a las últimas declaraciones belicistas de Pyonyang. La líder surcoreana ordenó al ejército de su país “responder con fuerza” ante una hipotética agresión,  sin consulta previa  ni atender a “consideraciones políticas”, según informa Reuters.

El líder norcoreano, ha amenazado estos últimos días con un ataque a Corea del Sur y a Estados Unidos, aliado de su vecino. El ejército estadounidense  tiene cerca de 30.000 soldados en la península coreana  y  cuenta con una gran presencia militar  en el Pacífico. La alarma ante el tono belicista del Pyonyang aumenta, sobre todo,  debido a su programa nuclear, descubierto en 2002. Un año después, el régimen norcoreano (una dictadura estalinista herencia de la Guerra Fría) aceptó negociar con Estados Unidos, Japón, China, Rusia y Corea del Sur. Sobre la mesa, la paralización de su programa nuclear y un progresivo desarme a cambio de ayudas. El país comunista tiene una población de 25 millones de personas que ha padecido en los últimos años hambrunas que han costado la vida a  miles de personas. Aunque Pyonyang cedió en un primer momento, se echó atrás de inmediato.

En este marco se ha movido la relación de Corea del Norte con el resto del mundo. Ayudas a cambio de desarme con continuos tira y afloja. En 2006, el país asiático realizó su primera prueba nuclear. Un año después, las condenas internacionales obligaron a Kim Jong-il, fallecido en 2011 y padre del actual presidente, a pactar una paralización de su programa nuclear a cambio de ayudas. Fue en ese momento cuando se decidió cerrar el reactor de Yongbyon, reabierto ahora. En 2009 llevó a cabo su segunda prueba nuclear y en 2010  atacó una isla bajo soberanía surcoreana. Hasta la crisis actual, fue el último momento de máxima tensión entre los dos países divididos en 1953 al acabar la guerra que les enfrentó durante tres años y que no terminó con un tratado de paz, sólo con un  armisticio.

En febrero de 2013, Corea del Norte desarrolló una nueva prueba nuclear que le costó severas sanciones internacionales. Ni siquiera su aliado tradicional, China, le apoyó entonces. A raíz de unas maniobras militares de Seúl y las tropas estadounidenses cerca de la frontera, que Corea del Norte consideró “actos hostiles”, Kim Jong-un ha emprendido una creciente campaña de amenazas.

Los analistas se debaten entre interpretar esta retórica belicista como una estrategia que busca afianzar la posición del joven líder norcoreano en el interior y a la vez forzar  a la comunidad internacional a negociar el embargo económico al que está sometido el país o presentarla como un riesgo real que desestabilizaría la región y tendría implicaciones internacionales. El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, ha dicho que se toman muy en serio estas amenazas y que apoyarán a Seúl, según recoge Reuters. De hecho, Estados Unidos ha enviado aviones de combate desde Japón hasta la base aérea de Osan en Corea del Sur. China y Rusia, soportes internacionales de Pyonyang, no han mostrado entusiasmo alguno con los ardores guerreros del régimen norcoreano y piden una solución pactada que calme los ánimos.

Un símbolo de normalidad en mitad de la tormenta es el parque industrial de Kaesong, operado por las dos Coreas y situada en el norte. De momento, la frontera sigue abierta y se permite el paso de trabajadores surcoreanos. Para muchos expertos, un posible cierre fronterizo sería un indicador de que la crisis habría entrado en una nueva y peligrosa fase. 

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