Siria, la vergüenza internacional del 2012


El año se va marchando y toca resumir este 2012. Conviene empezar por el mayor motivo de vergüenza para la comunidad internacional: su inacción ante lo que está ocurriendo en Siria. Y lo que está ocurriendo en Siria es una guerra que ha dejado más de 45.000 muertos desde marzo de 2011. Una masacre, una guerra atroz que está desangrando el país, un dictador aferrado al poder aún a costa de bombardear a su propio pueblo, un país roto y una comunidad internacional absolutalmente parada, inactiva, pasiva, poco eficiente y, aparentemente, poco preocupada por lo que sucede en aquel país. Un horror, una actitud indecente y cobarde.
 
El 24 de diciembre el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe a la guerra siria, Lajdar Brahimi, se reunió con el tirano Basar Al Assad en Damasco. Se reunieron para hablar mientras no ha pasado un sólo día sin noticias de muertos por las tropas leales al régimen. La oposición, claro, no comprende ni puede compartir esta actitud de la comunidad internacional. Porque si algo ha quedado claro 45.000 muertos después es que Al Assad no está dispuesto a negociar nada con nadie y que, si le dejan, seguirá destruyendo el país y masacrando a su pueblo en esta alocada y criminal huida hacia adelante que emprendió hace 21 meses cuando los sirios se levantaron clamando libertad.
 
A nadie le gusta la guerra y todo el mundo prefiere una solución pactada al conflicto que una intervención militar. Además, todos sabemos que es una situación muy delicada en la que tiene que actuar el mediador internacional. Pero parece evidente que la comunidad internacional está fracasando y está actuando de un modo ya visto en anteriores conflictos que le hará avergonzarse y le retratará para la historia por su incapacidad para frenar el baño de sangre.
 
Brahimi dijo tras reunirse con el dictador que "la situación en Siria es un motivo para preocuparse. Esperamos que todas las partes trabajen en torno a una solución, como quiere el pueblo de Siria". Fue la tercera reunión entre el mediador internacional del conflicto y Al Assad. Las dos anteriores no dieron ningún resultado. Ésta, tampoco. Ayer mismo llegaban de nuevo imágenes espeluznantes de niños muertos por el bombardeo del ejército del régimen sirio. Tan sólo un día después de la reunión, sabíamos de la masacre registrada en la cola de una panadería donde también decidieron bombardear los soldados de Al Assad para acabar con la población contraria al tirano. El mundo sigue callando, haciendo ver que hace todo lo que está en su mano. Pero todos los líderes mundiales han de tener este peso en su conciencia y la guerra de Siria como asignatura moral pendiente para 2013, en mayor medida unos que otros, por supuesto.
 
Las deserciones en las filas del régimen continúan (ayer mismo desertó el jefe de la Policía Militar), pero sigue sin atisbarse nada que pueda suponer el fin de la guerra. La oposición busca la máxima unidad posible y varios países reconocen el nuevo órgano unitario creado por los contrarios a Al Assad como representante legítimo de Siria. Sobre el terreno, parece que hay señales de que el ejército del dictador pierde posiciones ante las tropas rebeldes. Pero hasta ahí llega todo. Y mientras todo esto ocurre, se sucede el goteo incesante de muertos. 45.000 desde marzo de 2011 según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Rusia y China siguen sin variar su postura de apoyo al régimen sirio y el resto de países sigue sin presionar lo suficiente a estas dos naciones para que rectifiquen y dejen de ser cómplices de las masacres que ordena su amigo Al Assad. Siria es el gran fracaso de la comunidad internacional en 2012, su gran vergüenza.


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