Draghi no está por la labor

Cuando el viernes la prima de riesgo española sobrepasó por primera vez en la historia del euro los 600 puntos básicos y se encendieron todas las alarmas, muchos miraron al Banco Central Europeo (BCE), preguntándose por qué no compra deuda para relajar la presión sobre la deuda española. Mario Draghi, presidente del organismo, responde hoy con claridad que podrán seguir preguntándoselo y esperándolo, pero que no está por la labor. En una entrevista en el diario Le Monde asegura que "el BCE no está para resolver los problemas financieros de los Estados". Es decir, que no se ve en el papel de bombero auxiliando a la incendiada economía española comrando deuda de forma masiva.

El papel del BCE en esta crisis es objeto de muchos análisis y críticas. Son muchos quienes piensan que deberían actuar de forma más activa. El ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo, no se muerde la lengua cuando habla de esta cuestión. En las últimas horas ha pedido al BCE que actúe y que deje de ser el banco "clandestino" que es ahora. Estas palabras son una crítica rotunda a la inacción del organismo presidido por Draghi y controlado por Alemania que lleva 16 semanas, y subiendo, sin comprar deuda de los Estados en apuros. Convenimos todos en que eso no sería una solución, pero sí una forma de ganar tiempo, un flotador para seguir resistiendo unos meses.

En la entrevista al señor Draghi, se le pregunta sobre las acusaciones al BCE de no hacer lo suficiente por los Estados. Draghi responde, estatutos del organismo en mano, que su papel no es auxiliar a las lamtrechas finanzas de los Estados, "sino garantizar la estabilidad de precios y contribuir al equilibrio del sistema financiero de forma totalmente independiente". Deja por lo tanto meridianamente claro que no tiene intención de comprar deuda de España para rebajar la presión sobre nuestra economía. Es lo que reclaman muchos y es lo que el BCE se ha negado a hacer hasta ahora desde hace varias semanas y sigue negándose a hacer.

También es preguntado Mario Draghi por el euro y si está en riesgo su supervivencia. Él cree que en absoluto: "Hay analistas que se imaginan que la zona euro va a explotar, pero eso indica un desconocimiento del capital político que nuestros dirigentes han invertido en esta unión y del apoyo de los europeos. ¡El euro es irreversible!".

Volviendo a España, el presidente del BCE también dice en la entrevista que los contribuyentes españoles "ya han pagado mucho para sanear la banca" y defiende que los acreedores principales de los bancos deberán participar en la solución de la crisis. Draghi comenta igualmente que "el BCE avisó al país en varias ocasiones de la desviación entre el déficit por cuenta corriente y el crecimiento excesivo del crédito. Pero en una unión monetaria, la lucha contra las burbujas inmobiliarias depende de las políticas nacionales macroprudenciales".

Define Draghi la actitud del organismo que él preside como "muy abierta y sin tabúes". No contentará nada esta entrevista al gobierno español, que está pasado sus peores momentos, ni a quienes reclaman un papel más activo del BCE en defensa de las economías en apuros, especialmente España e Italia. Sucede que hay una discrepancia notable en el diagnóstico de la situación. Quienes piden que el BCE actúe de forma decidida contra los especuladores y calmen la presión sobre la deuda soberana de los países en problemas, defienden que los mercados no están atacando a España o a Italia, sino a la propia Unión Europea y al proyecto del euro a través de sus piezas más débiles. Pero Draghi dice que el euro es irreversible y niega tajantemente que esté en peligro. Conclusión, parece que el presidente del BCE está convencido de que España deberá afrontar sus problemas solita o, en todo caso, pedir ayuda adiccional a la UE. Pero en la resolución de esta crisis, el organismo que él preside, a su juicio, no tiene nada que hacer.


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