Gracias al emperador Nadal

Rafael Nadal ganó ayer su séptimo Roland Garros. Es el tenista de todos los tiempos con más triunfos en el torneo parisino tras superar a Borg, palabras mayores. Se publicita estos días un coche con la imagen del genial deportista español con el lema: "siete años de garantía". Algo así podemos decir de él en la pista de París, aunque todo hace indicar que puede superar al automóvil que anuncia y ofrecernos muchas más alegrías en este torneo y en todos los demás, especialmente los que se disputan sobre tierra batida, la superficie en la que Nadal no tiene rival presente ni pasado. Ha superado todos los récords en esta superficie y no hay ningún tenista actual capaz de vencer al emperador para el que hace tiempo que se acabaron los adjetivos. Rafael I de España y VII de París podríamos haber titulado, o Nadal entra en la historia, o Nadal acrecienta su leyenda... Pero tengo la sensación de que todos esos titulares, cualquiera que se nos ocurra, se queda pequeño y no transmite adecuadamente lo que és este tenista dentro y fuera de la pista.

Comparar épocas históricas es un ejercicio algo complejo porque los tiempos cambian. Las estadísticas deportivas esconden detrás inmensos logros y, sobre todo, sensaciones y alegrías que no puede captat ningún número. Las cifras de victorias de Nadal en tierra, sus torneos, su récord en Roland Garros y todo lo que se puede expresar con números y estadísticas dan cuenta de que estamos ante uno de los más grandes de siempre. Nos dice también que es misión imposible tratar de ganarle en tierra batida y que a su edad pocos habían alcanzado las cimas que él ya ha coronado. Pero hay cosas que no transmiten las cifras ni los números y en ese aparatado Nadal arrasa aún con más fuerza. El tenista español nos ha dado mil y una alegrías, innumerables momentos de emoción en los que hemos vibrado con sus triunfos y hemos admirado su capacidad de sacrificio y de esfuerzo cuando venían mal dadas. Además hemos visto su actitud siempre ejemplar fuera de las pistas de tenis. Nadal junta una maestría en las pistas con una extrema educación fuera de ellas, victorias meramente deportivas con el ejemplo que puede servirnos a todos sobre no rendirser nunca y no dar una bola por perdida. Le debemos mucho a Nadal y es uno de esos grandes deportistas que nos hacen sentirnos orgullosos de todo corazón.

Rafa Nadal, llamarle Rafa me parece una osadía porque habríamos de emplear el don Rafael, nos conquistó a todos hace mucho tiempo por esa combinación de clase, fuerza, determinación, espíritu de superación, capacidad de sufrir, ejemplaridad, sencillez y humildad. No hay peros posibles a la actitud de Nadal en todos y cada uno de los partidos que disputa, en cada punto, en cada golpe, pero además demuestra que sigue siendo ese chico humilde y sencillo que llegó al tenis deslumbrando a quienes le vieron jugar y apreciaron en él cualidades para convertirse en el futuro en el número uno que es hoy, al margen de lo que digan los puntos de la clasificación ATP en cada momento.

A Nadal no se le ha subido el éxito, la fama y el dinero a la cabeza. Transmite todo lo contrario. Cada vez que habla lo hace con una sencillez y una humildad que admiramos y reconocemos como una inmensa cualidad en alguien que con 26 años está en lo más alto de su deporte y que levanta pasiones allá donde va. No se me ocurren muchos ejemplos de deportistas de los que uno pueda sentirse más orgulloso y al que uno pueda admirar sin pegas ni paliativos como Rafa Nadal. Porque él es sencillamente alguien que juega al tenis como los ángeles pero que no tiene rarezas ni soberbias de divo o número uno. Nada de eso. Escucharle hablar es casi tan delicioso como verle jugar en la pista, porque es admirable que alguien genial e irrepetible que ha alcanzdo logros que jamás nadie ha logrado en la historia de su deporte mantenga esa humildad, esa sencillez y esa capacidad de ilusionarse cada día. Él lo ha ganado todo pero no se acomoda ni pierde la ilusión, sino que se marca nuevos retos para seguir disfrutando en las pistas de tenis. Agranda asi su leyenda.

No tengo muchas dudas sobre que Nadal es el mejor deportista español de todos los tiempos. Aunque creo que comparar épocas, como digo arriba, es complicado y no siempre justo, y aunque pienso también que comparar deportes distintos es también muy difícil, creo que Nadal ha conseguido logros y está dando una imagen tan maravillosa que será complicado que en esos ránkings que tanto gusta hacer a los periodistas sobre mejores deportistas españoles de todos los tiempos aparezca alguien que ose disputar a Rafa el primer puesto del podio. Eso, en todo caso, es lo de menos. No se trata de desmerecer a otros grandes ni de comparar a la nobleza del deporte español a lo largo de su historia. Ahí está el enorme Miguel Indurain y otros deportistas que brillaron con esa luz que sólo irradian unos pocos elegidos. Nadal está entre ellos y nos alegra verle jugar, disfrutar con él e intentar que se nos pegue algo de su fuerza y su actitud. Es un ejemplo a seguir y hoy tenemos que decir a Nadal sencillamente gracias.

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