Nobel de la Paz a un disidente chino

El Premio Nobel de la Paz de este año llega con un conflicto diplomático debajo del brazo, ya que ha sido concedido a Liu Xiaobo, un disidente del régimen chino que está en prisión. China ha puesto el grito en el cielo por la concesión del prestigioso galardón y distintos países, entre ellos Estados Unidos con su presidente a la cabeza, ya han pedido que se libere al disidente. El premio es, desde luego, toda una llamada de atención sobre una situación que muchos gobernantes prefieren no ver, una situación ante la que, conscientes del poder económico presente y futuro de China, prefieren mirar para otro lado. Esta situación despreciable es la falta de libertad y democracia en China. Un país que está creciendo de modo espectacular en la economía, pero que no avanza de igual modo en el respeto a los Derechos Humanos. Un régimen como el del país asiático en cualquier otro lugar del mundo sin intereses estratégicos detrás, provocaría una reacción adversa contundente por parte de las grandes potencias mundiales y del resto de países del planeta. Pero cuando es China la que se salta a la torera los Derechos Humanos, entonces reina el mutismo.
Recuerdo que el 2008, con los Juegos Olímpicos de Pekín, había mucha gente que defendía que la organización de este gran evento planetario ayudaría a una apertura por parte de China. Esto no ha sido así y las cosas siguen más o menos igual: censura a los medios de comunicación, incluso en Internet, y falta de respeto por los derechos fundamentales de todos los seres humanos. En resumen, un régimen no democrático que recibe un varapalo ante tanta impunidad con la concesión del Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, un disidente que está en prisión por sus ideas y por combatir la falta de libertad en su país.
El disidente fue condenado a prisión tras firmar un manuscrito en el que tanto él como otras personas pedían democracia para China. Fue la llamada "Carta 08". Allí se pedía que el régimen chino se abriera a la democracia y la respuesta a esa petición fue la más antidemocrática que podemos imaginar: meter en prisión a los firmantes de esta declaración que solo buscaba mejorar la vida de sus conciudadanos. El nuevo Premio Nobel de la Paz participó en las manifestaciones de Tiananmen, y desde entonces se ha mostrado partidario de luchar por sus ideas por medios pacíficos. Este profesor de literatura llegó a decir al ser encarcelado que "la orden de un mal gobierno es preferible al caos o a la anarquía".
Según el jurado, este destacado premio se concede al disidente por su "larga y no violenta lucha por los derechos fundamentales en China". Lo cierto es que la vida de Liu Xiaobo ha estado dedicada a reclamar democracia en su país. Todos los medios de comunicación publican perfiles del Nobel de la Paz que nos permiten acercarnos a su figura. Así, conocemos más sobre su vida y la entera dedicación a la lucha por la democracia en China. Él llama al régimen comunista chino "dictablanda", y siempre ha luchado por un régimen democrático en aquel país. Es por ello que el galardón, que el año pasado perdió cierta credibilidad por ser concedido a Barak Obama cuando todavía no había hecho casi nada por la paz en el mundo, vuelve a mostrar el camino correcto, vuelve a premiar a una persona muy implicada por la Paz poniendo en juego su vida, una persona que ha acabado en prisión por luchar por la democracia en su país.
La reacción de China no se hizo esperar, es más, antes de que se fallara el premio, cuando Liu Xiaobo ya sonaba con fuerza para poder llevarse el galardón, el gobierno chino presionó de todos los modos posibles para que finalmente no fuera el disidente que tanto les amarga quien obtuviera el Nobel de la Paz. Claramente el premio es un reconocimento a la disidencia china, y por consiguiente supone afirmar que en China no hay democracia y que deben cambiar muchas cosas para que así sea en verdad. China ya ha llamado a consultas al embajador noruego para mostrar su disconformidad con este galardón para Liu Xiaobo. Además también han detenido a varios activistas que celebraban en la calle la concesión del Nobel al disidente.
Por otro lado, sabemos que la esposa del premiado ha sido la encargada de llevarle la noticia a prisión. Es un motivo más para seguir luchando, habrá pensado el disidente. Un reconocimiento a su labor y a la de tantas y tantas personas que se ven privadas de su libertad por luchar por la democracia. Ahora se auguran conflictos diplomáticos con China porque varios países, entre los que se encuentra España, han pedido la liberación del Nobel de la Paz. Otro Nobel de la Paz, Barack Obama, también ha hecho lo propio. Así, el presidente norteamericano ha reconocido que en los últimos años China ha avanzado mucho en lo econonómico, pero que no ha hecho lo mismo en el campo político. Los derechos de todas las personas, ha dicho Obama, deben ser respetados. Es de prever que en China están palabras no sentarán bien y hay ya quien apunta a un enfriamiento en las relaciones entre los dos países, y esto podría afectar al tratado de libre comercio que está en proceso de negociación.
En todo caso el apoyo que recibió ayer la disidencia china es enorme y muy importante. No hay duda que los Premios Nobel, en este caso el de la Paz, tiene una grandísima relevancia a nivel mundial. Reconocer de este modo que es legítima y elogiable, que es digna de un Nobel, esta lucha por la democracia en China, es un acierto excepcional y ojalá sirva para cambiar algo las cosas. Al menos en lo relativo a la hipocresía de algunos gobiernos que tratan sin problemas con China debido a su gran desarrollo económico, pero que no tienen en cuenta su falta de respeto a los Derechos Humanos. Las palabras de Obama son alentadoras en este sentido, así como la petición de liberación del disidente. Las cosas deben cambiar en China y en todas las zonas del mundo donde se patean los Derechos Humanos, y este Premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo ayuda a sensibilizarnos sobre esta situación. Y a constantar que los árboles (el desarrollo económico) no puede impedirnos ver el bosque (la situación de los derechos fundamentales en China). Merecido galardón.

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