The New York Times, contra Contador

Lo más fácil cuando alguien está pasando por una situación delicada es atacarle, eso es lo que suele pasar cuando un ciclista de relevancia está implicado en un presunto asunto de dopaje. Con el mejor ciclista del mundo todo se magnifica y se eleva a su grado máximo. Así medios de cierto prestigio han decidido aportar informaciones, que no pruebas, contra Alberto Contador al que en el juicio mediático al que está siendo sometido se le está poniendo todo un poco más complicado si cabe que lo que lo tenía antes de que se conociera el positivo por clembuterol (al final sí me he aprendido el nombre de la sustancia) en el pasado Tour de Francia por una intoxicación alimentaria.
Lo que ayer publicó The New York Times fue más o menos lo mismo que ya había publicado el diario francés L´Equipe, solo que parece que al diario norteamericano se le da una gran credibilidad, para los ciudadanos del resto del mundo tiene que ser algo así como la Biblia para los cristianos, palabra sagrada. Porque ayer se armó un buen revuelo por la noticia de que al ciclista español se le había detectado un día antes de dar positivo una sustancia plastificante en cantidades elevadas, lo que vendría a demostrar según este periódico que Contador se habría hecho una autotransfusión sanguínea. Sin embargo se habría detectado con un sistema no homologado, es decir, que no serían válidos sus resultados para acusar al de Pinto de haberse dopado.
La noticia, que no aporta prueba alguna, de que Alberto Contador se habría hecho una autotransfusión sanguínea no es nueva y el ciclista ya la había desmentido antes de que el NYT la publicara en el día de ayer. A Contador se le ha visto en sus últimas apariciones en los medios realmente destrozado y cansado. Contador ha reiterado por activa y por pasiva que él no admitiría una sanción de ninguna manera, por mucho que esta fuera de solo tres meses como se apuntaban desde algunos medios. Y hace bien, aceptar una sanción de tres meses es aceptar que has hecho algo malo por lo que debes ser castigado, aunque sea en los meses en los que no hay competición ciclista.
Otra de las ideas en las que ha insistido Contador es que está dispuesto a dejar sus muestras de orina y sangre congeladas para que en el futuro, con sistemas más desarrollados, se pueda recurrir a ellas para constantar que en ningún momento hizo trampas. Considero que una persona que aceptaría que se hiciera esto con sus muestras es alguien que está libre de haber cometido ninguna irregularidad. Reconozco que hubo una época en la que me creía a todos los ciclistas que, después de haber dado positivo, afirmaban ser inocentes. Pero ahora soy más objetivo y entró a analizar las circunstancias y los datos que conocemos. Y lo que sabemos por parte de la UCI, no por parte de los medios, pues estos también se pueden equivocar, es que Contador dio positivo por una cantidad ínfima de clembuterol. Excactamento por 0,00000000005 gramos. Una cantidad que todos los expertos coinciden en señalar que es imposible digerir salvo por accidente. Y una cantidad que no puede variar el rendimiento deportivo.
Eso es lo que sabemos, lo que la UCI ha confirmado. Y no podemos dejarnos llevar por informaciones periodísticas no confirmadas para hacer un proceso mediático a Contador. Si se demuestra que The New York Times tiene razón rectificaré esta entrada que no he dudado en ningún momento en escribir porque creo en la inocencia de Contador y creo con todas las de la ley, es decir, le creo hasta el final, hasta que alguien pueda demostrar con hechos y no con intuiciones o con informaciones no confirmadas por ningún organismo oficial, que Contador se dopó. Hasta que nadie pueda demostrar lo contrario, el tres veces ganador del Tour de Francia es inocente.
El hermano de Contador, quien es también su representante, declaró ayer que la información del diario norteamericano "no tiene ningún sentido" y que se hace un "daño irreparable" a la figura de Alberto. Es verdad que distintos medios se están encargando de publicar informaciones diversas sobre Contador sin aportar pruebas y sin poder demostrar nada (al menos así es hasta el momento) y lo están haciendo con total impunidad y sin responsabilidad alguna. Como ese diario europeo que hizo un fotomontaje de Contador en el podio de París con jeringuillas y pastillas en la mano. No se puede tolerar que esto ocurra. Por supuesto que cada medio de comunicación es libre de publicar lo que desee, mas Alberto Contador es libre también de emprender acciones legales contra quienes le están calumniando sin pruebas y cuando la propia UCI se inclina por la tesis de la intoxicación alimentaria.
Distintas voces del pelotón español se están pronunciando a favor de Contador como sus ex compañeros David De la Fuente u Óscar Pereiro. Hay otras voces desde fuera de España que dicen auténticas barbaridades como es el caso del ex ciclista Kohl, que ha declarado que es imposible ganar el Tour sin doparse. Cuando se abre la veda, esto es lo que pasa, que todo el mundo se pone a disparar. La UCI debería actuar con más celeridad en este asunto, pero de momento su actuación no está siendo especialmente mala. Lo triste es la caza de brujas desde distintos medios de comunicación hacia Alberto Contador. Lo más penoso de todo es que el número uno del ciclismo mundial está poco a poco perdiendo la confianza en los que rigen este deporte, se está desanimando. Y se le está haciendo un daño que, como dice su hermano, es irreparable y por el que nadie pagará. La injusticia en el deporte tiene un nombre (lo que están haciendo con Alberto Contador) y unos mensajeros (el último, The New York Times). Ahora solo falta ver quién será el próximo en soltarla más gorda y cuándo se pondrá punto y final a esta triste historia.

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