Día Internacional del Libro (V)

Generación del 98, generación del 27
Y tú, ¿de quién eres? Pues de los dos, por eso los unimos aquí. Son dos de mas mejores generaciones literarias de España. La Generación del 98 está formada, como sabes, por escritores nacidos todos ellos entre 1864 y 1875, y marcados por El Desastre, y la pérdida definitiva de las colonias. La nómina de escritores es extensa, y los conoces, Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Azorin, Antonio Machado, Pío Baroja, Valle Inclán, Jacinto Benavente, Ortega y Gasset, etc.
Por su preocuación por España, eso que está tan poco de moda, hemos de agradecerles lo que escribieron. Hablan de dos Españas, la oficial y la real, y elogian los pueblos castellanos. Eso sí, eran pelín pesimistas, pero unos grandes. Ahora sí está de moda apelar a ellos, recordar las metádoras de Machado, Ortega y demás. Son grandes entre los grandes, cuando sea políticamente correcto recuperarlos, se recuperarán, mientras, disfrutemos de ellos por nuestra cuenta.
La Generación del 27 nació el año en que se conmemoraraba la muerte del poeta Luis de Góngora. Decidieron reivindicar la poesía del autor cordobés, y más concretamente la de su última época que no gustó a los críticos de la época. De lo que han hecho y hacen, para bien y para mal los críticos literarios, no hablaremos por no mosquearnos. Solo diremos que la literatura lo escribe una persona, y solo lo puede leer en un momento una persona, esa edición en concreto. Cada uno nos divertimos con un tipo de obras o con otras, y poco nos puede importar lo que digan otros, si acaso como consejo.
Once autores son los que tradicionalmente han entrado en la lista de esta generación: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, García Lorca, Dámaso Alonso, Pepín Bello, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Aleixandre, Altolaguirre y Prados. Otros grandes estuvieron en su órbita sin llegar a pertenecer a la Generación del 27. Bucaron la síntesis entre los polos opuestos, un equlibrio. Un fragmento de un poema de Lorca para cerrar:Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime
dónde está tu niña amarga?
¡Cuantas veces te esperó!
¡Cuantas veces te esperara
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

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