Ken Follet estuvo entre los invitados a la reapertura de la catedral de Notre Dame de París en diciembre. La presencia del escritor junto a jefes de Estado y de gobierno de todo el mundo en aquella cita no sorprendió a nadie, por el cuidado especial a la cultura en Francia y porque su obra más reconocida, Los pilares de la Tierra, se centra precisamente en la construcción de una catedral del siglo XII. Esa invitación a Ken Follet da una idea del impacto mundial de su más célebre obra, la novela de más de mil páginas que ha vendido más de 50 millones de ejemplares en todo el mundo y que hace unos años fue adaptada a la televisión en una serie. En noviembre del año pasado, poco antes de aquella reapertura de Notre Dame,Ken Follet acudió al estreno mundial del primer musical de Los pilares de la Tierra, en el Teatro EDP Gran Vía de Madrid, que conmovió al escritor. No es para menos
La historia de la novela, desde luego, tiene todos los ingredientes para cautivar a los lectores y, ahora, a los espectadores teatrales. Hay amor, guerra, lucha por la libertad y contra las injusticias, grandes pasiones, traiciones, proyectos grandiosos, venganzas, desheredados que sufren toda clase de desgracias pero que muestran más dignidad que poderosos desalmados, secretos… El libro es excepcional pero tanto su poderoso argumento como el enorme éxito mundial de la obra, además de su extensión, ponían el listón muy alto para su adaptación al género del musical. Dario Regattirri, como productor ejecutivo, e Iván Macías, compositor y productor artístico, que ya estuvo detrás del musical de otro best-seller como El Médico, logran poner en pie una obra apabullante que durante cerca de tres horas no deja de sorprender y emocionar al público.
El musical, de hecho, resulta impresionante ya desde antes de empezar. Nada más entrar, el espectador se encuentra dentro de una catedral, ya que las paredes del teatro han sido adaptadas para la función. Es el primer efecto sorprendente, el primer gran impacto de la obra. Vendrán, claro, muchos más, y llegarán además por muchas razones, desde la portentosa escenografía a las actuaciones musicales, pasando por la calidad interpretativa y vocal del elenco. Los pilares de la Tierra cuenta con un equipo de más de 70 personas y se nota. Es un musical equilibrado, con mucho nivel en todas sus facetas, a diferencia de algunos que descuidan la trama para priorizar las canciones, o que lo fían todo al impacto que causan los cambios de escenario pero cojean en otros aspectos.
Se presenta como un musical inmersivo y, en efecto, lo es. Por esa sensación de entrar dentro de una catedral más que de un museo, por la impactante y envolvente iluminación (de la que es responsable Felipe Ramos) y por alguna que otra sorpresa que es mejor no desvelar para que pille desprevenido al espectador, que hace que se sienta plenamente dentro de la historia. Por supuesto, la escenografía (Ricardo S. Cuerda) y el vestuario (Marietta Calderón) contribuyen de forma decisiva a que el público se traslade a la Inglaterra del siglo XII, de la corte al campo de batalla, de las intrigas palaciegas a la vida del pueblo raso.
El musical, que tiene varios saltos en el tiempo y un ritmo frenético, resuelve muy bien ese paso del tiempo, ya que el libro abarca muchas décadas, para lo que resulta fundamental el trabajo de caracterización y peluquería (Aarón Domínguez). Como sucede siempre en las obras históricas, es muy interesante aprender un poco más sobre el periodo histórico en el que está ambientada la obra. En este caso, la Anarquía inglesa, una guerra civil entre 1135 y 1153 que llegó tras una crisis sucesoria por la muerte del único hijo de Enrique I en un naufragio en 1120. La hija del rey, Matilde, no fue reconocida como sucesora, sino que se nombró a su sobrino Esteban, que se presenta en la obra como un rey débil, poco más que un pelele en manos de los aristócratas y jerarcas de la Iglesia.
Con esta guerra civil de fondo, los personajes de la historia buscan salir adelante, con la construcción de una catedral y la búsqueda de recuperar lo perdido por parte de una familia noble como grandes hilos conductores. Eso y el amor, claro, dos grandes historias de amor. El elenco de Los pilares de la Tierra está impecable. En la función de anoche, entre otros, estuvieron dando vida a los personajes de la obra Teresa Ferrer, Javier Ariano, Noemí Mazoy, Julio Morales, Javier Ibarz, Alex Forriols y Gustavo Rodríguez. Un elenco muy sólido al servicio de esta gran historia que presenta algunas diferencias y adaptaciones sobre la novela original, pero que se mantiene muy fiel a la esencia de aquella historia que lleva décadas cautivando a millones de lectores en todo el mundo y que desde hace unos meses enriquece aún más la nutrida cartelera de musicales de Madrid.
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