Las mejores películas que he visto la última década


Despido el año con la lista de las mejores películas que he visto en la última década. O, mejor dicho, con las películas que he destacado en los artículos de resumen del mejor cine del que he disfrutado cada año desde que empecé en 2014 a elaborar estas listas. Entre las diez elegidas hay películas de cinco nacionalidades (seis españolas, dos estadounidenses, una japonesa, una georgiana y una argentina) y dos autores repiten (Carla Simón y Jonás Trueba). Estas son las diez películas que he resaltado en primer lugar en los artículos de lo mejor del año desde 2014. 

  •  2014: Boyhood, de Richard Linklater. No es que sea la mejor película que vi ese año, es que sigue siendo mi película preferida de siempre. Una película rodada a lo largo de doce años, que capta con mucha verdad y sensibilidad un pedacito de vida, un proyecto titánico, una epopeya en los tiempos veloces de consumo rápido en los que vivimos. Una obra maestra inolvidable. 
  • 2015: La novia, de Paula Ortiz. Lorca ha inspirado incontables obras de todo tipo, porque el teatro y la poesía del genio granadino son una referencia constante, pero nunca antes se había llevado a la gran pantalla con tanto lirismo y tan arrolladora belleza una obra de Lorca, en este caso, Bodas de sangre. En esta película Paula Ortiz regala un ejercicio apabullante de cine. Un portento, con un tramo en verso que es de lo mejor que he visto nunca en una pantalla de cine. 
  • 2016: El ciudadano ilustre, de Gastón Dufrat y Mariano Cohn. El comienzo de esta gran película argentina es tan arrollador y poderoso que parece imposible que pueda mantener el nivel que la propia cinta se ha marcado nada más arrancar. Lo logra con creces. Una obra sobre la cultura, sobre la idiosincracia argentina, sobre la dificultad de ser profeta en su tierra, sobre la cerrazón. Una película memorable.
  • 2017: Verano 1993, de Carla Simón. La llegada de Carla Simón ha sido sin duda una de las mejores noticias para el cine español (para el cine a secas) de esta última década. Su opera prima, Verano 1993, rodada en catalán, cautivó y conmovió con la historia real de la infancia de la autora. Un filme lleno de verdad y sensibilidad, en el que todo está en su sitio y con el que la autora dejó claro lo que luego no ha hecho más que confirmar con cada nuevo paso que ha dado, que con ella ha llegado una voz imprescindible para el cine sosegado y naturalista, el que más remueve y emociona, el que escapada de todo artificio pero no rehuye el lirismo, aquel que se construye sobre los mimbres de la verdad. El cine que más vale la pena. 
  • 2018: Call me by your name, de Luca Guadagnino. La película, basada en la novela homónima de André Aciman, lanzó al estrellato a Thimothée Chalamet por su soberbia interpretación de Elio, e joven que vive un apasionado amor de verano con Oliver (Armie Hammer) en un pueblito italiano. Una historia que capta el espíritu del eds época del año y el de la pasión, en la que el arte y la belleza están muy presentes, que está rodada con una deliciosa mezcla de idiomas y que se convirtió por méritos propios en un clásico instantáneo.  
  • 2019, Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar. Una de las mejores películas de uno de los mejores directores de la historia del cine. Almodóvar firma aquí un excelente filme con tintes autobiográficos en el que Antonio Banderas da vida en la mejor interpretación de su carrera a un director exitoso que habla como Almodóvar, tiene una vida como la suya y se le parece mucho en todo. Hay escenas del filme (una de las conversaciones con su madre, el encuentro con un viejo amante…) que se quedan grabadas en el espectador y que entran automáticamente en el repositorio de recuerdos de tantos y tantos momentos de cine inolvidables que los ha regalado el director manchego. 
  • 2020: Sólo nos queda bailar, de Levan AkinEn el pandémico 2020 echamos muchas cosas de menos. Entre ellas, sin duda, el cine en las salas, que cerraron, como todo, y que fueron después de los espacios más afectados y que más tardaron en recuperar la asistencia del público tras lo peor de la pandemia. Aquel año raro y perturbador destaqué en la crónica de lo mejor del 2020 cinéfilo esta preciosa historia de autodescubrimiento que se mimetiza con la hipnótica danza georgiana y que, como ella, encierra una incuestionable belleza envuelta en formas rudas y secas. Una película fabulosa que además agitó la muy retrógrada sociedad georgiana, y que causó problemas a sus autores y los profesionales que la hicieron posible. Una película necesaria. 
  • 2021, Quién lo impide, de Jonás Trueba. Un documental con trazas de ficción sobre la juventud española que es tan excelente que hace que sus 220 minutos se hagan cortos. Trueba reúne aquí a jóvenes con los que colaboró en un proyecto anterior, La reconquista, para hacer algo que no se suele ver en el cine ni en los medios en general: escuchar a los jóvenes, escucharlos de verdad, darles voz, preguntarles qué es lo que les preocupa e ilusiona, cómo ven el mundo el el que viven. Todo eso aderezado con cortos de ficción que dicen la verdad. Rodado durante varios años, la vida se cuela de repente, como cuando surge la pandemia.   
  • 2022: Alcarràs, de Carla Simón. Cualquier palabra que emplee se quedará corta para describir las virtudes de esta historia sencillamente perfecta. Una película naturalista rodada con actores no profesionales que muestra con sensibilidad y autenticidad las reacciones de los distintos miembros de una familia que lleva décadas cuidando unas tierras de melocotoneros ante la amenaza de tener que abandonarlas por la próxima instalación de unas placas solares. Un filme sublime. 
  • 2023, El chico y la garza, de Hayai Miyazaki. Puede que fuera la última película del genio japonés o puede que no, quién sabe, pero lo cierto es que el padre de Studio Ghibli concentra en esta deliciosa película todas las señas de identidad de su excelsa filmografía: un dibujo primoroso atento a cada detalle, una defensa del pacifismo y el medio ambiente, el poder de la imaginación cuando la realidad no basta, la construcción de mundos fascinantes... Una película portentosa. Es una obrs inspirada muy libremente en una novela que cuenta la historia de Mahito, un niño que perdió a su madre en un bombardeo en Tokio durante la II Guerra Mundial. Deslumbrante 
  • 2024: Volveréis, de Jonás Trueba. Quizá este año que hoy despedimos es en el que más me ha costado elegir una película que destacar en el artículo de balance de los últimos doce meses, porque he visto muchas muy buenas. Trueba firma aquí su película más redonda hasta la fecha, con unos sensacionales Itsaso Arana y Vito Sanz, dos clásicos de la filmografía del director. Una película que parte de una premisa alocada (una pareja que decide hacer una fiesta para celebrar su separación), que rinde homenaje a la comedia romántica clásica y que ensalza el concepto de amor repetición, que bien puede describir el propio cine de Jonás Trueba y, ahora que lo pienso, también el empeño de escribir en este blog desde hace una década listas de lo mejor del año cultural. Porque muchos de los mejores momentos de la vida siempre llegan con los libros, las películas, la danza, el teatro o las exposiciones. 
Ojalá 2025 sea un año de cine, pero del género fantástico o cómico, que de distopía y drama ya vamos servidos en la vida real. Feliz año nuevo a todas las personas que dedicáis un ratito a leer este blog. 

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