España: el país fracturado

 

Los documentales del canal francoalemán Arte suelen ser garantía de calidad. Últimamente me he aficionado a ellos, por el interés de los temas abordados y su profundidad. Y, de paso, practico el francés. Hace unas semanas, el canal emitió el reportaje Espagne: le pays fracturé, en el que se reflexiona sobre las causas de la polarización y la división política de nuestro país. Siempre es interesante conocer cómo nos ven desde fuera, porque inevitablemente todos estamos condicionados por nuestras experiencias, prejuicios y posiciones políticas. El retrato que hace de España este documental dirigido por Marcel Mettelsiefen es bastante descorazonador y, aunque por momentos pienso que no llega a reflejar del todo la sociedad española, que se deja algunos aspectos clave para explicar esta división política del país, es indudable que aborda buena parte de los factores que explican esta inquietante realidad. 


Al comienzo del reportaje se afirma que España es uno de los países más divididos del mundo, algo que impacto escuchar en un medio internacional. Supongo que quien vea este reportaje fuera de España sentirá algo parecido a lo que sentimos nosotros al ver documentales sobre la salvaje fractura política de la sociedad estadounidense, cuya peligrosa senda seguimos en buena parte de Occidente. Aquellos documentales nos muestran un país dividido en dos mitades casi irreconciliables, o sin casi, con posturas enfrentadas en prácticamente todos los temas de actualidad. Uno quiere pensar que la realidad española no es así y que la gente de la calle convive de forma mucho más natural y cordial de lo que se podría pensar viendo los debates en el Congreso, las tertulias televisivas o las redes sociales, y de verdad creo que sigue siendo así, pero lamentablemente la polarización es cada vez mayor, en gran medida, por la aparición de discursos extremistas de gente a la que le sobra casi la mitad de la población de su país. 

En el reportaje de Arte hablan, entre otros, Isabel Sansebastián, Cristina Almeida e Iñaki Gabilondo, aunque se centra en buena medida en la historia de personas anónimas. Por ejemplo, un hombre que lucha por encontrar los restos de su padre, asesinado en la Guerra Civil y que está en alguna de las miles de fosas comunes. Es inevitable que a la hora de hablar de la división política del país se recuerde la anomalía del franquismo, con rarezas como la existencia de la Fundación Francisco Franco o los actos de homenaje al dictador cada 20 de noviembre, en uno de los cuales se metió sin querer el anterior líder de la oposición. 

El reportaje también muestra el daño social de la crisis financiera de 2008, sobre todo, en lo relativo a las hipotecas. Muestra el surgimiento del 15M y, de su mano, el nacimiento de Podemos. En el reportaje se presenta como respuesta a este partido de extrema izquierda el nacimiento de Vox en la extrema derecha, que sin embargo creo que tiene más relación con el independentismo catalán y la reacción exaltada ante él y sus desmanes del nacionalismo español. El reportaje presenta a la formación extremista como un partido de personas que se definen como patriotas y antifeministas. 

Un votante de Vox dice a cámara que los indignados son perroflautas que no trabajan ni hacen nada. Voz fue para él un alivio, un partido que defiende las tradiciones. Le gustan los toros y el campo. Cree que es un partido que defiende a los trabajadores. Ni media palabra de su programa, claro. También se lamenta de que "quieren imponer cómo educar a nuestro hijos, cómo comer o cómo tratar a los animales". Otro simpatizante del partido de extrema derecha dice que le parece muy mal que los políticos provoquen crispación, a pesar de lo cual vota a un partido que se dedica a provocar crispación. 

Por supuesto, el reportaje también se acerca a Cataluña, ya que el proceso independentista ha sido uno de los grandes impulsores de esta creciente polarización. El reportaje acierta al indicar que esa división no sólo se da entre Cataluña y el resto de España, sino también dentro de Cataluña. Aparecen varios simpatizantes independentistas, como una profesora de catalán que, muy en línea con lo que comentaba el votante de Vox, defiende su posición política en base a la defensa de las tradiciones. Esta mujer asegura que la gente, en Cataluña y en España, es buena y achaca en exclusiva al Estado español la propaganda que daña la imagen de Cataluña en el resto del país y provoca los problemas de convivencia, sin un ápice de autocrítica ni de reproches a la acción de los políticos independentistas. 

También se muestran en el reportaje, claro, las imágenes de gente con banderas españolas gritando "a por ellos" al despedir a los guardias civiles que se dirigían a Cataluña para impedir el referéndum ilegal del 1 de octubre, y las imágenes de las cargas policiales aquel día, que no lograron impedir la celebración de la consulta y que, por el contrario, trasladaron escenas de violencia que exacerbaron aún más los ánimos. El reportaje concluye recordando que la pandemia ha agravado esta polarización política en España. Y eso que se grabó antes de la guerra de Ucrania y sus efectos, como la inflación disparada. 

Este reportaje, ya digo, se deja algunos temas por tratar, pero tendremos que reconocer que así es como nuestros vecinos europeos ven a España y su situación política y social. Y no salimos nada bien en la foto. Para cada cual, claro, será culpa de los de enfrente, que no es gente que piensa distinto o tiene otras ideas, sino que son malvados y perversos, enemigos del país y del pueblo. El primer paso para superar un problema es reconocerlo y eso pasaría por reconocer y rechazar todo tipo de sectarismos, no sólo el de los de enfrente. 

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