El movimiento de los indignados vuelve a la carga. De nuevo con unas elecciones en el horizonte, pero esta vez en busca de una demostración de fuerza en cientos de ciudades de todo el mundo. Según ha ido avanzando la semana, la cifra de ciudades y países que se unían a las marchas de hoy, 15 de octubre, ha ido creciendo. Este movimiento de descontento social se ha extendido desde España a otras partes del mundo y hoy tiene una gran cita para volver a medir su fuerza y poder de convocatoria. En España, habrá marchas en varias ciudades. Madrid volverá a ser epicentro de las protestas en una manifestación que partirá de Cibeles hasta Sol, símbolo del movimiento. Además hay convocadas asambleas duranta la manaña, si bien los actos centrales serán por la tarde.
Puntos tan distantes como Tokio, Buenos Aires, Santiago de Chile, Los Ángeles, San Franciso, París, Roma, Bruselas o Kuala Lumpur se suman a las protestas. Todo está listo para que la convocatoria sea un éxito. Desde luego, ver imágenes de personas reclamando un cambio global en muchas ciudades del mundo es algo alentador y positivo. Con todas las reservas que este movimiento pueda generar, creo que ver a personas de lugares muy lejanos unir sus voces para pedir cambios reales en el mundo es siempre algo de lo que alegrarse. Lo deseable es que todas y cada una de las marchas sean pacíficas y que no se produzcan altercados ni enfrentamientos. Supongo que es difícil controlar algo tan global, pero es muy importante que las portadas de los diarios del día siguiente no sean para esos enfrentamientos con la policía o para los altercados, sino, si es que los medios informativos así lo estiman oportuno, para la unión de miles de personas en todo el mundo.
El movimiento ha nacido en España. El 15-M es el padre del 15-O y los ecos de lo sucedido en nuestro país aquellos días de mayo y junio sonarán con fuerza y estarán detrás de lo que va a ocurrir esta tarde. España es pionera en este movimiento. Convendría, por aquello de ser los padres de la criatura, que se hiciera autocrítica. El 15-M perdió fuerza y empuje, pero eso no es lo más grave. Lo pero es esa sensación que quedó en algunas personas de que era flor de un día, de que no lograron concretar sus propuestas. Este movimiento debe ir más allá del derecho al pataleo o a quejarse de lo que no nos gusta, debe proponer cambios concretos, medidas concretas.
Esto de concretar las propuestas es el caballo de batalla de muchos con el 15-M desde que nació el movimiento. Por aquel entonces, muchos sospecharon de que un movimiento con tan marcado carácter político naciera tan cerca de unas elecciones, las autonómicas y municipales del 22 de mayo. Hoy, día elegido para volver a salir a la calle, de nuevo están cerca unos comicios. Cada cual es libre de pensar lo que quiera. Los portavoces de este movimiento dicen que ellos no son apolíticos, sino que son apartidistas. El sistema representativo no funciona y la voz de los ciudadanos debe ser escuchada, aseguran. Pero, como digo, es muy conveniente que el 15-M no se quede en protestar y criticar, que dé el salto a proponer algo concreto. Sabemos que están indignados, falta por saber de forma tan clara qué es lo que proponen.
Dicho esto, no puedo dejar de alegrarme cuando veo que en todo el mundo se van a celebrar marchas para pedir cambios reales en la sociedad. Falta hacen esos cambios, desde luego. Los ciudadanos, que no han hecho nada para que el mundo entrara en esta terrible crisis, son los únicos que están pagando, y muy caro, los platos rotos. Además, los mercados y los poderes económicos mandan más de lo que deberían. Es muy positivo que la gente salga a las calles a pedir cambios, que la gente no sólo desee que esto cambie de una vez, sino que se unan para reclamarlo con una sola voz. ¿Quién puede temer a un movimienro ciudadano que reclama mejores formas de gobernar y de hacer las cosas? El mayor enemigo de este movimiento es, sin duda, que haya dentro de él mismo algún descontrolado que desvirtúe la idea original del 15-M.
Escribió Max Weber que en el mundo no se habría conseguido nunca lo posible si no se hubiera intentado lo imposible una y otra vez. Puede que intentar cambiar el mundo sea algo imposible, pero hay que intentarlo para que haya cambios posibles que mejoren la vida de todos. El objetivo principal de la marcha global del día de hoy ha de ser que se escuche la voz de la ciudadanía, que se sepa que la gente no permanece impasible ni mira para otro lado mientras los mandamases del mundo deciden sobre nuestro futuro. Las calles de todo el mundo deben ser hoy una fiesta reivindicativa. Para elllo, insisto, las protestas deben ser pacíficas. El 15-O nace con grandes pretensiones y aspiraciones. Es de esperar que mañana, cuando toque hacer balance, no haya altercados que lamentar. Logrado eso, se habrá escuchado la voz de la calle, la de aquellos que salgan esta tarde a manifestarse.
Comentarios