Comenzó el festival de clásicos y lo hizo con empate a uno en el marcador. Los que sigan este blog y no sean aficionados al deporte o al fútbol me perdonarán que con motivo de estos cuatro partiodos entre Madrid y Barcelona escriba dedique la entrada del día posterior al partido al resumen de lo que dio de sí el encuentro. El resto de días, es decir, la mayoría, hablaré de otrasm cuestiones de actualidad como siempre hago en estas líneas. Hecha la aclaración, y tras ver la gris carrera de Fernando Alonso en China donde sólo ha podido ser séptimo, entro ya en la crónica del partido de ayer. El Barcelona dio la sorpresa con la inclusión de Carles Puyol en la alineación. Guardiola buscó dar un golpe de efecto y el central culé regresó a su puesto en el equipo titular después de mucho tiempo de baja. El caso es que el jugador terminó lesionado debido a la tensión del regreso a la competición en un partido de máxima intensidad como éste. Nunca terminaré de entender el hecho de que se fuercen a futbolistas de este modo, pues no es la primera vez que en el regreso inesperado de algún jugador, éste tiene que terminar retirándose del terreno de juego. Los entrenadores sabrán lo que hacen con los jugadores que no están al cien por cien tras volver de una lesión.
Si en el Barcelona la gran sorpresa fue la aparición de Puyol como titular, en el Real Madrid la noticia antes de que empezara el partido fue que Pepe volvía a ser centrocampista y no defensa central. Mourinho sacrificó a Özil para meter a Albiol de central y a Pepe en el centro del campo. Al entrenador del Madrid le había salido bien la jugada en Bilbao y ahora la repetía contra el Barcelona en el primero de los cuatro clásicos de este mes de abril. Pepe al centro del campo para tratar de frenar a Messi. El partido comenzó y el balón echó a rodar, pero antes de eso hay que destacar como merece el extraordinario ambiente que había en el Santiago Bernabéu. Si desde casa viéndolo por televisión llegaba la emoción y la intensidad de la previa de un partido como éste es fácil imaginar lo que fue para todos los aficionados del Madrid que levantaban sus banderas blancas al cielo de Madrid. Además de un precioso mosaico en el que se veía el escudo del Madrid y una gran pancarta en el otro fondo donde se podía leer "Hasta el final, vamos Real". Ambiente de gala, el de las grandes noches, en el estadio del Real Madrid. No era para menos, enfrente estaba el todopodersos Barcelona, el gran rival de los blancos y al que se van a encontrar hasta en la sopa en los próximos días. Un diez al ambiente del Bernabéu el día de ayer. Sensacional.
Como digo el partido empezó y todas las miradas del mundo del fútbol estaban puestas sobre los 2 protagonistas del duelo. Las estrategias de uno y otro equipo ante el partido de ayer quedaron claras nada más comenzar el encuentro: el Barcelona salía a hacer lo que mejor sabe, es decir, a controlar la posesión del balón y a llevar la iniciativa, y el Real Madrid, a pesar de que jugaba en casa, salió a dejarle el balón al equipo rival. De este modo, lo fiaba todo a sus temibles contras que tanto había elogiado Guardiola en la previa del partido. La primera parte fue de dominio total del Barcelona pero,a pesar de ello, el Real madrid tuvo más ocasiones para adelantarse en el marcador que el conjuntó barcelonista. El Barcelona tenía el balón, lo pasaba y lo pasaba, pero no lograba genera muchas ocasiones, no era el torrente que solemos ver contra la portería rival cuando juega este equipo. El debate entre los madristas estaba claro: ¿hacía bien su equipo en salir a jugarle así al Barcelona? ¿Debía salir más volcado al ataque teniendo en cuenta que jugaban en casa? ¿No parecía que su equipo había salido sobre todo a defenderse? Con estas preguntas y alguna que otra ocasión para los dos equipos llegamos al descanso. Lo cierto es que el Madrid había logrado contener el Barça en los primeros 45 minutos.
La segunda parte comenzó con la misma pinta que la primera, y poco faltaba para que llegara una jugada determinante en el desarrollo del partido. Villa se metía en el área del Madrid y Raúl Albiol le agarraba. Penalti de libro. Penalti y expulsión. Messi estaba ante la oportunidad de marcarle por fin un gol a un equipo entrenado por Mourinho y allá que se fue para ejecutar la pena máxima. Nada pudo hacer Casillas, y eso que el balón entró por el centro de la portería. El Barcelona se adelantaba en el marcador y además se quedaba para el resto del partido con un jugador más. En ese momento casi todo el mundo pensó que lo que faltaba hasta le final iba a ser un paseo para el Barcelona. El equipo visitante siguió, ahora con más claridad y con más moltivos, con el dominio del balón. Pero el Real Madrid reaccionó. Su entrenador hizo los tres cambios y entraron Arbeloa, Adebayor y Özil. Puede que el Barcelona se confiara un poco, o puede que el Madrid tirará de casta. El caso es que poco a poco el equipo local se fue acercando a la portería de Valdés y en una de esas aproximaciones Alves cometió un penalti claro, así lo veo yo al menos, sobre Marcelo. La polémica del partido, junto a un penalit anterior a favor del Barcelona que el árbitro no señaló, llegó al no sacar el colegiado amarilla a Alves.
Cristiano Ronaldo, quién si no, fue quien tiró el penalti. El portugués es quien tira todas las faltas y también la mayoría de los penaltis. Se explica, entre otras cosas, por su infinita hambre de gol. Aunque fuera de penalti, Ronaldo tenía la ocasión de marcar por primera vez en su carrera al Barcelona y de desmentir en parte algo que se dice con mucha frecuencia de él: que en los partios más importantes desaparece. El siete del Madrid se fue a la línea de penalti y marcó. El Madrid, con diez había logrado empatar el partido. La inyección de moral entre los aficionados merengues fue enorme. Después del fracaso del partido de ida, ahora su equipo daba muestras de su clase y capacidad de sacrificio para lograr empatar el choque ante el Barcelona con un jugador menos. De ahí al final el Madrid y el Barcelona tuvieron sus ocasiones más o menos claras de ganar el partido, pero el uno a uno sería el resultado definitivo. O lo que es lo mismo, tablas en el primer combate entre los dos grandes clubes españoles. Por cierto, avanzada ya esta entrada no he dicho todavía lo que quizás sea más importante del partido de ayer: la Liga está en el bolsillo del Barcelona. Con el empate de ayer quedó casi sentenciada la competición doméstica, y no es un tema menor por mucho festival de clásicos que quede por delante.
En rueda de prensa los dos entrenadores explicaron lo que les había parecido el partido. Guardiola se negó a decir que la Liga estaba ya ganada. Por su parte, Mourinho dijo que los periodistas que plantaron a Karanka el día anterior al partido en la sala de prensa le habían faltado el respeto. Llegó a decir que él sólo hablaría con los directores de los medios, para intentar demostrar que el hecho de que salga el segundo entrenador a una rueda de prensa no es motivo suficiente para plantarle. Batallas aparte, el entrenador del Madrid también habló de los árbitros. Estaba cantado que despúes de quedarse el equipo con diez, justamente, Mourinho iba a decir aquello de que siempre contra el Barcelona le toca jugar con diez. Bingo. El técnico dijo exactamente eso, y que va a entrenar para la final de Copa con diez jugadores. También se quejó porque Alves no fuera expulsado. Dijo el entrenador del Madrid que al Barcelona se le permiten cosas que no se permiten al resto, como salir a protestar. Afirmó que el equipo catalán tiene un control quie ya querría él para sí. La Liga está sentenciada con el partido de ayer y ahora falta por ver quién de los dos sale vencedor de lo que queda de festival de clásicos. Un título, la Copa del Rey, y el pase a la final de la Champions, están en juego.
Ahora, ante los tres partidos que quedan por delante, la gran incógnita es si el Real Madrid jugará igual en los tres duelos que quedan por delante frente a su gran rival. ¿Estará Pepe en el centro del campo? ¿Le cederá el balón de forma tan clara al Barcelona? Todo eso está por ver. No es fácil que haya dos partidos iguales o calcados el uno al otro. Ayer fue un prólogo del resto de partidos, pero en tres días Barcelona y Madrid se disputan el primer título de la temporada. Tiene razón el entrenador del Madrid al decir que el partido del miércoles tiene mucha más tensión que el de ayer y más incluso que los dos partidos de semis de la Champions. Es cierto porque es el único día en el que se juega un título.No sé si se pueden sacar muchas conclusiones del partido de ayer, pero desde el marcador hasta otras cuestiones lo cierto es que los dos equipos no están tan lejos como estaban en la primera vuelta de la Liga. Quedan tres partidos de máxima emoción entre Madrid y Barcelona. De momento, tablas entre uno y otro y duda sobre cómo serán el resto de choques.
Comentarios