La sociedad de la nieve


Si no supiéramos que la historia que cuenta La sociedad de la nieve ocurrió de verdad, si se nos presentara como fruto de la imaginación de un cineasta, costaría mucho verla como algo verosímil. La película de Bayona, que arrasó en los Goya, está nominada a los Oscar y está triunfando tanto en Netflix como en los cines, es apabullante. Por su dimensión y la forma en la que está rodada, por supuesto. Por cómo cuenta una historia real impactante. Después de Lo imposible, Bayona vuelve a demostrar su maestría para contar historias personales reales inspiradoras en situaciones extremas

Tardé años en animarme a ver Lo imposible porque sentía que iba a sufrir mucho con ella. Cuando lo hice, me encantó el filme. Esta vez me propuse que no pasara tanto tiempo antes de acercarme a La sociedad de la nieve y poder verla en el cine, donde sus impresionantes efectos especiales y su fotografía impactarán aún más. Pregunté a muchas personas conocidas que habían visto la película y que les había encantado si era o no angustiosa, que me daba miedo pasarlo mal. Me mintieron como bellacos y me dijeron que no. Lo cierto es que hay varias escenas en las que se sufre muchísimo porque uno está dentro de ese avión, al lado de los supervivientes del accidente en los Andes. La película es angustiosa en algunos momentos, sí, y te transmite emociones que hacia mucho tiempo que no sentía en una sala de cine.  

El comienzo de la película muestra a los pasajeros del avión días antes de volar. Son escenas que sirven para mostrarnos sus vidas, sus ilusiones, sus proyectos. Muchos de ellos eran jóvenes jugadores de un equipo de rugby con toda la vida por delante. Son esas escenas iniciales propias de las películas de catástrofes en las que el espectador sabe que serán las únicas en las que tendrá un respiro. Después el avión, el accidente, rodado de un modo inmersivo muy impactante, y entonces lo inimaginable, el horror, en medio de los Andes, rodeados de los cadáveres de quienes no sobrevivieron al accidente, con un frío helador… Tremendo.

La película está basada en el libro homónimo de Pablo Vierci, que entran ganas de leer. El título habla de cómo los supervivientes se organizaron, de cómo colaboraron todos por el bien común, de esa sociedad que se creó en las montañas y que fue decisiva para la supervivencia de quienes pudieron contarlo. Lo más fascinante de esta historia es precisamente eso, lo que dice de la condición humana, la forma en la que demuestra que cuando un grupo de personas lo han perdido todo y tienen que esforzarse por sobrevivir, se ayudan entre ellas, colaboran, son generosas. En el eterno debate sobre la maldad o la bondad intrínseca del ser humano, en este mundo que nos da pocas razones para defender que la gente es buena por naturaleza, historias tan asombrosas como ésta inspiran de verdad. 

La película, muy sobria, que no cae en excesos narrativos ni en alardes sentimentalistas, se apoya también en las creíbles interpretaciones de un grupo de actores desconocidos hasta ahora por el gran público, que encabezan los jóvenes Matías Recalt y Enzo Vogrincic, lanzados al estrellato con este filme. Reconozco que el recurso de la voz en off, que no me suele convencer, me chirría un poco. 

El filme de Bayona plantea además debates y reflexiones interesantes. Desde luego, el debate sobre Netflix y la distribución tradicional en cines. Aunque debate creo que hay en ello, sinceramente. Esta película, con esta dimensión, rodada en español, ha podido salir adelante porque Netflix la ha producido. Eso no se puede negar, igual que es evidente que la película se sigue disfrutando en cines. Y somos muchos los que hemos preferido acudir a las salas a verla aunque tengamos suscripción en la plataforma. Las dos grandes cadenas de distribución en España, Yelmo y Cinesa, rechazaron las condiciones que imponía Netflix, que solo dejaba un par de semanas de exclusividad en la pantalla grande antes de llegar a la plataforma. No sé si se estarán arrepintiendo o no. Yo creo que lo que demuestra el éxito de este filme es que el modelo tradicional y este más novedoso son compatibles y que pretender no contar con las plataformas es intentar ponerle puertas al campo. 

Por otro lado, La sociedad de la nieve recuerda que el cine es mucho más que una industria, por supuesto, pero también es una industria. Y es marca España. Se trata de una superproducción cuyas cifras abruman y que generó 1.200 puestos de trabajos directos y 5.000 indirectos. Suelo disfrutar más de películas pequeñas e independientes, la verdad, pero más allá de mis gustos personales, es una noticia extraordinaria que en nuestro país se pueda lanzar a todo el mundo una película de semejante envergadura. 

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